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sábado, febrero 25, 2012
Teresa Rebullí, la canción del POUM
De alguna manera, la historia sigue viva por más que el franquismo trató de sepultarla. Permanece el aliento de los que la vivieron, y se transmite a través de aquellos que sin vivirla directamente, la tocamos con las manos
De alguna manera, la historia sigue viva por más que el franquismo trató de sepultarla. Permanece el aliento de los que la vivieron, y se transmite a través de aquellos que sin vivirla directamente, la tocamos con las manos. Creo que ese fue el sentimiento que nos embargo en las jornadas organizadas por la Fundació Andreu Nin (FAN), el pasado 4 de febrero de 2012, en La Jonquera y Agullana.
No fueron suficientes las advertencias de frío polar (y de la tramontana, que más que el viento) efectuadas desde los medios informativos marcados por la filosofía de Felip Puig. Había calor entre el amplio grupo congregado para la inauguración de la exposición “POUM 75 Anys d´Història” que sigue su itinerario por tierras catalanas. Se sintieron con atención las conferencias de Pelai Pagès que enmarcó los contenidos de la exposición, y de Andy Durgan; que nos explicó la importancia que llegó a tener el POUM en las comarcas gironinas. Por la tarde fue en Agullana, un pueblo de enorme tradición obrerista que durante “la revolució” tuvo un alcalde del POUM, y que y que, en 1939, llegó a ser capital de la II República, el último pueblo donde permaneció instalado el gobierno republicano ya camino de un exilio que como no podía ser menos para el momento, resultó un desastre humanitario sobre el que la historia local tiene toneladas de historia para contar.
Una parte de esa trama trágica fue vivida por Mª Teresa Carbonell, presidente de la FAN, que en aquellos tiempos era apenas una muchacha, pero por sus vínculos militantes fue testigo y parte de la evacuación de los presos del POUM de la cárcel de Estado de Barcelona. Justo dos días antes de que la ciudad cayera en manos de los franquistas. Este es un capítulo especialmente intenso que Teresa Rebull vivió en la “cheka” de la Vía Layetana después de haber tomado parte en las barricadas de mayo en 1937. Mª Teresa leyó la carta que, el 17 de enero de 1939, los principales dirigentes del POUM presos, remitieron al gobierno de Juan Negrín; al President de la Generalitat, Lluís Companys; y a las organizaciones obreras, reclamando la liberación inmediata de todos los presos antifranquistas (poumistas, brigadistas internacionales, anarquistas), con el fin de que todos ellos fueran a integrase en la defensa militar de Catalunya. Al final de una intervención modélica por su serenidad y brevedad, Mª Teresa evocó el emotivo encuentro entre los ex-presos del POUM (cerca de Agullana) con un comando del Partit Socialiste Ouvrier et Paysan (PSOP) de Marceau Pivert, que se había desplazado a los Pirineos para ayudarles a cruzar la frontera. Esta acción les permitiría instalarse como exiliados en Paris, evitando sufrir el internamiento en los campos de concentración de la Catalunya Nord.
Especialmente emotiva fue la actuación de la coral “Sense anomenar-la”, especialmente porque se les unió una animosa Teresa Rebull, y así como parte del público presente. Entre unos y otros interpretaron algunas de las canciones más emblemática del repertorio de Teresa, como “El Meu País” http://www.youtube.com/watch?v=qnMfo3AAv3I , o “Txoria-Txori”, de Mikel Laboa http://www.youtube.com/watch?v=nCwkq8H5YHk.... Fue una manera para que además tuviéramos noticias de este emblemático cantautor vasco, ya fallecido, que mientras en los años sesenta era estudiante de medicina en Barcelona entró en contacto con otros cantautores de “La Nova Cançó”. De vuelta a Gipuzkoa fue uno de los promotores de “Ez dok amairu”; movimiento cultural que impulsó el nacimiento de la nueva canción vasca.
Nacida en 1919, Teresa Rebull nos aseguró que no quiere morir con más de 30 años, y muestra de ello es que estaba allí, en medio del frío polar, dispuesta a cantar, contar, charlar, interpelar, polemizar con quien fuese. De alguna manera, tanto Mª Teresa Carbonell como Teresa Rebull nos demostraban por sí hace falta, que la historia del POUM fue también la historia de sus mujeres, algo que se ha tardado en reconocer y en lo que anda empeñada la FAN desde hace mucho tiempo. Se conocen los hombres, uno más que otro, y en próximas jornadas tendremos que hablar de “Pep” Rebull, compañero de Teresa y el hombre de la célula 72 que se mostró muy crítico con la actuación de su partido en el curso de la guerra. También habrá que hacerlo de hermano de Daniel Rebull, también conocido como David Rey, uno de los fundadores de la CNT, activista en huelgas legendarias, cofundador del partido comunista, del Bloque Obrero y Campesino, y más tarde, del POUM, llamado “el Blanqui español” por los años de cárcel…”Pep” fue uno de los amores de Teresa, el otro fue el hermano pequeño de Joaquín Maurín, Manuel Maurín, muerto en 1937 mientras estaba encarcelado por pertenecer al POUM.
De todas estas historias habla Teresa en su libro de memorias, “Tot Cantant” (Columna, Barcelona, 1999)…Pero para hablar de esta mujer hay que empezar diciendo que su nombre de soltera era Teresa Soler Pi, y fue hija de una legendaria pareja anarcosindicalista de su ciudad formada por Balbina Pi y por Gonçal Soler (mucho más controvertido, ya que después de un largo historial cenetista ingresará en el PSUC en plena guerra civil), y según cuenta Teresa, se creyó todas las calumnias contra “los trotskistas”, aunque más tarde recapacitó, y supo pedir perdón. Cuenta Teresa que recién entrada las tropas franquistas, unos soldados llamaron a su puerta para advertirle que se estaba diciendo de ella que era una roja, y su repuesta fue: “Que les voy a decir... Soy de la CNT” (1999; 136).
Lola Iturbe en su libro sobre las mujeres de la CNT, narra que Balbina Pi (San Baudilio del Llobregat, Barcelona, 1896-Perpignan, 1973), obrera textil y sindicalista, fue en sus tiempos "una de aquellas prestigiosas mujeres del Fabril que honraron a la CNT en los años más álgidos de las luchas obreras". Comenzó su militancia en 1917, año en el que fue nombrada delegada de la Federación Local de Sabadell. Destacó como propagandista durante el período de la Dictadura de Primo de Rivera, entonces "vivió una vida plena de actividades; los cuidados de sus hijos, el trabajo en la fábrica y las muchas horas empleadas en la propaganda y las reuniones sindicales, lo que implicaba también riesgos y peligrosos. La posibilidad de un encarcelamiento estaba siempre presente". Colaboró en “Solidaridad Obrera” con los seudónimos de Margot y Libertad Caída. En 1920 sobresalió por sus actividades en defensa de los deportados al Castillo de Montjuich. Al finalizar la guerra no pudo escapar: inmediatamente, sobreviviendo durante algunos años en la clandestinidad hasta poder cruzar la frontera, y en Francia, trabajó en diversos organismos a favor de los refugiados.
Con esta escuela, a Teresa le tocó vivir en directo desde la infancia las consecuencias del activismo familiar y comenzó a trabajar a los 12 años en una fábrica textil, hasta que cuatro más tarde, en plena República, ingresa como funcionaria en la Consellería de Treball de la Generalitat. Su evolución política marxista le acarrea numerosas discusiones en casa. Su madre le decía: “! Pareces un soviet ¡”, y su opción por el POUM es clara. En unas páginas recientes escritas con acentos líricos dice que éste “era más que un partido. A pesar de que el nombre parece querer decir parte de una fracción o asociación política, era la confluencia de una diversidad de actividades culturales: ateneos populares, grupos teatrales, conferencias de vulgarización científica, de animación juvenil, centros excursionistas y equipos deportivos de barriada, cooperativas y sindicatos, el Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la Industria (CAPCI), en cuyos locales se hicieron fuertes los insurrectos de la huelga del 6 de octubre de 1934.
Teresa evoca con entusiasmo las reuniones y discusiones políticas en los locales de barriadas, donde nos encontrábamos y nos reencontrábamos cada día un puñado de militantes, eran una comunión constante entre jóvenes y gente madura, entre mujeres y hombres unidos por un ideal de fondo: el socialismo revolucionario, en el sentido social y humanitario de la palabra, por oposición radical a la explotación del poder de los dineros y también contra la falsedad -que ya denunciaba el POUM medio siglo antes- de un socialismo totalitario e inhumano...” (p. 81).
Naturalmente, en todo ello tuvo mucho que ver el hombre de su vida y también destacado militante, el citado “Pep” Josep Rebull, uno de los líderes del POUM. Durante la guerra trabajará como enfermera. Vivió muy intensamente las jornadas de Mayo del 37, a consecuencia de la cuales fue detenida y encerrada en una checa estalinista de la Vía Layetana, donde la interrogaron para saber el paradero de su compañero. Teresa consiguió escapar de la checa cuando las tropas franquistas ya estaban en las puertas de Barcelona. Tenía veinte años cuando toma el camino del exilio de Francia. Teresa sobrevive gracias a la ayuda de una pareja de militantes pivertistas (de Marceau Pivert, líder de la izquierda socialista muy ligada al POUM durante la guerra española), y toma parte del maquis. Está llena de vida como lo deja patente una foto tomada en 1944 con el maquis en Regussa (el Pelenc), en la que aparece ejecutando la danza de los siete velos en las mismas barricadas. Luego vivió intensamente la euforia “gauchiste” parisina, su eclosión artística y cultural, conoció a Camus, Sartre o al trotskista Jean Malaquais, celebrado autor de “Los malaqueses”, sin olvidar cantantes como Juliette Greco, y asistió con entusiasmo a los acontecimientos de mayo del 68, fecha en la que comienza a ser reconocida como componente de la “Nova Canço”. Teresa está considerada como una pionera en el cultivo de la canción popular catalana en la Cataluña Norte.
En los largos años del exilio, Teresa siguió militando en el POUM, y como tal la pude conocer, todavía como una militante inquieta en las reuniones de la vieja guardia poumista de la rue d´Aubriot, y después en la rue de Charenton. Le seguía una fama considerable de amante de la bohemia, de conocedora de personajes muy emblemáticos de la Francia existencialista, y no había olvidado su profunda desconfianza hacia los “comunistas”. En una ocasión, después de escuchar mi relato sobre mis peripecias en Comisiones Obreras, me abordó muy maternalmente para advertirme que me veía muy ingenuo, y que no debía de confiar nunca en los “comunistas”. Poco después supe de su faceta como cantante en un recital organizado por el Casal de Catalunya en París, creo que en el Odeón... Aquel día cantó canciones como “Serra de Pandols”, que evoca los jóvenes soldados republicanos muertos de la batalla del Ebro, y “La Campana”, esta última escrita por Mikis Theodorakis para la resistencia griega, y mi impresión fue mayúscula, todavía me parece una de las canciones revolucionarias más hermosas de una generación. Su actuación era de aquellas que animaban a decir no, a luchar por la vida y la revolución en el sentido más amplio del término.
Por aquel entonces comenzó a actuar en el marco de la Universitat Catalana d' Estiu, lo que haría durante más de diez años. Residente desde 1971 en Banyuls de la Mareada…Un camarada de siempre, Carmel Rosa, autor de “Quan Catalunya era revolucionaria”, la evoca junto con Antonia Adroher, contemplando ambas airadamente desde las ventanas de un edificio partidario como la policía golpeaba a unos jóvenes, y su reacción cuando los responsables socialistas le pedían calma, luego dichos responsables mandarían sobre dicha policía, y en Agullana, Teresa dijo que hacía mucho tiempo que había abandonado a los socialistas porque eran “uns cagats”...Y tal como dije en La Jonquera al hablar de todo esto, entre las tareas que justifican una Fundación como la nuestra está mantener viva la memoria sobre mujeres como ella. Como la judeoargentina Mika Feldman, más conocida como Mika Etchebéhère sobre la que acaba de aparecer una novela de Elena Ossorio, La capitana (Ed. Siruela, Madrid, 2012).
Pepe Gutiérrez-Álvarez
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