Parece que los anexionistas cubanos van a seguir existiendo hasta el final de los tiempos. Parece ser una enfermedad hereditaria. Desde que surgió por primera vez en Cuba en el siglo XIX, la ha padecido un grupo, afortunadamente minoritario, de la población cubana. En aquel siglo compitieron con los independentistas, su verdadero némesis, y también con los autonomistas. La idea de anexar a nuestra patria a la patria de Lincoln ha sido una constante a través de la historia de Cuba. Desde hace dos siglos, en todas las etapas por las que ha transcurrido nuestro país, han existido cubanos portadores de tan indeseado germen. Estuvo presente en la época colonial, en la medio colonial y ahora, en los tiempos de plena independencia. Fueron los que aplaudieron el desembarco de los soldados estadounidenses en las costas cubanas para derrocar a los españoles, fueron los que aplaudieron la intervención de los Estados Unidos en Cuba a principios del siglo XX y los que buscaron la mediación en los años 30 y ahora son los que aplauden a voz en grito que los norteamericanos hagan lo que hicieron en Kosovo, Irak o Afganistán. El objetivo es el mismo: querer para Cuba, no su independencia de los Estados Unidos, sino su dependencia de este país.
Hoy en día que Cuba por primera vez goza de plena independencia y soberanía, estos malos cubanos buscan por todos los medios que los dioses del norte se apoderen otra vez de la isla. No es que estén en desacuerdo con el gobierno cubano y pretendan derrocarlo para implantar ellos un sistema diferente al que actualmente existe en Cuba, sino que lo que buscan es que los Estados Unidos sean otra vez los amos, los que tengan en sus manos los medios de producción y el verdadero control político. Los anexionistas cubanos actuales son los más anexionistas de todos los que en nuestra historia han existido. Además, los más lacayos y ruines se venden por cuatro pesos y una jabita con aceite y artículos de asear. No tienen vergüenza cuando acuden a la embajada americana o la residencia de sus diplomáticos en busca de instrucciones y de esas minucias. Se fajan entre ellos por ver quién es más arrastrado cuando acuden a las reuniones donde los convocan para darles órdenes.
Anda por la internet un video que lo dice todo. Se ve a la jefa del "comando" exigiendo disciplina entre la tropa y amenazando con no reportarlas si la siguen engañando a la hora de acudir a las actividades por las cuales reciben los pagos. No se pierdan qué lenguaje tan refinado se le oye a la mandamás en el video de marras cuando, sospechando que algunas utilizan la excusa de que las pararon las autoridades y no las dejaron participar en la pachanga, les dice que la única excusa válida y aceptable para que cobren sin participar en la actividad es si son arrestadas o si las mandan en un carro policíaco "para casa de la malanga". Así que todo queda bien claro: si participan, son reportadas y creo que todos sabemos a quién hay que reportarlas.
También andan por la red de redes las declaraciones de uno de estos líderes del anexionismo cubano ante el comité de relaciones exteriores de la Cámara de Representantes --el que preside la jefa de todos ellos, Ileana Ros Lethinen-- en donde el "patriota de la anexión" le pide a los norteamericanos que hagan en Cuba lo que hicieron en Kosovo. Evidentemente, a estos personajes les importan tres bledos lo que sucedería en Cuba si, en un arranque de irracionalidad, los estadounidenses les hicieran caso a sus recomendaciones. Unos quieren que hagan lo que hicieron en Kosovo, otros, lo que hizo este país en Irak , Afganistán o Libia pero no importa, para el caso es igual, ya que el objetivo es el mismo: el regreso de los norteamericanos a Cuba, no como amigos o aliados, que es como debería ser, sino como amos.
En la mente de los anexionistas cubanos modernos de aquí o de allá, está el mismo fin: acabar con la independencia de Cuba. Solo que los anexionistas de ahora son aún más arrastrados que su predecesores. Aquellos, por lo menos querían que los Estados Unidos los convirtieran en un estado más de la Unión para ser tratados como iguales, estos, lo que quieren es ser sus esclavos.
Lázaro Fariñas
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