jueves, junio 27, 2024

El fracaso de la asonada golpista en Bolivia


Este miércoles 26 de junio, después del mediodía, el comandante del Ejército de Bolivia, Juan José Zuñiga, ocupó la Plaza Murillo, frente a la Casa de Gobierno (Palacio Quemado), con tanquetas, blindados y fuerzas militares. Penetró a la Casa de Gobierno rompiendo la puerta con una tanqueta. Su reclamo público fue el de impedir que Evo Morales, dirigente del MAS, se pudiera presentar como candidato a presidente para las elecciones del 2025, disputando el intento de reelección del actual presidente Luis Arce, de una fracción del MAS enfrentada. 
 Con el correr de las horas se evidencio que el resto de las Fuerzas del Ejército permanecían acuarteladas y no se sumaban a la asonada golpista de Zuñiga. Al tiempo que Evo Morales convocaba a la huelga general y al corte nacional de rutas para enfrentar el golpe. La Central Obrera Boliviana (COB) y las centrales campesinas lanzaron el llamamiento. 
 Según las versiones periodísticas, dentro del Palacio Quemado, el presidente Arce tomó un diálogo picante con el General Zuñiga, planteándole que “no se equivocara” y retirara las tropas acantonadas en la Plaza Murillo.
 Según versiones periodísticas, Arce habría destituido a Zuñiga la noche del martes. Pero esto no fue publicitado, ni anunciado quién lo reemplazaba en la Jefatura del Ejército. Recién después del allanamiento militar a la Casa de Gobierno Arce hizo pública la destitución de Zuñiga y del alto mando militar y su reemplazo por el General José Sánchez.
 En la Plaza Murillo comenzaron a congregarse los primeros contingentes de ciudadanos repudiando el golpe, que fueron dispersados por las fuerzas alzadas con gases lacrimógenos.
 Aislado, Zuñiga montó en una tanqueta y se retiró, produciéndose un desbande de las fuerzas golpistas, que fueron perseguidas y hostilizadas por crecientes sectores populares que acudían contra el golpe.
 Pocos minutos más tarde, Zuñiga y otros mandos militares eran detenidos por la policía y finalmente presentados, esposados, ante los medios de prensa. 
 Zuñiga hizo declaraciones que implicaban al propio presidente Arce. Manifestó que el domingo tuvo una entrevista con él, quién le pidió ayuda ante los difíciles momentos que atravesaba el gobierno. Que su accionar militar sobre la Casa de Gobierno respondía a ese pedido: darle fuerza al presidente para desautorizar la posibilidad que Evo Morales pudiera presentarse. Amenazando, Zuñiga, con arrestar al propio Evo Morales para cesar con la agitación antigubernamental que se venía desarrollando. De ser ciertas estas declaraciones, estaríamos frente a una especie de autogolpe de Arce, proceso que se le terminó escapando de las manos.
 Apremiado por los periodistas sobre si su propósito era destituir al propio Arce, Zuñiga declaró durante la jornada que “por ahora no”. Zuñiga también se explayó por liberar a los presos políticos de la derecha responsables del golpe del 2019 (la “presidenta” golpista Añez, el exgobernador fascistoide Camacho, etc.) y terminar con la “elite” que estaba hundiendo en la crisis a Bolivia. 
 Este jueves 27 Zuñiga comenzará a declarar ante la Justicia.

 Choque de poderes 

El Tribunal Constitucional de Bolivia dictaminó a fines del año pasado, en un fallo confuso, que Evo Morales no podía volver a presentarse como candidato para la presidencia. Interpreta a la Constitución boliviana que no permite la asunción de un presidente por más de dos períodos. Los evistas consideran que son dos períodos consecutivos, la Corte de dos períodos de por vida. El presidente Arce apoya la interpretación del Tribunal que impide la presentación de Evo Morales.
 Hace un par de semanas, en momentos en que Arce viajó a Rusia, se reunió el parlamento y votó la impugnación de este Tribunal, convocando a nuevas elecciones para elegir un nuevo Poder Judicial. La aprobación legislativa contó con el apoyo de la bancada de Evo Morales en conjunción con la oposición derechista. Los diputados que responden a Arce boicotearon la sesión, desconociéndola. 
 El fin de semana último, las organizaciones del MAS declararon un ultimátum al gobierno: lanzarían una ola de cortes de rutas si no se ponían en práctica lo resuelto por la votación parlamentaria de la ley 075 que destituye a los magistrados que impugnan la presentación de Evo Morales. 
 El gobierno de Arce salió acusando a Evo Morales de buscar provocar una “crisis estructural” con los bloqueos, buscando incluso acortar el mandato presidencial para “imponer” su candidatura. 
 En medio de este mar de acusaciones cruzadas se desarrolló la asonada golpista.

