El Cronista Comercial (20/12/06) publicó una columna de opinión con grandes aspiraciones de valor científico, firmada por el economista Guillermo Oliveto (analista de la consultora CCR). Esa columna retrata la mediocridad teórica de la burguesía y su apego a pensar en forma anti-dialéctica.
Oliveto se entusiasma y entusiasma a la patronal con la promesa de que la recuperación capitalista de la economía argentina tiene cuerda para rato. Afirma que el PBI puede seguir creciendo hasta el 2010; que las ganancias seguirán batiendo todos los récords; que el consumo privado, el público y el crédito no se contraerán; que las exportaciones seguirán creciendo, etc., etc., etc. Este auspicioso futuro para los bolsillos patronales debería materializarse, dice Oliveto, en cuantiosas inversiones, puesto que la tasa de ganancia que prometen los trabajadores argentinos es una de las más altas del mundo.
Todo este análisis se asienta en un típico error metodológico de los intelectuales burgueses, que consiste en analizar la realidad histórico-social en forma estática, anti-dialéctica.
Su “modelo”, que augura “la oportunidad histórica que asoma en el horizonte”, se asienta en dos “premisas”: una, que la expansión y estabilidad económica mundiales no se modificarán; la otra, que las “variables” inflación, tipo de cambio, crisis energética, etc., se mantendrán “bajo parámetros razonables”.
No tiene ningún sentido discutir aquí la validez de estas premisas sobre la “estabilidad” de todas las “variables” cuando en el mismo día la tapa del mismo diario en el que aparece la nota de Oliveto, informa: “Crisis bursátil en Tailandia; se evaporaron en horas 24.000 millones de dólares”. ¿Estabilidad económica y financiera mundiales? De ninguna manera.
El “análisis” de Oliveto no es más que mera apología. Su método de razonamiento es lineal: si nada cambia, si todo sigue igual...
Carlos Marx explicaba, en el postfacio a la segunda edición del El Capital, que la economía burguesa “puede mantener su rango de ciencia mientras la lucha de clases permanece latente o se trasluce simplemente en manifestaciones aisladas”. Cuando la lucha de clases comienza a adquirir formas más vastas y acuciantes, tanto en el terreno práctico como en el ideológico, ha sonado, dice Marx, “la campana funeraria de la ciencia económica burguesa”. Entonces, los estudiosos desinteresados son sustituidos por escribas a sueldo, quienes dicen lo que sus amos quieren escuchar.
El pronóstico de Oliveto es pura zaraza ideológica. Traduce en palabras complicadas los deseos más íntimos de todo capitalista: que el ciclo económico de recuperación sea eterno y que la fiesta patronal nunca se termine.
El reguero de luchas obreras y populares que recorre el país (dato que cada vez adquiere más importancia en el cuadro de situación actual) ha tocado “la campana funeraria de la ciencia económica burguesa”. La ciencia burguesa ha entrado en una aguda descomposición intelectual, de la misma manera que ha entrado en descomposición el régimen social que estos “intelectuales” intentan embellecer y perpetuar.
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