martes, octubre 07, 2025

Marruecos: la juventud se levanta contra la pelota manchada


La Monarquía marroquí invierte millones en estadios mientras desfinancia la salud y la educación. Una semana de intensas movilizaciones ha sacudido al Reino de Marruecos. Un grupo juvenil, denominado GenZ212, ha irrumpido en las calles a través de diversas convocatorias en las principales ciudades del país -como Rabat, la capital, y Casablanca-. La chispa que encendió la pradera fueron los exorbitantes gastos anunciados por el gobierno para financiar la construcción y remodelación de estadios de fútbol para la cita mundialista del 2030, que será organizada en conjunto por Portugal, España y Marruecos. 
 El contraste entre los gastos millonarios y el desfinanciamiento de la educación y la salud pública fue el eje de las movilizaciones, aunque rápidamente las consignas y reivindicaciones se extendieron más ampliamente. Desde el reclamo por una mayor libertad de expresión y de organización política hasta los reclamos por los problemas estructurales, como el desempleo juvenil que alcanza más del 35 % en menores de 25 años, según cifras oficiales. En diversas entrevistas, los jóvenes -incluso egresados universitarios- denuncian una situación brutal, sin posibilidad de desarrollo personal y profesional posible.
 El principal episodio se dio en la noche del miércoles 1 de octubre, cuando tres manifestantes resultaron abatidos a tiros por la policía, que emitió un comunicado responsabilizando de la situación a los propios manifestantes. Los jóvenes de Agadir, una ciudad del sur del país, habrían intentado asaltar un puesto de gendarmería para hacerse de las armas y combatir la represión policial en mejores condiciones, siguiendo la actitud de la juventud nepalí e indonesia. En la tarde del viernes 3 de octubre, el principal clérigo de la ciudad condenó a los manifestantes y les recordó que protestar es legítimo, pero el Corán prohíbe la violencia. Sin embargo, la violencia emana para toda una generación de marroquíes desde las entrañas del Estado y contra esas instituciones se han levantado y movilizado. 
 El conjunto de los medios internacionales coincidió en ubicar a estas manifestaciones como las más importantes desde la Primavera Árabe del 2011, en la cual el Reino se había comprometido a aumentar la libertad política, promesa que no ha cumplido. La situación social de los trabajadores ha empeorado notoriamente desde aquellas manifestaciones.
 La represión ha sido brutal, a los tres asesinados por la policía se suman más de 400 detenidos, en un informe dado por el Ministerio del Interior, bajo acusación de llevar a los jóvenes ante los tribunales y exigir condenas ejemplares, entre ellas, la cadena perpetua. El primer ministro, el conservador Aziz Akhannouch, aseguró que recibirá a los manifestantes para conversar sobre posibles reformas. 
Los manifestantes respondieron exigiendo su dimisión. El movimiento se ha extendido a las hinchadas, que aseguran que se negarán a asistir a los partidos que se disputen en los nuevos estadios. Esta iniciativa es encabezada por la hinchada del principal equipo de fútbol del país, el Raja Casablanca. Las manifestaciones encabezadas por la juventud se han reiterado en múltiples países y latitudes, desde Asia hasta América Latina, incluyendo Europa y África. La juventud en Madagascar obligó a la renuncia del gobierno tras no dar respuestas por las terribles inundaciones que azotaron al país insular. La tenacidad y la fuerza a repetición de estas movilizaciones encabezadas por una nueva generación de trabajadores exponen la debacle del capital, en momentos que se emprende a una nueva carnicería mundial. En esa contradicción surgen los prolegómenos de una etapa revolucionaria. 

 Joaquín Antúnez
 05/10/2025

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