 Crisis económica y social 

El gobierno de Arce se ve acuciado por un creciente y rápido crecimiento de la crisis económica y social. La población se ha visto convulsionada por el crecimiento del precio de los alimentos de primera necesidad (tomate, cebolla, arroz, etc.), la falta de combustibles (que ha elevado también el precio de los mismos) y también la falta de dólares para importar productos. Las patronales camioneras ya realizaron dos paros con bloqueos de ruta de 24 y 48 horas. 
 Para este jueves 27 estaba anunciada una huelga general camionera con nuevos bloqueos por tiempo indeterminado de las rutas. Horas antes de que se iniciara la asonada golpista, el gobierno de Arce llegó un acuerdo con la patronal Cámara Boliviana de Transporte. Por la misma se habría avenido a responder satisfactoriamente a los reclamos patronales reduciendo o subsidiando naftas y diesel, eliminando o disminuyendo impuestos, etc. Razón por la cual los transportistas levantaron el lanzamiento del paro. 

 Militarización 

En el último período, el gobierno de Arce acudió crecientemente a las fuerzas militares. Estas fueron colocadas custodiando las estaciones de servicio para impedir que se fugaran combustibles para ser vendidos en el mercado negro o en contrabandos exportadores. También fue el Ejército el encargado de operativos en las fronteras para evitar el contrabando de alimentos y combustibles. 
 Hay denuncias concretas de que se habían ido produciendo depuraciones de oficiales afines a Evo Morales, colocando en su lugar otros más ligados a Arce. 

 El accionar imperialista 

La Cancillería boliviana convocó este lunes a la Encargada de Negocios de Estados Unidos, Debra Hevia, planteándole un reclamo sobre los “pronunciamientos y acciones” de funcionarios de la Embajada de Estados Unidos, considerándolos una “intromisión en asuntos internos” bolivianos. 
 Ha habido denuncias concretas de su intervención para presionar al gobierno a que abandone su apoyo a Rusia y China y se alinee, abiertamente, en el campo de la Otan. Concretamente, durante el reciente viaje del presidente Arce a Rusia (donde habría firmado acuerdos para importar combustibles, etc.) estas presiones habrían recrudecido. 
 Aunque no se presupone que el imperialismo hubiera estado directamente relacionado con la asonada golpista, la reacción del gobierno yanqui de Biden fue ‘medida’. El gobierno de Estados Unidos ha instado a la “calma y moderación”, mientras, asegura en un comunicado, está “siguiendo de cerca” la situación. También el gobierno argentino de Milei fue uno de los últimos en pronunciarse contra el golpe, cuando este estaba ya prácticamente sofocado. La canciller Mondino dijo que estaba contra los golpes, pero… está gestionando el asilo político a los golpistas brasileros bolsonaristas que se alzaron contra el electo gobierno de Lula en enero del 2023. 
 La OEA y la oposición derechista boliviana, incluida la golpista Añez desde la prisión, se pronunciaron rápidamente contra el golpe. Considerando, evidentemente, que este tenía bases aventureras y apoyos endebles, y temerosos de que volviera a producir una nueva acción irruptiva de la movilización de masas que radicalizara todo el cuadro político nacional y latinoamericano. 
 Bolivia se incorpora a la volatilidad de los regímenes políticos (gobiernos y oposiciones) producto de la crisis capitalista y de la resistencia popular a los planes de ajuste y guerreristas imperialistas.
 Los trabajadores y explotados del altiplano deben enfrentar esta crisis en curso deliberando en asambleas y congresos, con mandato de bases, cual es el programa que responda a sus reivindicaciones y al interés nacional antiimperialista. 

 Rafael Santos

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