jueves, marzo 27, 2025

“Síganme que los voy a devaluar”


Hace apenas un par de semanas, Javier Milei aseguró que llevaría la cotización del dólar a 600 pesos. Su espada, Luis Caputo, le dio la derecha – dijo que no había suficientes pesos en circulación para agotar las reservas líquidas en las cajas del Banco Central. En contraste con este pronóstico enviaron un papel en blanco al Congreso para que lo apruebe como un acuerdo con el FMI. Desde que se produjeron esas declaraciones de “los economistas que supimos conseguir”, el Banco Central no se dedicó a otra cosa que, a vender reservas para contener un alza del dólar, que se disparó por encima de los 1.300 pesos. Las reservas se deterioraron en unos 3 mil millones de dólares, entre el saldo negativo de la cuenta de pagos y los gastos efectuados en los mercados paralelos. Los contratos de compra a término (‘futuros’), para abril y mayo, ubicaban al dólar entre los 1.400 y 1.500 pesos. Con las nubes de la devaluación cubriendo a las “fuerzas del cielo”, los importadores apuraron el pago de las compras externas, y los exportadores retuvieron sus excedentes en los almacenes. 
 Aunque un gorrión no hace verano, ‘populistas’ y ‘libertarios’ acabaron coincidiendo por una vez en que Argentina ha vuelto a sufrir una crisis de dólares. Pero pocas veces, esta perorata ha vuelto a ser falsa, porque el comercio exterior ha vuelto a ser largamente superavitario. Ese saldo positivo fue consumido por encima de sus cifras para el pago de la deuda nacional de Argentina, pública y privada. El excedente de 15 mil millones de dólares se escurrió en el pago de intereses y amortizaciones de capital de la deuda pública externa, en los giros autorizados de ganancias al exterior, en fletes de navegación, en turismo y en la venta de divisas en los mercados paralelos. El movimiento inverso, las inversiones extranjeras han brillado por su ausencia, a pesar de las abusivas concesiones fiscales y crediticias que aprobó el Congreso nacional. La especie de “la falta de dólares” que alega el medio pelo de la política y la academia oficiales, simplemente apunta a ocultar la dependencia financiera histórica, crecientemente agravada, de la burguesía y el Estado nacional. Las tenencias financieras en el exterior, de parte del capital nacional, que es equivalente al total de la deuda pública, es un mecanismo para transferir el pago de esta deuda al conjunto de los asalariados.
 La remanida tesis de la falta de pesos para alterar la cotización del dólar, es otro proceso de desinformación. Tiene el propósito de validar otra tesis falsa, que es la ausencia de emisión monetaria. Los bancos y fondos comunes tienen depósitos en pesos y divisas por el equivalente a 100 mil millones de dólares – suficientes para hacer volar el mercado de cambios y desatar una crisis bancaria y financiera. El superávit del comercio exterior fue adquirido por el Banco Central con pesos, que enseguida se distribuyó entre el sistema bancario y la deuda doméstica del Tesoro. El gobierno de Milei y Caputo, con el invalorable aporte del Congreso que, de nuevo, “supimos conseguir” simplemente ha armado un esquema Ponzi, que paga deudas con mayor endeudamiento. Este esquema se encuentra concatenado a la expectativa de que Argentina se convierta en el Qatar de Sudamérica con los RIGI para Vaca Muerta. Los libertarios se han gastado por anticipado un proyecto relativamente incierto para el mercado de gas y petrolero, y dañino para la industrialización. En el caso de la soja, al menos, el futuro glorioso de los precios altos duró alrededor de una década y es seguido por una fase de desinversión. 
 La camarilla oficial sale a pedir el bote salvavidas al FMI, con una mochila de 45 mil millones de dólares de deuda, para lo que se necesita un carguero. Los vencimientos de semejante hipoteca se distribuirían hasta los años 40. Argentina se pone al frente de una innovación que viene entusiasmando al mundo entero – el recurso a la deuda centenaria o perpetua. Es lo que está mascullando Donald Trump para salvar a la monumental deuda pública norteamericana y al mismo dólar – la divisa que funciona como equivalente monetario a nivel mundial. Pero la salida que, incluso para Estados Unidos, podría señalizar un derrumbe internacional, para Argentina equivale a una dependencia financiera que provocaría corridas cambiarias y bancarias cada cinco años. 
 Pero tampoco son necesarias las proyecciones futuras para advertir que el acuerdo con el FMI podría precipitar otra crisis a corto plazo. De acuerdo a las informaciones conocidas, no están decididos los montos del préstamo, las cuotas de entrega, ni el ‘precio’ próximo de la divisa. La devaluación amenaza quebrar el mercado doméstico de deuda, que es en pesos el equivalente a 140 mil millones de dólares. Por eso Caputo ha ofrecido en el día de hoy, jueves 27, títulos indexados al dólar, para que los vencimientos de hoy no vayan al dólar. Pero la indexación cambiaria en medio de una crisis cambiaria, es una garantía cuestionable. En cuanto a la deuda externa en dólares, similar en valor a la doméstica, disminuirá el valor en dólares del superávit fiscal (ficticio), dificultando el pago de los intereses de la deuda pública. Lo único seguro del nuevo acuerdo con el FMI es que la poda de las jubilaciones y los servicios sociales será mayor a la actual. Milei se va a poner ´más pesado´ en cuanto a derechos constitucionales. 
 Tomada en su conjunto, la crisis de deuda afecta a toda la economía internacional, incluidas las instituciones encargadas de su regulación. El capital no va a escapar de la crisis a través de los laberintos en negro del bitcoin, porque su solvencia es inferior a la del sistema internacional. El no pago de las deudas públicas financieras está a la orden de las reivindicaciones políticas. La bancarrota financiera es la expresión ‘en vivo´ de un sistema económico en disolución y de un modo de producción social definitivamente agotados.

 Jorge Altamira 
 27/03/2025

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