La “primera fase” incluye el anuncio del fin de la guerra; la liberación de los rehenes israelíes y de 2.000 prisioneros palestinos en las próximas 72 horas; la autorización del ingreso de ayuda humanitaria coordinado por Naciones Unidas y la retirada del ejército israelí a la llamada línea amarilla, la primera de las tres propuestas en el plan original de Trump.
En una entrevista con Fox News, Trump contó que Netanhayu le había dicho: “No me lo puedo creer, ahora todo el mundo me quiere" y que el republicano le respondió: “Más importante, ahora todo el mundo quiere de nuevo a Israel”. Difícil. El comunicado oficial de Hamas, en cambio, es la escueta respuesta “del movimiento y otras facciones de la resistencia palestina” a un “acuerdo” que es un ultimátum del imperialismo. Más allá de los agradecimientos a Trump y a los mediadores, Hamas saluda al “orgullo, heroísmo y honor sin igual al enfrentarse a los planes de la ocupación fascista” contra los palestinos de los territorios y de la diáspora que, dice, “frustraron los planes de la ocupación de sometimiento y desplazamiento”. Y afirma: “Los sacrificios (…) no serán en vano, nos mantendremos fieles al pacto y no abandonaremos nuestros derechos nacionales hasta que se alcance la libertad, la independencia y la autodeterminación”.
El comunicado pone el foco en dos principales preocupaciones: quién garantiza que Netanyahu no ordenará retomar los bombardeos una vez entregados los rehenes y hasta dónde se retirarán las tropas israelíes (EP 9/10).
Si bien voceros de Hamas anunciaron que Israel se retiraría de los territorios, Netanyahu ha repetido que el ejército permanecerá en un perímetro a definir. La propuesta de Trump contenía mapas que mostraban las líneas de retirada israelíes, “pero estas parecen haber sido modificadas en el transcurso de las negociaciones”. (NYT 9/10).
Los familiares de los rehenes en Israel festejaron el acuerdo mientras que el ala de los colonos en el gabinete anunció que votará en contra. Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, dijo que Hamás debe ser aniquilado inmediatamente después de la entrega de los rehenes.
En una segunda fase del plan, se discutirá la desmilitarización de Hamás y Gaza; que los palestinos que se marcharon durante la guerra, incluidos los miembros de Hamás, tengan la opción de regresar; y la creación de un comité tecnocrático temporario que se encargaría de los servicios públicos, supervisado por un Consejo de Paz, dirigido por el propio Trump y el ex primer ministro británico Tony Blair.
En el anterior cese del fuego, Israel se retiró cuando comenzaba la segunda fase y debía retirar sus tropas. Trump, el supuesto garante, lo celebró. En El Líbano ya lleva casi mil incidentes de violación del alto el fuego.
Hamás ha dicho, de diversas maneras, que no entregará sus armas. “Netanyahu lleva mucho tiempo insistiendo en que no aceptaría un acuerdo en el que Hamás se negara a desarmarse pero la milicia palestina ha rechazado públicamente esas exigencias”. Algún vocero especuló extraoficialmente que tal vez entregaría algunas armas, pero nunca las defensivas. “La primera fase podría acabar siendo la última, dejando el panorama a largo plazo tan confuso como siempre”, especula Haaretz.
El actual acuerdo entrará en vigor 24 horas después que lo avale el Parlamento sionista, según Tal Heinrich, portavoz de la Oficina del primer ministro. Israel se reservó el derecho de elegir a los palestinos que liberará y Heinrich agregó que entre ellos, una vez más, no estará el más respetado de los prisioneros, que supera dos décadas en prisión, Marwan Bargouthi. Bargouthi, dirigente de Al Fatah y líder de la Segunda Intifada, es considerado un héroe nacional, capaz de unir a todas las facciones palestinas y ser el candidato de consenso que suceda a Abu Mazen. Altos funcionarios israelíes han apoyado anteriormente su liberación. El año pasado, el ex jefe del servicio de seguridad Shin Bet, Ami Ayalon, declaró a Haaretz que Barghouti es «el único líder palestino que puede ser elegido y liderar un liderazgo palestino unido y legítimo» (Reuters 8/10).
Los palestinos intentaron asegurar su liberación muchas veces. Israel lo mantiene aislado en distintas cárceles de máximo rigor, y solo cada varios años autoriza a difundir alguna fotografía. En la última, reciente, se lo veía muy desmejorado mientras era hostigado por el canalla del colono genocida Itamar Ben Gvir.
Respecto de la situación de los presos palestinos, la jurista Francesca Albanese declaró ayer que “mientras todo el mundo habla de los 50 rehenes israelíes retenidos por facciones palestinas, los rehenes palestinos siguen muriendo en las cárceles israelíes: Ahmad Khdeirat, 24, murió en la prisión de Negev, donde estaba detenido sin cargos desde mayo de 2024”. Con él, son 78 los palestinos que mueren bajo custodia israelí desde el 7 de octubre”.
La CNN informó que los sionistas tampoco están dispuestos a devolver los restos de Yahya y Mohammed Sinwar, comandantes de Hamas asesinados en Gaza.
Mientras tanto, los tanques y drones israelíes siguen bombardeando y ametrallaron a los palestinos que esperan el cese del fuego para volver a sus hogares, al Norte. Y en Cisjordania se vive una jornada de terror, con colonos custodiados por el ejército que ocuparon cinco aldeas y quemaron los olivares, en plena época de cosecha. Hebrón directamente fue cercada por el ejército.
El alto el fuego liberará a los rehenes, “pero sin una hoja de ruta para el futuro de Gaza —sus fronteras, su liderazgo o su reconstrucción— corre el riesgo de convertirse en otra tregua efímera en un conflicto sin final a la vista”, anticipa Haaretz. Que dos años después estos temores sigan vigentes es la prueba de que el “quinto ejercito del mundo” ha podido matar decenas de miles de personas, incluidos más de 20.000 niños, destruir escuelas, hospitales, rutas, pero no ha logrado quebrar a los palestinos ni a sus organizaciones.
Olga Cristóbal
09/10/2025
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