lunes, marzo 28, 2011

La responsabilidad de Gadafi en el avance de la OTAN


1. La pregunta impronunciable

Leer hoy día a la mayoría de los comentaristas y políticos de izquierda sobre la intervención de la OTAN en Libia es, esencialmente, una pérdida de tiempo. Sustituyen el análisis con sus lamentaciones sobre el cinismo del imperialismo, que solo quiere el petróleo y que después de Libia siguen Siria, Irán y Venezuela. Afirmar esto es tan trivial como afirmar que el sol “desciende” al atardecer. Sin embargo, la interminable repetición de esa verdad trivial les permite omitir una pregunta que es decisiva para la Izquierda y la lucha de clases: ¿Cuál es la culpa de Gadafi de que la OTAN hoy domina el país?
Dicho en forma general: ¿Cuál es la responsabilidad de los líderes históricos en el fracaso de los procesos revolucionarios? Por ejemplo: ¿del Buro Político del Partido Comunista de la URSS en los 37 años de estancamiento post-stalinista y el colapso final? ¿de Kim Yong Il en la petrificación del stalinismo en Corea, su estancamiento económico y el apoderamiento dinástico-familiar del poder político?

2. La responsabilidad de los líderes en los triunfos imperialistas

La responsabilidad de Gadafi en el avance imperialista actual se puede formular en una frase: habiendo tenido el poder político-militar absoluto y una riqueza económica desproporcional durante 42 años (¡!), ha sido incapaz de integrar el país en un sólido bloque de poder nacional, capaz de resistir al imperialismo. No ha logrado integrar a la juventud libia ni a la región islamista oriental. La razón de este fracaso---que ha permitido la actual intervención imperialista---es la falta de democracia y participación de los ciudadanos en los asuntos públicos de la nación. Restringiendo el poder y la conducción pública a un aparato monopólico, el sistema y sus líderes perdieron su capacidad de evolución. Cuando cambió el entorno, ambos se hundieron.
Este fue el caso del Socialismo del Siglo XX: la transición del vertical modelo stalinista al democrático Socialismo del Siglo XXI nunca funcionó. Para el mundo árabe, el régimen sirio del Partido del Renacimiento Árabe Socialista(Baath), que actúa bajo la consigna “Unidad, Libertad, Socialismo”, ilustrael problema. Desde que llegó al poder en un golpe de Estado en 1963, ha mantenido a la población durante 38 años bajo estado de sitio (¡!). Ahora, al igual que Gadafi, Saddam Hussein y Mubarak, Bashar al-Assad ---“el hermano humanista y socialista”, como dice Hugo Chávez---pagará el precio por su inmovilismo, porque el descontento interno y la subversión imperialista no le permitirán una transición exitosa a un régimen más fuerte, por ser más popular y participativo.

3. La soberbia de los líderes

La culpabilidad histórica es de esos líderes y colectivos (partidos, guerrillas, facciones) que encabezan procesos de transformación democratizadores, para después sacralizar de inmediato el “nuevo orden” que generan, y en el que nada puede modificarse sin su beneplácito. No se les ocurre que tienen que renovar su legitimidad constantemente. No se les ocurre, que su reclamo a ser legítimos detentores del poder de la nación por un hecho fundador revolucionario de hace medio siglo, se convierte en ritual hueco ante las nuevas generaciones. Y menos se les ocurre que la evolución los liquidará por ignorantes o soberbios ante las leyes de la historia.

4. La culpabilidad

En derecho penal, el concepto de culpa implica una conducta que por imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de normas existentes genera un daño, que era previsible y evitable. Este es el caso de Gadafi, Saddam, Noriega y de los regímenes caídos o en crisis del Socialismo del Siglo XX. La norma que desconocieron no es una ley del derecho internacional o un precepto de la ética política. Ambos son de poca importancia real en el quehacer de las naciones. Su culpa consiste en desconocer la ley de la evolución del universo. Piensan que en un cosmos en constante movimiento y, por lo tanto, cambio, pueden permanecer en el inmovilismo, petrificando y sacralizando su modelo original de dominación que instauraron cuando tomaron el poder. Una conducta de suprema ignorancia o soberbia.

5. “Asumo la responsabilidad”

Cuando tienen que admitir algún error grave no dicen más que un retórico mea culpa o unretórico “Asumo la responsabilidad”. De hecho, no asumen su responsabilidad política que consistiría en explicar ante las masas el por qué de sus errores. Porque sólo de esta manera los ciudadanos podrían aumentar su nivel de conciencia. Y, tampoco, hay sanciones para ellos, sino solo para los subalternos. Esos subalternos responsables frecuentemente son llamados por los líderes “la burocracia”. Lo que callan es que la burocracia estatal, civil y armada, es generalmente su principal bastión de poder y que ellos, como Jefes del Estado, son responsables de ella. Y si no pueden controlar o cambiarla, deberían dimitir.

6. Gadafi y la Izquierda idolatrante

Los líderes son necesarios en determinados momentos de la historia. Lo que no es necesario, sino patológico y reaccionario, es la subordinación mental de las masas ante ellos, sus mandarines políticos y sus chamanes ideológicos. La Izquierda idolatrante y oportunista que les rinde culto a la persona y al poder, es corresponsable de las derrotas como la de Gadafi, porque sustituye el análisis crítico por el newspeak de los líderes. Cuando sus triunfalismos se caen en pedazos ante las bombas de la OTAN, solo saben repetir las trivialidades sobre la maldad del imperialismo. Asumen el papel de los curas. Todo lo que está mal en la maravillosa creación del Señor es la (imprevisible) obra del Diablo.
Sin embargo, nada en la destrucción de Gadafi era imprevisible. De hecho, su capitulación data de diciembre del 2003, cuando renunció al desarrollo nuclear, entregó el petróleo y se volvió colaborador del Mossad, de la CIA y del MI-6. Y los fascistas gringos con sus colaboradores sionistas ya habían publicado en 1997 a través del Project for a New American Century (PNAC), cómo iban a reordenar el mundo oriental desde Marruecos hasta el Hindukush. Con el fraude electoral de Bush (2000), ese proyecto hegemónico global se hizo política oficial del Imperio, y el ex Director de la CIA, James Woolsey, lo explicitó aún más en 2003, cuando configuró “La Cuarta Guerra Mundial”.
Las descabelladas propuestas de Gadafi, de enero a marzo del 2009, para salvar su pellejo mediante la movilización del pueblo, fueron paradas por su propia clase política. Era too little to late, como dicen los gringos. De todas formas, estaban tan fuera de la realidad como las propuestas del dinero comunaly de las Comunas, del Presidente Hugo Chávez, y sólo hubieran llevado a un desastre mayor si se hubieran realizado.

7. Marx y los líderes

Ante esa idolatría de los líderes, que es una actitud absolutamente contrarrevolucionaria, hay que recordar la caracterización que hizo Marx de ellos y de su papel en el proceso histórico. Para Marx, ellos no eran más que Zufaelligkeiten: casualidades o eventos aleatorios (al azar).
¡Qué tan lejos está la Izquierda actual de la lucidez teórica de los próceres!

Heinz Dieterich

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