“No podemos tolerar una situación en la que armas biológicas o químicas caigan en las manos de la gente equivocada”. “Hemos sido claros con el régimen de (Bachar) al Asad, pero también con otros jugadores en el campo”. “Cruzar la línea roja para nosotros significa comenzar a ver armas químicas moviéndose en el país o siendo usadas”, y traería “enormes consecuencias” de ser así —manifestó el principal inquilino de la Casa ¿Blanca? a reporteros este lunes.
Para ajustar bien los propósitos del discurso Made in USA, Michael Eisenstadt, director del programa de estudios militares y de seguridad en el Instituto Washington para la Política del Cercano Oriente, dijo el mes pasado que Damasco “probablemente tiene el programa más grande y avanzado de armas químicas en el mundo árabe”.
Muy “casualmente”, el presidente de Israel, Shimon Peres, ha dicho que su país también está preparando planes de contingencia para atacar a Siria en caso de que su nación sea amenazada.
Además, aprecio que el reporte de CNN estaba ¿obligado? a concluir significando que “Al menos nueve personas murieron en todo el país la mañana de este lunes; entre ellos dos niños y una madre en Daraa, informaron los Comités de Coordinación Locales de Siria”.
Tal situación me hizo recordar cómo la parcializada cobertura de prensa alrededor del tema Damasco me llevó a Siria No quiere Guerra; ¿y Occidente? En este minuto, lamento poseer muy pocos elementos para cambiar mi consideración.
Por tanto, me inclino a pensar que la gestión de Obama hacia la histórica convulsa zona es muy clara: Libia, ayer; y Siria, en la mirilla del Pentágono. ¡Ojala que esté equivocado!
Noel Manzanares Blanco
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