martes, julio 29, 2025

El gobierno liberticida y la falsa baja de la pobreza


Milei fragua las estadísticas. 

 En la red X -ex twitter- el presidente Javier Milei extendió a todos sus críticos el término “mandriles”, la forma peyorativa que usa para referirse a los defensores de las políticas económicas del peronismo-kirchnerismo. Usando este término dió el anuncio de otra baja de la pobreza: “¡Mal día mandriles! La pobreza cayó muy fuertemente. La baja de la inflación, el crecimiento del nivel de actividad y las políticas que ha impulsado el Ministerio de Capital Humano han sacado de la pobreza a más de 8 millones de personas”; lo mismo fue repetido por la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello, en una cadena de entrevistas radiales. 
 Diferentes medios reflejaron dudas respecto a las inconsistencias que hay detrás de los números de pobreza agitados por el presidente. Este problema con las estadísticas liberticidas fue alertado a principios de este año, días en que el gobierno colocó con fuerza las cifras de pobreza como indicador del éxito económico de su gestión. 
 La secuencia fue la siguiente, al final del 2024 la pobreza según el INDEC fue del 38,1%, una baja respecto al 56% que arrojó la devaluación mileista de diciembre del 2023 y el 53% del primer semestre del 2024. Este descenso desde el pico devaluatorio es mentiroso, incluso en los términos de una desaceleración de la inflación, ya que las mediciones del INDEC están distorsionadas por una desactualizada canasta familiar que no pondera el peso de los aumentos en los servicios afectados por los tarifazos. Para dar solo un ejemplo, este mes de junio subieron los gastos en educación 3,7%, alquileres 4,1%, agua, electricidad y otros combustibles 2,8%, recreación 2,5% y salud 2,2%. 
 El redoble de esta metodología llevó al INDEC a anunciar el 31,7% de pobreza para el primer trimestre del 2025. El número contrasta fuertemente con los índices medidos por otras entidades, como es el caso de la UCA que arroja una pobreza del 47%, pero también contrasta con lo que llaman pobreza multidimensional. Que toma en cuenta factores como la actividad económica, la inseguridad alimentaria, el desempleo, el acceso a la salud, la educación, vivienda y cloacas; una estadística que va de la mano del censo poblacional que cada 10 años suma datos que complementan los estrictamente monetarios y de ingresos. 
 La realidad es que ni la pobreza medida en función de la evolución de la canasta básica, ni medida de alguna otra forma, muestra una evolución positiva en la Argentina. Incluso dando a favor del gobierno la salida del pico de pobreza del Rodrigazo realizado por el propio Javier Milei al comienzo de su gobierno. Ni Guillermo Moreno en la cúspide de su alteración del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en los años 2006 y 2007 se animó a “sacar” de la línea de pobreza ni a 8 millones ni a 5 millones de habitantes. 
 Pero hay un problema más con el planteo mileista de las estadísticas de pobreza, la relación entre la pobreza por canasta y la multidimensional. Esta relación muestra un porcentaje muy importante de la población (algunos especialistas la colocan en el 30%) que se encuentra permanentemente en condiciones de necesidad. Esta pobreza estructural, es resultado de las condiciones sociales en la que las familias trabajadoras se tienen que desenvolver y aquí se incluye desde la salud, la educación, situaciones de vivienda y socio-ambientales hasta y, cada vez con más peso, las paupérrimas condiciones y de derechos laborales que van desapareciendo aceleradamente. 
 Una masa de pobres, que desde el Rodrigazo de 1974 pasando a la dictadura, desde las hiperinflaciones de 1989 a la desocupación masiva de los 90s y el derrumbe económico del 2001 se fue consolidando bajo la premisa de la destrucción sistemática de sus condiciones de vida. Un segmento de la población para las que sus graves condiciones de pobreza no son alteradas por una mejora circunstancial de ingresos y una mejora de infraestructural puntual de carácter barrial o provincial.

 Recesión, importación y despidos

 La contracara de este embuste estadístico de la camarilla financiera de Milei-Caputo, son los datos de actividad económica imposibles, donde 12.250 empresas pymes cerraron definitivamente desde diciembre del 2023 (Observatorio IPA). Una estimación moderada, sólo en el comercio minorista fueron 16.000 los que cerraron según sus propias entidades y uniones. Esto lo refleja la propia ARCA que dice que los establecimientos formales pasaron de 112.000 a 96.000. Las ventas siguen cayendo, empresas medianas llevan el -0,7% este abril y sumado los negocios de cercanía (almacenes) llevan un retroceso de -20% interanual.
 La política económica recesiva se empieza a morder la cola y ahora la caída del consumo profundiza la crisis laboral. Los cierres y suspensiones en fábricas dieron paso a despidos y reducciones salariales que atraviesan el conjunto de la industria. Como es el caso de Lumilagro que pasará a importar el 60% de sus termos desde Asia y reducirá su producción local despidiendo a 130 trabajadores, el 65% de su plantel. En una relación directamente proporcional. Otras, como Carefree en Pilar pasarán a importar su producción desde Brasil, estas noticias de impacto se suceden todas las semanas. 
 En sectores como el turismo y la gastronomía, la caída por ser Argentina cara para los visitantes extranjeros es de reservas para estas vacaciones de invierno al 50%. Todos los observadores hablan de la paradoja de un país caro para comprar bienes, servicios y alimentos de consumo diario pero que tiene el salario mínimo más bajo de la región sólo por encima de República Dominicana y Venezuela. Los capitalistas aducen que no pueden seguir sosteniendo la situación y alertan que rápidamente todo se reconvertirá hacia una importación creciente como ya sucedió en la industria textil.
 La seguidilla de dislates y provocaciones de Milei, no quedó en la cuestión de la pobreza, tras anunciar un nuevo veto afirmó que “las jubilaciones vuelan”. Hoy una jubilación mínima sin bono tiene el monto de $309.000, acá el hilo de enemigos jubilatorios va hacia atrás desde Alberto Fernández, Mauricio Macri hasta Cristina Kirchner vetando el 82% móvil. 
 Vale preguntarse, ¿estarán incluidos los 6 millones de jubilados y pensionados de Argentina entre los millones de afortunados que Milei dice haber sacado de la pobreza? Este semestre si se incluye la vivienda, una jubilación con bono no llega a un tercio de lo que necesita un jubilado para vivir. Cuando a este panorama se le suma el problema de los medicamentos, el gerontocidio es muy marcado, con el cinismo agregado de que los muertos no figuran nunca en las estadísticas de pobreza e indigencia. 
 Cuando se mira que a pesar de los aumentos en la AUH y la Tarjeta Alimentaria el 75% de los niños y adolescentes son pobres, hasta cronistas de derecha reflexionan si es posible que resista el país la senda de seguir retirándose la asistencia a niños y adultos mayores. 
 En lo inmediato, con la contundencia de los datos y la obvia persistencia de la pobreza, el embuste estadístico del gobierno no logra el objetivo más importante: convencer a los trabajadores de que la baja de la inflación llevará a una mejoría en el consumo de las familias. 

 Leonardo Perna
 29/07/2025

No hay comentarios.: