sábado, enero 21, 2017

Asumió Donald Trump



Donald Trump asumió hoy la presidencia de los Estados Unidos en medio de fuertes protestas y luego de una ajetreada transición política.

En Prensa Obrera hemos caracterizado al triunfo del magnate como una manifestación de la crisis capitalista. Pese a la activa intervención estatal, el país no pudo recuperarse de la crisis que explotó en 2008. La deuda supera el 120% del PBI y las tasas de crecimiento pronosticadas son anémicas. En las vísperas de las elecciones, a su vez, diversas crónicas periodísticas mostraron la envergadura del derrumbe social norteamericano: cinco millones de puestos de trabajo perdidos en la industria, precarización de la fuerza de trabajo, etc. Las rebeliones contra el gatillo fácil policial revelaron, a su vez, la existencia de verdaderos cinturones de miseria en algunas regiones del país.
Trump es un emergente reaccionario y fascistizante de esta crisis. Su promesa de "hacer grande a Estados Unidos otra vez" enfrenta el obstáculo de una crisis de fondo a nivel internacional, en la que se inscribe también el Brexit y que implicará una agudización de los enfrentamientos interimperialistas.
Los que agitan el fantasma de una destrucción del legado de la presidencia de Obama omiten decir que la presidencia de este estuvo marcada por la bancarrota económica, la represión contra las protestas sociales, la precarización laboral, y el bombardeo de Siria y Yemen. Los hilos de continuidad de la política imperialista están certificados en la presencia de Hillary Clinton y de Obama en la ceremonia de coronación del magnate.
Aun así, es indudable que la crisis capitalista ha provocado un debate en la burguesía norteamericana y su personal político. Trump esgrime planteos proteccionistas -con los que la propia Hillary también coqueteó durante la campaña- que han salido a resistir aquellas compañías que se benefician de la deslocalización de la producción en países con mano de obra más barata.
Las filtraciones cruzadas durante la campaña electoral pusieron en evidencia una fractura del aparato estatal norteamericano. A los carpetazos contra Hillary por el manejo negligente de su correo electrónico (y contra su marido por abusos sexuales) se le agregaron otros más conocidos contra Trump por abusos, inclusive una vez que la campaña ya había concluido. El punto culminante de esta crisis ha sido la denuncia de la injerencia rusa en el proceso electoral.
El nivel de descomposición lo ilustra que servicios secretos "amigos" de los Estados Unidos, como el Mossad, el MI6 británico, la DGSE francesa y los alemanes, querrían detener la cooperación de información reservada con sus pares norteamericanos por temor a que cierta información sensible termine en las manos de Rusia e Irán (La Nación, 16/1).

Polarización (es)

Numerosas movilizaciones contra Trump han tenido lugar desde su elección, generalmente concentradas en los núcleos urbanos donde el magnate perdió por amplio margen en las elecciones, y con gran protagonismo de estudiantes y activistas antibélicos por los derechos de los negros y latinos.
Las protestas del día de la asunción se han saldado con noventa detenciones. La que se prevé de mayor magnitud es la movilización de mujeres del sábado 21 en Washington (con réplicas en 616 ciudades), para la que se esperan entre 200.000 y 600.000 manifestantes; mientras que su masividad muestra el gran descontento en amplios sectores de la población contra los planteos fascistizantes de Trump, el capitaneo de su programa y convocatoria por parte del Partido Demócrata pone de manifiesto el intento de encorsetar tal indignación en el marco de una falsa polarización política.
En este cuadro, la afiliación de la izquierda a un abstracto planteo de "organizar la resistencia contra Trump", sin cuestionar al conjunto del régimen político, puede resultar fatal.
La izquierda debe intervenir para desarrollar una polarización política real, entre los trabajadores y los capitalistas.

Gustavo Montenegro y Tomás Eps

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