lunes, enero 07, 2019

Año complicado para Trump: los demócratas recuperan el Congreso



Este jueves asumió el nuevo congreso estadounidense, en medio de una crisis de financiamiento por la que un cuarto de la administración pública permanece cerrada.

Con un cuarto de la administración pública federal cerrada por falta de financiamiento, este jueves asumieron los nuevos legisladores electos en noviembre. La demócrata Nancy Pelosi logró el liderazgo de la cámara de Diputados que tendrá una mayoría de 235-199 a favor de su partido, con un escaño aún vacante. En el senado, el Republicano Mitch McConell mantuvo su puesto de líder de la mayoría y su partido amplió el margen a 53-47. La elección de mujeres hispanas, musulmanas y afroamericanas marcará esta generación del congreso como la más diversa de la historia, en un territorio tradicionalmente dominado por hombres blancos.
Tras el traspie de las elecciones de medio término que Trump había convertido en un plesbicito de su gobierno, el nombramiento de Pelosi como Speaker (vocera que actua como líder de la cámara) es un nuevo golpe al presidente, que tuvo un fin de año complicado con el cierre parcial del gobieno y la salida de Mattis como Secretario de Defensa. La Demócrata tendrá en sus manos el poder de citar a declarar en la cámara a cualquier ciudadano estadounidense, incluido el presidente, sobre cuestiones que sean consideradas de interés para el gobierno, un arma poderosa frente a un Trump que no solo está bajo la lupa del fiscal especial Mueller por el RussiaGate sino que también es investigado por posible fraude en la financiación de su campaña electoral. La vocera también podrá iniciar el proceso de impeachment contra el presidente, aunque esto aún suena lejano por la necesidad de contar con dos tercios de una cámara de Senadores con mayoría republicana. Más aún, ella misma declaró en varias oportunidades que iba a esperar el informe final de la investigación de Mueller para tomar una decisión al respecto.
Pelosi, una fiel representante del establishment Demócrata, logró imponer su candidatura para Speaker luego de largas negociaciones con los diputados de su partido. Esto marca un primer límite a la supuesta renovación del partido impulsada por figuras como Alexandría Ocasio-Cortez o Ilhan Omar que fueron electas en parte por estas promesas. De todas maneras, Pelosi tuvo que ceder a algunas de las propuestas de campaña impulsadas por las “Demócratas Insurgentes” como el Medicare for all (cobertura de salud para todos). Ni lerdo ni perezoso, el Partido Republicano lanzó una campaña con mensajes de texto afirmando que los Demócratas que hicieron campaña por una nueva dirección votaron por la vieja conocida en la primera oportunidad que tuvieron.
Pero no todas las malas noticias para Donald Trump vienen del partido opositor. Este mismo jueves asumió su banca Mitt Romney, senador por el estado de Utah y ex candidato a presidente por el Partido Republicano en 2012. Romney, en una editorial publicada en el Washington Post el primero de enero, criticó duramente al presidente por sus decisiones en política internacional, por la salida de Mattis y Kelly y reafirmó la importancia de mantener las alianzas internacionales estratégicas. Varios analistas señalan a Romney como la cabeza de una posible oposición interna a Trump, junto con el senador Lindsey Graham que recientemente declaró que está “dispuesto a luchar contra un presidente Republicano que no sigue los buenos consejos en materia militar”, en referencia a la retirada de las tropas de Siria contra los consejos de Mattis. Romeny además fue nombrado miembro del Comité de Relaciones Internacionales del Senado, un lugar desde donde podrá tallar en varias batallas entre el Congreso y la Casa Blanca, además de darle aire a sus diferencias con Trump. Por ahora, el gran problema que tiene esta nueva oposición interna es que Trump parece ser el dueño de los votos Republicanos.
Con este panorama en el Congreso las negociaciones para reabrir la administración pública están cada vez más empantanadas. En una reunión mantenida el primero de enero, Pelosi anunció que presentará dos medidas para financiar al gobierno y que ninguna contempla presupuesto para el muro. Como respuesta, McConell dijo que no llevará al Senado ningún proyecto que no haya sido pre aprobado por Trump y que tiene la esperanza de que el tema se pueda resolver “en los próximos días o semanas”. Varios legisladores de ambos partidos comienzan a impacientarse por los posibles efectos negativos que esta situación pueda generar en sus distritos pero por ahora nadie parece dispuesto a dar el brazo a torcer. Mientras tanto, los que sufren las consecuencias son los más de 800 mil trabajadores a los que el estado no les pagará su salario hasta que no se reabra el gobierno.

Nicolás Daneri

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