sábado, febrero 03, 2018

Los archivos del Pentágono: la ibertad de prensa (y mucho más) en juego



Reseña

En 1971 Daniel Ellsberg, que había combatido en Vietnam y que ejercía como analista del ejército de los Estados Unidos, filtró al New York Times los conocidos como “Pentagon Papers”, documentos que evidenciaban que desde 1945 los sucesivos gobiernos de Estados Unidos habían ocultado a la opinión pública las dificultades y escasas posibilidades de ganar la guerra de descolonización de Indochina, que posteriormente pasaría a ser la Guerra del Vietnam.
En junio de 1971 el Times comenzó a publicar los documentos; una orden judicial solicitada por el presidente Nixon paralizó la publicación. Mientras tanto Ellsberg los filtró al Washington Post y otros medios. La película se centra en cómo la editora del Post Katherine Graham (Meryl Streep) y el director Ben Bradlee (Tom Hanks) tomaron la decisión de publicar los documentos, a pesar de los riesgos que asumían.
Cinematográficamente la película es magnífica: las interpretaciones, la música de Williams, la ambientación que nos sumerge en los principios de los años 70, la forma tan artística y didáctica en que se muestra el proceso casi artesanal de componer cada página de un diario antes de la era digital, el ritmo clásico de Spielberg (equilibrando secuencias dinámicas de la vida pública de los protagonistas con otras más intimistas de su vida privada), los movimientos de cámara y el montaje, la riqueza de los personajes ocasionales (como la hijita de Bradlee o la joven que a pesar de ser ayudante del fiscal simpatiza con la causa del Post)…
En cuanto al contenido histórico, la película es cuestionable en algunos aspectos. Acierta en el retrato del republicano Richard Nixon como un presidente hostil a una libertad de prensa que pudiera afectar a sus intereses (recordemos además que Nixon, aunque puso fin a la guerra, lo hizo tras una escalada militar brutal sobre Vietnam y Camboya). Pero Los archivos del Pentágono se muestra demasiado comprensiva con Robert McNamara, secretario de Defensa bajo los presidentes Kennedy y Johnson, del Partido Demócrata, y uno de los principales responsables del engaño a los estadounidenses y de la prolongación de la guerra.
En el film, ante los reproches de su amiga Katharine Graham (uno de cuyos hijos había sido alistado para ir a la guerra), McNamara trata de justificar su ocultamiento de información apelando a las circunstancias del momento, como el hecho de que se aceptara de forma general la teoría del dominó (según la cual la adopción del comunismo por un país llevaría a otros países de la región a caer en un régimen similar). Aun así, la película deja margen para que cada espectador determine si los argumentos expuestos le parecen convincentes o si considerará a McNamara como uno más de los criminales de guerra que asolaron la península de Indochina.
Por otro lado, Spielberg pretende enfatizar una vez más un momento glorioso para la sociedad y las instituciones de su país, en el que la libertad de prensa venció a las más altas presiones políticas. El clímax de la película se alcanza cuando el Tribunal Supremo decide sobre si permitir al Post la publicación de los papeles o no. El resultado fue de seis votos a favor contra tres desfavorables: una holgada mayoría de dos tercios. La película destaca el voto particular de uno de los jueces, que deseó expresar cómo la libertad de prensa está firmemente asentada desde la fundación de la nación. Es uno de esos momentos emotivos característicos del cine de Spielberg en los que parece que se invita al espectador a exclamar: ¡Qué grande es la democracia estadounidense!
Pero hay que recordar que el Tribunal Supremo no siempre se ha posicionado en favor de las libertades, como muestra la película Trumbo. Algo que no sorprende si recordamos que sus miembros son elegidos de forma vitalicia por el presidente correspondiente. Es decir, que en el resultado que narra Los archivos del Pentágono hubo un componente importante de suerte; fácilmente podría haber sido de cinco votos contrarios al Post frente a cuatro favorables, por ejemplo, y entonces Spielberg se había quedado sin su historia.
