sábado, febrero 18, 2017

Evacuaciones en Estados Unidos: Los gobiernos ponen la vida de miles en riesgo



Los riesgos de ruptura de una presa en Oroville, California, y la responsabilidad estatal

Durante la tarde del domingo 12, alrededor de 188 mil habitantes de pueblos ubicados alrededor de la presa de Oroville en California debieron ser evacuados ante el riesgo de que los altos niveles de agua hicieran colapsar la estructura e inundasen grandes áreas al norte de Sacramento. El nivel de agua retrocedió y el martes los evacuados comenzaron el retorno, pero las lluvias pronosticadas para los próximos días podrían una vez más poner en riesgo la presa.
La presa de Oroville fue terminada en 1968, es la más alta de los Estados Unidos y provee de agua a gran parte del estado de California. Se estima que la reparación costaría unos 200 millones de dólares, de no haber nuevos daños. La presa no funciona apropiadamente por un hueco de 75 metros de largo en el desagüe principal.
El sábado, la capacidad de agua contenida se encontraba superada por mas de un 50%, disparando esto el uso de un desagüe de emergencia por primera vez en los 48 años que tiene la estructura. Para el domingo, se ordenó la evacuación de la ciudad de Oroville y pueblos en los condados lindantes de Yuba, Sutter y Butte. De romperse la presa, una pared de agua de casi 10 metros descendería sobre los poblados cercanos.
El gobierno ordenó una evacuación de último minuto que hubiese dejado cientos de víctimas de haberse roto la presa. Las órdenes de evacuación comenzaron cuatro horas después de una conferencia de prensa anunciando que no se esperaban problemas. De pronto, se advirtió que el desagüe podía derrumbarse en menos de una hora y el gobernador Jerry Brown declaró el estado de emergencia por posible “desastre natural”. Muchos de los evacuados se refugiaron en la ciudad de Chico, al norte de Oroville.
Durante los últimos días equipos de trabajo estuvieron soltando bolsas de rocas que refrenarían temporalmente la erosión. Sin embargo, con las lluvias que comenzaron este jueves por la mañana, el estado de alerta continúa vigente, significando esto que los residentes deben estar listos para evacuar en todo momento.

El verdadero “desastre” es el abandono del Estado

En Octubre de 2005, tres grupos ambientalistas presentaron una moción ante la Comisión Reguladora de Energía Federal (FERC), para que se revistiese con concreto el desagüe de emergencia, al tiempo que advertían que la presa no cumplía los estándares actuales de seguridad, y que grandes cantidades de agua podrían sobrepasar el desagüe principal y erosionar la estructura de emergencia. Esto fue precisamente lo que ocurrió. La FERC consideró infundadas las advertencias. Los gobiernos, demócratas o republicanos, no hicieron nada al respecto. Aún más, tras los atentados de 2001, en nombre de la seguridad, se hizo mucho más difícil para las organizaciones de investigadores conseguir los permisos para acceder a las presas para estudiarlas y medir su seguridad y estabilidad. Los menores controles, a su vez, dan vía libre al parasitismo especulativo de las grandes empresas constructoras, que recortan costos cuando se les asignan licitaciones de reparación con dineros del Estado.
El riesgo de fallas estructurales y rupturas es sabido, entonces, hace más de una década. El gobierno ignoró el asunto y se negó a invertir para proteger las vidas de miles. Esto, en gran parte, se debe a que las ciudades y pueblos en riesgo son hogar de residentes empobrecidos de clase trabajadora. Se trata de una región mayormente rural, y como muchas comunidad de granjeros, sufre grandes problemas de desempleo y pobreza. Las ciudades de Oroville y Marysville tienen un índice de pobreza del 28 por ciento y la ciudad de Linda un 37 por ciento. Para estas capas vulnerables, incluso la pérdida de dos días de trabajo durante la evacuación puede causar grandes daños.
La situación potencialmente devastadora ocurrida en Oroville resalta el desastroso estado de la infraestructura en los Estados Unidos. Ya en 1997 tuvo lugar una evacuación similar, cuando el nivel del agua estuvo a tan solo 30 centímetros de desbordar la presa. Ese mismo año, la ruptura de dos diques a lo largo del río Yuba, al sur de donde se ubica la presa de Oroville, resultó en la muerte de tres personas y la evacuación de casi 40 mil residentes. Estos diques ya habían sido designados para reparaciones hacía más de una década. También los diques de Nueva Orleans fallaron en 2005 durante el huracán Katrina, llevando a la muerte de más de 1800 personas y el desplazamiento de muchas otras.
En California, un estado propenso a los terremotos, 17 presas de “alto riesgo” (categoría que engloba toda estructura cuya ruptura pondría en riesgo vidas humanas), se encuentran en malas condiciones y necesitadas de reparaciones. A nivel nacional, en la misma situación se encuentran más de dos mil presas. No es, en última instancia, la negligencia de los gobernantes ni los desastres naturales los que ponen en riesgo a miles de trabajadores. Es el capitalismo, que pone sus intereses por delante de las vidas humanas.

Federico Silvero

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