lunes, octubre 11, 2010

La Integración Mundial, última etapa del capitalismo


Tampoco afirmamos que la tendencia a la integración mundial capitalista sea la descolonización, sino la modificación del actual sistema colonial, es decir la sustitución de un sistema colonial por otro sistema colonial, en el que el país dominante cede en un aspecto —el político— para ganar en otro —el económico—.

[Silvio Frondizi: "La integración mundial, última etapa del capitalismo" Praxis, Buenos Aires, 1954]

El excelente artículo de Raúl Zibechi para La jornada "Sudamérica para los sudamericanos" que se reproduce también aquí, en La Fogata, me inspira para retomar este tema del harto evidente cambio en el imperialismo.
Durante la reciente insubordinación de la policía en Ecuador, ciertos grupos de izquierda hipertradicionales, gritaban la novedosa consigna "Fuera Yanquis de Ecuador", al menos que se refirieran al personal de la Embajada, o a empresarios, no nos imaginamos de quiénes estaban hablando. Suponemos que no de los turistas que son la moda en Buenos Aires y no sólo por la boutiques de la Recoleta, pero que sobre todo son muy deseados en todo el mundo, incluso en…Cuba, porque por lo general se trata de muy buena gente y muy compradores, los turistas norteamericanos, digo.
En efecto: Zibechi apunta muy atinadamente varias novedades en este tipo de crisis: Una. La respuesta fulminante de UNASUR. Otra: que la región ha ido tomando forma propia. La tercera, la tardía reacción de la Casa Blanca. O sea que en adelante las crisis regionales serán resueltas en la región. Apunta que fue el entorno de Lula el que percibió con nitidez que no se trataba de un golpe de estado por exacerbada y desmedida que fuera la protesta policial. Por eso la buena noticia es que sudamérica es para los sudamericanos. Sin embargo esta imperdible nota finaliza advirtiendo que "la tentación de gobernar para la población pero sin ella, taponando las críticas con discursos, es pan para hoy y desamparo para mañana".
Está claro que estos gobiernos, aún los más avanzados, administran modelos productivos en diversas fases de desarrollo que se fueron constituyendo en parte objetiva del Imperio, y cuyo carácter imperial no está dado por cada gobierno en sí, sino por el grado del desarrollo capitalista. En ese sentido Brasil está a la cabeza y Argentina tiene un lugar relevante. A veces se dice que estos gobiernos se han hecho cargo de administrar el llamado post-neoliberalismo, el que no parece ser un "progreso" sobre la crisis del neoliberalismo, sino una vuelta más en el proceso de superación del imperialismo en el sentido que Lenin lo definió en su momento. Digamos mejor que todo parece indicar que estamos en pleno proceso de integración mundial del capitalismo, o sea que el imperialismo dejó de ser "nacional" opresor de naciones, para estar repartido por todo el mundo, incluso en casa.
En nuestra casa ya no es más la vieja oligarquía terrateniente, socia menor del imperialismo, sino la gran burguesía agraria, la de industria extractiva y parte de la industria tradicional, en especial la de automotores. Esos capitales internacionales, o sea como entes , como capitales no tienen patria, pero sí tienen dueños, varios de ellos argentinos nativos con pasaporte argentino. Ese conjunto de intereses monopolista constituyen el modelo productivo dominante en el país, y que domina por simple peso económico, impulsado inicialmente por el ex presidente Menem, continuado por la llamada Alianza y hoy administrado por la Presidenta Cristina Fernández, luego de algunos ajustes posteriores a la crisis del 19-20 de diciembre.
La izquierda tradicional no puede, no quiere ver estos cambios, porque siente que se le mueve el piso ante estas observaciones de la realidad o la afirmación de Antonio Negri que el imperialismo se transformó en Imperio. Ya hace más de 50 años, Silvio Frondizi escandalizó al PC con un afirmación parecida. ¿Por qué se escandalizan? ¿Por dogmatismo?. Si es también por dogmatismo, pero esta es una explicación casi moralista. Creo que hay una razón mucho más materialista. Aceptar estos conceptos significa trasladar el eje de la contradicción fundamental supuestamente de "imperio - nación" al eje "burguesía - proletariado" o sea a entender que el enemigo principal y concreto está entre nosotros vive al alcance nuestro.
Que coincidencia, Silvio Frondizi fue propiciador de la nueva izquierda que se lanzó a un proyecto clasista de toma del poder en Argentina y Sudamérica, incluyendo formas de lucha armada; y Antonio Negri lo fue en Italia. Mientras tanto la izquierdas tradicional y sus intelectuales halógenos nos acusaban de "foquistas", "pequeña burguesía desesperada" "revisionistas" "proyanquis" , mientras ellos se la pasaron décadas cascoteando la embajada de los EE.UU. y decidiendo por cuál de la fracción de la "burguesía nacional" votaban y siguen votando.
¿Cómo es eso? Pues sí señores, a los eternos defensores de la "teoría de la dependencia", de "la cuestión nacional", los viejos admiradores de la "burguesía nacional", los que todavía continúan chicaneándonos por nuestro "europeismo", clasista, el que supuestamente no nos habría permitido entender que el nacionalismo es progresista en las colonias. Si, a ellos les resultó muy fácil la "lucha antiimperialista", lo mas difícil fue llegar hasta la Embajada, para cascotearla, nunca fueron capaces de siquiera tirar una bombita de alquitrán en territorio de los EE.UU. (los nacionalistas vascos, por lo menos intervienen en Madrid)
Pero si ahora descubren que es posible de emprender la actual lucha antiimperialista en la parte del Imperio que está aquí, al alcance de nuestras manos, que no son "extranjeros" son argentinos y cristianos…caramba, eso les hace ver que no lo podrán resolver con ordenadas marchitas protegidas por la policía puesta por el gobierno nacional y popular. Mucho menos lo van a resolver manteniendo fidelidad a los supuestos "representantes de la burguesía nacional" que hoy administran esta parte del Imperio. O sea los gobiernos actuales que intentan "gobernar para la población… pero sin ella", porque si gobernaran para la población deberían romper con el Imperio, es decir con los agronegocios, la industria extractiva y la industria automotriz, al menos.
Claro, claro, ocurre que estos nuevos gobiernos no sólo garantizan la libertad política, sino que hasta la financian con diversas formas de contención social, sostenidas con parte de las "retenciones" (¿se preguntó alguna vez porque este término para reemplazar a la vieja palabra "impuesto")
Para redondear: no se trata de juzgar el compromiso y las intenciones de estos gobiernos, en algunos casos, como el de Uruguay, claramente de izquierda y hasta buena gente. Se trata de que los marxistas, insisto, al menos los marxistas, aquellos que seguimos sosteniendo que la sociedad no se divide en naciones, sino en clases sociales, veamos que los cambios que están a la vista, es decir esta saludable "independencia" de Sudamérica, donde conviven gobiernos tan dispares como Colombia y Brasil, o Perú y Bolivia o Argentina y Chile, dejan demostrada que la contradicción principal no es imperio-nación, sino burguesía-proletariado. Dicho más claro, a riesgo de redundar. Para nosotros, los humildes, los asalariados, los pobres del campo o la ciudad, el explotador directo es el gran burgués, el gran empresario con pasaporte argentino.
Eso significa revisar a fondo nuestra línea de la lucha por la emancipación social. Significa ponernos al frente del deber de cada generación, esto es, de actuar fiel al mandato de cada época. Y pareciera ser que la nueva época se vislumbra como un saludable retomar los fundamentos más sólidos de la teoría de la lucha de clases.

Luis Mattini

04/10/2010

No hay comentarios.: