Encuentro en Grecia convocado por el Centro Socialista Christian Rakovsky y la Red Euro-Mediterránea.
En estos días, 24-26 de julio, se está desarrollando en Atenas un Encuentro Internacional, convocado por el Centro Socialista Christian Rakovsky, con sede en Grecia, y la Red Euro-Mediterránea, para discutir el agravamiento de las tensiones internacionales y las amenazas de nuevas guerras en Medio Oriente y los Balcanes. El Centro Rakovsky fue fundado a iniciativa del partido revolucionario de Grecia (EEK), a finales de los años 90, como respuesta a la guerra imperialista que destruyó la Federación Yugoslava y bajo la caracterización de que los Balcanes se habían vuelto a transformar, como en los inicios del siglo XX y las guerras mundiales subsiguientes, en un epicentro de nuevas guerras que afectarían al conjunto de Europa y al Medio Oriente.
Christian Rakovsky fue un bolchevique, de origen búlgaro, que había combatido por las perspectivas de una Federación Socialista de los Balcanes. La Red Euro-Mediterránea, por su lado, nace después del estallido financiero mundial de 2007/8 y las revoluciones árabes que, a partir de 2011, se extienden al norte de África y conmueven incluso a Turquía. Desde su creación, la Red Euro-Mediterránea realizó cuatro conferencias internacionales. Al igual que iniciativas similares en otras partes del mundo, la fuerza animadora de este movimiento se encuentra en la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional (CRCI). Fue lo que ocurrió en abril pasado en Buenos Aires. Las circunstancias internacionales del momento explican la precipitación de la convocatoria – en las vacaciones del hemisferio norte. Se encuentran presentes en la reunión representantes o enviaron planteamientos por escrito grupos o partidos de Europa occidental (Francia y España), los Balcanes, el Medio Oriente, Rusia (RPK y OKP) y el Cáucaso. Está presente, naturalmente, el Partido Obrero. Las resoluciones del Encuentro se conocerán desde el próximo jueves. Nuestro partido llevó una ponencia internacional (Panorama Mundial) y una propuesta de declaración acerca de la lucha internacional de la mujer.
El Encuentro fue sacudido por la noticia de los tremendos incendios en Grecia y la responsabilidad de las autoridades en la amplitud de la pérdida de vidas, en lo que resultó un inmenso Cromagnon a cielo abierto. Los incendios no son accidentales: obedecen a los intereses de la especulación inmobiliaria en la castigada Grecia. Una pintada en una pared de Atenas resume la masacre: “si los afectados hubieran sido los bancos, el rescate no hubiera demorado ni un minuto”. El Encuentro votó una condolencia a las familias y el EEK y la izquierda armaron brigadas de apoyo a los afectados – en su mayoría del pobrerío de la capital de Grecia.
La guerra
El raid de Trump en los días recientes ha creado un nuevo contexto político. En la reunión de la Otan tildó a sus aliados de “delincuentes” (en especial Alemania); en Gran Bretaña atacó el “Brexit blando” que impulsa Theresa May, la primer ministra; luego, en Helsinki, se reunió a solas con Putin, de donde salió en su defensa por la supuesta injerencia rusa en las elecciones norteamericanas pasadas, en contra de los servicios de espionaje de su propio país. La guerra comercial iniciada, en la práctica, semanas antes, se había transformado en una guerra política internacional y dentro de Estados Unidos.
El epicentro de esta crisis espectacular es la decisión de Trump de emprender el cerco contra Irán, lo que incluye las sanciones a los países que vulneren esa cuarentena. Trump se puso al frente de un bloque belicista, que integran Israel, Arabia Saudita, los emiratos árabes y Egipto. Trump llevó el asunto ante Putin, al que ofreció un arreglo en Siria a cambio de la retirada de Irán y Hizbollah de ese país y el aislamiento de Teherán. El diseño de este escenario de una guerra de amplitud gigantesca se ha visto complementado ahora por otros desarrollos internacionales que involucran a Grecia, Turquía y los Balcanes.
Es que como consecuencia del hallazgo de nuevos yacimientos de gas en el Mediterráneo oriental se está conformando un bloque político-militar que incluye a Grecia, Israel y Egipto -con exclusión de Turquía. Esto ha reabierto la posibilidad de un choque militar en torno a la cuestión de Chipre, que se encuentra dividida entre Turquía y Grecia. Al mismo tiempo, al zanjarse la disputa entre Grecia y Macedonia, por el nombre de esta última, similar al territorio norte de Grecia, Macedonia quedó habilitada para ingresar a la Unión Europea y la Otan y acoger bases militares ya previstas en su territorio. Esto es visto como una acción agresiva por, de nuevo, Turquía, y también Rusia, naturalmente. En resumen, la cuestión del gas, aislando a Turquía, y la de Macedonia, con bases militares en la cercanía de Rusia, se suma a los planes contra Irán para constituir un coctel explosivo que extiende la guerra en Siria a nuevos confines. Trump está encarando una negociación de alto voltaje para canjear conflictos con la asistencia de Putin, ¡en la cual interviene aprobatoriamente el régimen de Netanyahu! La decisión del gobierno sionista de establecer un régimen de apartheid en Israel, al privar del voto y los derechos políticos a los árabes que viven en su territorio (la ciudadanía es reservada para los judíos), no es más que la extensión al frente interno de un sistema político adaptado para nuevas guerras internacionales.
Guerra y revolución
La reunión se encuentra en la fase de discusión de este proceso de guerra y de un programa de acción. Las conclusiones que se van gestando son instructivas, en primer lugar porque advierten, al igual que el informe introductorio, de una tendencia que no se ha extinguido, de nuevos levantamientos populares – como acaba de ocurrir en Jordania, donde produjeron la caída del gobierno. Lo mismo ocurre, ya en forma sistemática, en Irán; de nuevo en Túnez, y en estos momentos en el sur de Irak. Las guerras imperialistas en Medio Oriente, por otro lado, han sido un fenomenal fracaso (y una masacre mucho más fenomenal); toda la armada saudita y de los Emiratos, con asistencia yanqui, no ha logrado derrotar a la guerrilla houti, del pueblo pobre de Yemen. En Afganistán, los talibanes controlan entre el 50 y el 70% del país. Una guerra contra Irán sumiría al imperialismo yanqui y al sionismo en un infierno, y desataría una sublevación como nunca se ha visto, en una región que ha visto muchísimas rebeliones.
La cuestión estratégica que enfrenta el movimiento popular, y por sobre todo el obrero, es la necesidad de convertirse en dirección política de esta lucha, lo que plantea, en primer lugar, la delimitación de los movimientos nacionalistas y el desenmascaramiento de sus gobiernos. En el debate del Encuentro se está desarrollando una confrontación con quienes caracterizan como progresiva la política de Putin, Bashar al Assad y los ayatollas iraníes – que son presentados como factores de contención de la guerra imperialista. Es un ‘replay’, en condiciones considerablemente más agudas, de la oposición entre el chavismo latinoamericano, de un lado, y la izquierda revolucionaria, del otro. Erdogan, quien ha impuesto una presidencia ‘fuerte’ en Turquía, busca colocarse en el campo ‘nacional y popular’.
Todo este debate deberá culminar mañana, jueves 26, con la votación de una caracterización de conjunto y de un plan de acción, basados en consignas y reivindicaciones políticas precisas. Solamente la revolución socialista puede evitar la extensión de la guerra actual; esta guerra deja planteada como nunca la revolución socialista, es decir, la realización de las tareas de la independencia nacional y la unión de los pueblos bajo la dirección del proletariado.
Mañana, las conclusiones.
Jorge Altamira
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