El colapso de la coalición de gobierno se produce cuando a principios de 2026 se realizarán las elecciones para las alcaldías y, luego, la elección presidencial. El reclamo de la oposición va desde la disolución de la Asamblea, levantada por Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen hasta la renuncia presidencial por parte de La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Melenchon. El Partido Socialista (PS) y el Comunista (PCF) -formalmente socios de LFI en el Parlamento- han tomado distancia de esta posición. Olivier Faure, secretario general del PS, saludó a Lecornu a través de X (ex Twitter) y viene insistiendo en la necesidad de un gobierno de cohabitación para estabilizar el país. El PCF ha emitido una posición a través de la CGT -la segunda organización sindical más grande del país- denunciando a Macron “por optar por el caos institucional” y reclamando “una salida urgente a la situación”. Las negociaciones entre los bloques políticos y el gobierno están bloqueadas. En la Central Patronal (Medef) se baraja la opción de un gobierno de la ultraderecha.
Mientras tanto, las huelgas y movilizaciones del 10 y 18 de septiembre y del 2 de octubre fueron caracterizadas “como un evento nunca visto”, por parte de la CGT, con la perspectiva de obtener concesiones de parte de Macron, con el objetivo de “evitar una crisis de régimen”.
El debate político gira en torno al Presupuesto 2026, para reducir un déficit de 45.000 millones de dólares, que permita incrementar decisivamente los gastos de la guerra de la OTAN contra Rusia. El rechazo al ajuste y a la guerra es total en Francia; Macron cuenta con un 17 % de aprobación.
La oposición de extrema derecha no quiere un adelanto de las elecciones presidenciales a la espera de la apelación de un fallo contra la inhabilitación que pesa sobre Le Pen para ocupar cargos públicos. Le Pen se ha mostrado partidaria de un ajuste más brutal contra los trabajadores; denuncia al gasto público como “tóxico”. El PS disimula su apoyo al ajuste con un reclamo de un impuesto extraordinario a las muy grandes fortunas. LFI denuncia que el déficit fiscal simplemente no existe y que es un invento de la burguesía para proceder a un ajuste. En las últimas movilizaciones, los dirigentes del PS fueron abucheados y silbados al grito de traidores, en París y otras importantes ciudades. El ajuste de los últimos años es uno de los más brutales en la historia francesa reciente.
Joaquín Antúnez
06/10/2025
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