En 1960, un año antes de que Obama naciera, el ex embajador de EE UU en Cuba fue llamado a testificar ante el Senado y dijo: "Hasta la llegada de Castro, la influencia de EE UU en Cuba era tan abrumadora, que el embajador americano era el segundo hombre más importante y a veces más importante que el Presidente de Cuba". El embajador, que se llamaba Earl T Smith y poseía conocimientos de primera mano, llega a la amarga conclusión de que "EE UU fracasó completamente en mejorar el bienestar del pueblo cubano".
El Obama que pasó recaudando donativos por casa del negociante político Jorge Mas el 8 de noviembre en Miami, es un Presidente con dificultades descomunales en el presente. Pero también tiene problemas de Historia porque no toma en cuenta la influencia del pasado en los hechos actuales. Es como si estuviera atrapado en imágenes que finge no entender. Esa especie de mendicidad de alto vuelo, según la cual un Presidente va de puerta en puerta pasando la gorra, es normal en Estados Unidos. Para los cubanos, en cambio, se trata de una triste recordación de la Cuba de ayer, cuando los políticos-negociantes autóctonos, en contubernio con los negociantes políticos estadounidenses, según el propio Smth hundieron el país.
¿Está el cubano de hoy dispuesto a dar un paso atrás en su Historia?
Jorge Mas invitó a la cena de recaudación a dos cubanos, Guillermo Fariñas y Berta Soler. Representantes de una disidencia que implora los favores de Washington por el amor de Dios, por los clavos de Cristo y por todos los santos, la Cuba de Soler y Fariñas no es la de hoy ni la de mañana. Ellos son la confirmación de que en la Isla no existe una oposición democrática independiente y que quienes dicen abanderarla, avanzan a tientas hacia el pasado.
¿Acaso Obama no ve los vínculos del juego de sombras de los actuales disidentes con la Cuba de ayer?
En una cena del Partido Demócrata en octubre de 1960, J F Kenndy dijo: "La historia de la transformación de Cuba de un aliado amistoso en una base comunista es, en gran medida, la historia de un gobierno en Washington que carecía de la imaginación y la compasión para comprender las necesidades del pueblo cubano; que carecía del liderazgo y el vigor de enfrentar esas necesidades y que carecía de la previsión y la visión de los resultados invevitables de esos errores."
¿Tiene Obama compasión con el pueblo cubano asediado por el bloqueo?
A juzgar por lo que dijo en casa de Jorge Mas, Obama parece saber que la forma en que EE UU se ha relacionado con(tra) Cuba, desde Girón hasta la Ley Helms Burton y hasta hoy, es una historia de imprevisiones y de ceguera: elegir aliados cubanos con el mismo espíritu de la época batistiana (los que se dejan manipular y trabajan para nosotros son los buenos); inventar líderes ficticios y desinflarlos a fuerza de dinero; persistir en una tozudez agresiva de revancha primitiva, que los historiadores y el gobierno cubano llaman imperial pero que simplemente debería calificarse de ineficaz.
Jorge Mas no hubiera invitado nunca a cubanos de la Cuba compleja y real ya que ningún donante de la Florida habría dado un centavo por gente que no avance hacia el pasado. Obama debería escuchar a los cubanos moderados que representan la Cuba de hoy y la de mañana, no la de ayer. El profesor Carlos Alzugaray ha propuesto con acierto a los académicos Mariela Castro, Eusebio Leal, Miguel Barnet y Rafael Hernández. También podrían elegirse a jóvenes médicos o escritores o blogueros de cualquier provincia. Ellos podrían preguntar, suavemente, cuándo EE UU se va a retirar de Guantánamo. Le hablarían de la pertinencia de desmantelar el campo de concentración y devolver esa tierra a Cuba, actualmente reducida a la barbarie. También podrían decirle cordialmente que el pueblo de Cuba espera, desde 1961, lo mismo que la comunidad internacional ha demandado por votación en la ONU durante 22 años consecutivos: que EE UU levante el bloqueo contra Cuba.
Por cada año que pasa, esa agresión unilateral se presenta a los ojos del mundo como una acción gansteril, indigna de EE UU como nación civilizada. Lejos de reinstaurar la Cuba de ayer, como es su propósito, el bloqueo hace sufrir a los niños cubanos con leucemia, impide que las compañías norteamericanas inviertan en Cuba y recrudece los sufrimientos del cubano de a pie. A uno le entran ganas de aplicar a los cubanos aquella frase de Hemingway, y decir que con un refrigerador y un libro de Emerson, EE UU ayudaría más a los cubanos que gastando 20 millones de dólares al año financiando una guerra destinada a desgastar, penetrar y manipular la sociedad civil cubana, por medio de marionetas y campañas de desinformación, desestabilización y propaganda.
Aunque no le queda más remedio, para Obama es un problema codearse con la Fundación Nacional Cubano Americana. Para los cubanos allí presentes eso significa la dependencia de una potencia extranjera e identificarse con sus fundadores batistianos y con los que apoyaron en Angola a los grupos afines a los racistas sudafricanos; significa Posada Carriles con la impunidad, los asesinatos y las bombas. Significa Ronald Reagan y el Plan Bush y Radio Martí. Significa volver al pasado.
Obama dijo en Miami que EE UU debería ser más "creative and thoughtful" con respecto a Cuba. Desde 1960 hasta ahora, ser "creativos" con respecto a Cuba lo único que ha significado es que serían más astutos. Eso, a su vez, siempre azuzó la históricamente comprobada astucia cubana para defenderse. Por eso nada ha cambiado. A ver si Obama le da un significado más pacífico al adjetivo.
Pero el Presidente usó también la palabra thoughtful y aquí surge un problema de traducción. O más bien de interpretación. En nuestra lengua esa palabra puede significar juicioso y reflexivo pero también atento, considerado, cuidadoso y precavido. El que no es thoughtful peca de thoughtfultess, lo cual es ser incauto, imprudente, irreflexivo, precipitado, negligente y desconsiderado, que es lo que hasta ahora han sido todos los gobiernos estadounidenses con respecto a Cuba. Teniendo en cuenta que hace 54 años que no funciona, ojalá que al fin se acabe el tiempo de la astucia contra Cuba y se inaugure otro de comercio, colaboración y respeto. La Cuba del mañana.
René Vázquez Díaz
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