Una de las secuencias memorables del film tiene lugar cuando a la salida del Tribunal Supremo un enorme grupo de mujeres (presumiblemente madres, esposas, novias y hermanas de los soldados que están muriendo en Vietnam) contempla a Graham con la esperanza de que su valiente decisión de publicar los papeles sirva para poner fin a esa absurda guerra. Pero ante esta escena uno debe recordar que el factor decisivo de las movilizaciones contra la guerra fue el sufrimiento de las familias estadounidenses, más que el horror vivido por los millones de víctimas vietnamitas, apenas presente en la película, y en gran medida silenciado en el país que lo provocó. (En Washington se encuentra el Memorial a los Veteranos del Vietnam, donde se registra el nombre de cada uno de los soldados estadounidenses caídos en esa guerra, pero por supuesto no hay ni una mención a los vietnamitas que fueron masacrados. Para más escarnio, una de las partes de que se compone se denomina Monumento a las Mujeres de Vietnam, pero está dedicado ¡a las enfermeras estadounidenses que murieron en la guerra!).
Pese a estos sesgos, el espectador crítico sacará provecho de la película de Spielberg. Al igual que Spotlight, nos permite recordar que hubo un tiempo en el que algunos grandes medios estadounidenses investigaban y sacaban a la luz informaciones que los poderes, oficiales o fácticos, deseaban ocultar. Muy poco después el mismo Washington Post pondría contra las cuerdas al propio presidente Nixon al destapar el caso Watergate.
El rechazo generalizado a Trump ha puesto en guardia a muchos sobre el peligro de que desde la presidencia del imperio se limite la libertad de prensa. El problema es que no pocos creen que estas amenazas se tratan de una novedad, cuando lo cierto es que hace décadas que los medios son simples voceros del imperialismo y de la Élite Global. Y, como recuerda el propio Ellsberg en una entrevista reciente, Obama «procesó a tres veces más personas por filtrar información que todos los presidentes anteriores juntos». De momento con sus ocho años de mandato Obama sobrepasa en guerras, irregularidades y crímenes a los cometidos por Trump en su año de presidencia. Pero en cuanto a la libertad de prensa se refiere afirma Ellsberg: «Creo que Trump va ir a por más. Va a hacer lo que Obama no hizo y directamente va a enjuiciar a periodistas», «algo que no ha sucedido nunca en nuestro país. Hemos tenido que hacer una revolución para que eso no suceda. Y todavía tenemos la Primera Enmienda, que protege la libertad de prensa en nuestra Constitución. Pero este presidente puede lograr quebrarla».
La película de Spielberg puede servir de advertencia ante esta amenaza, aunque no es previsible que haya una reacción significativa, porque hasta ahora la inmensa mayoría ha permanecido pasiva ante los avances del pensamiento único en los medios y en la política internacional. El Sistema tiene muchos mecanismos de narcotización de las masas, y la progresía tanto de Estados Unidos como del resto del mundo ha tragado y seguirá tragando la barbarie si esta viene de mano de la cara elegante y cool del Sistema (léase Clinton, Obama…). Quizá “lo bueno” de patanes como Bush o Trump es que su estilo descarado genera algunas reacciones y protestas, pero estas nunca suelen ir al fondo del asunto. Mientras tanto, el gobierno real seguirá aplicando su programa.
El principal valor de Los archivos del Pentágono es que mostrando la valentía de Ellsberg al filtrar los papeles, Spielberg nos ofrece un auténtico homenaje a los whistleblowers, los héroes que ponen en peligro su vida y su seguridad revelando información secreta que el pueblo debe conocer. La película nos ayuda a recordar a personas como Chelsea Manning y Edward Snowden, perseguidos por el gobierno de Obama por filtrar a WikiLeaks cables y documentos que revelaban acciones criminales de su gobierno en el ámbito militar y el del espionaje.

Simón Itunberri

Blog del autor: http://libertaddeconciencia.wordpress.com/2018/01/31/los-archivos-del-pentagono-la-libertad-de-prensa-y-mucho-mas-en-juego/

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