viernes, junio 28, 2024

Venezuela: Elecciones, Guyana y el petróleo, y el juicio de expropiación de la sucursal de PDVSA en Estados Unidos


La semana pasada, el tribunal norteamericano de Delaware determinó la venta de la mayor empresa estatal venezolana en el extranjero con el objetivo de liquidar deudas del Estado venezolano, sin que este pudiera presentarse en la defensa puesto que el gobierno de Maduro no es reconocido por Biden. Se trata ni más ni menos que una apropiación ilegal en el ‘paraíso’ del Estado de derecho. 
 La empresa es Citgo, perteneciente a PDVSA, cuenta con tres refinerías con una capacidad de trabajo de 807.000 barriles por día, 38 terminales, 6 oleoductos y 4.200 estaciones de servicios, todo valorado entre 11.000 y 13.000 millones de dólares. 
 Anteriormente, otro tribunal yanqui se había negado al pedido de los acreedores dando lugar al hecho de que PDVSA no es el “alter ego”, o sea parte del Estado venezolano. Pero reinstaladas las sanciones contra Venezuela, el contexto cambió. 
 El conflicto se remonta a las expropiaciones realizadas por el chavismo entre 2007 y 2012. 
 En 2008, la empresa minera canadiense Crystalex querelló al Estado venezolano por la nacionalización del yacimiento de oro Las Cristinas y después un fondo buitre le compró los derechos para litigar, un reclamo que no supera los 1.400 millones de dólares, y que el gobierno de Maduro había empezado a pagar en cuotas. Dejó de pagar cuando se declaró insolvente. Desde entonces, los colmillos se abalanzan sobre Citgo. Bajo el ‘gobierno’ alternativo del golpista Guaido, los tribunales norteamericanos pusieron a sus representantes en el directorio de esta filial norteamericana.
 La deuda que reconoce el tribunal para disponer la venta de la empresa, sin embargo, es mucho mayor: 21 mil millones. Ahí los relatos se bifurcan. Para la prensa de centroderecha los reclamantes son bonistas de deuda venezolana que renegociaron con Maduro con Citgo como garantía. Para Maduro se trata de deuda contraída por Juan Guaidó, quien fue considerado presidente interino de Venezuela en el exilio por Estados Unidos y compañía desde 2019 a 2023. Las dos cosas son ciertas. Además, José Ignacio Hernández, el que hubiera sido nombrado "procurador" de un gobierno real de Guaidó, formó parte del equipo jurídico de la canadiense Crystalex. Tanto Guaidó -como personero del imperialismo-- como Maduro y su régimen de corrupción, contribuyeron a desangrar a Venezuela. 

 La persecución y el olor a fraude

 Ana Corina Machado, en su gira electoral por el país -promocionando a Edmundo González Urrutia, candidato de la mayor coalición opositora, Plataforma Unitaria Democrática (PUD), puesto que ella está inhabilitada como candidata- recibió agravios personales y amenazas de muerte en pintadas que son atribuidas al Tren del Llano, un brazo del crimen organizado asociado al Tren de Aragua, que nació en cárceles venezolanas y se expandió en todo el continente, desde Chile hasta los Estados Unidos. Maduro está en conflicto diplomático con Boric por negarse a extraditar a los sospechosos del asesinato -miembros del tren de Aragua, según la justicia trasandina- de un ex militar venezolano refugiado con asilo político en Chile. 
 Además, ya suman 14 los detenidos del partido “Vente Venezuela" de Machado, por parte de la justicia madurista a través de causas armadas, como parte de la persecución política. 
 A esto se suma que la semana pasada, Maduro instó a todos los candidatos a firmar un compromiso de reconocimiento de los resultados electorales, a lo cual González Urrutia se negó, argumentando que ese compromiso ya había sido asumido en los acuerdos de Barbados que fueron incumplidos por el gobierno. El llamado de Maduro fue interpretado por la oposición como un indicio de un futuro fraude electoral.
 Para empiojar aún más el clima preelectoral, un diputado que se autodenomina antichavista pidió ante el Tribunal Supremo Electoral la suspensión de las elecciones hasta que Estados Unidos levanté las sanciones a Venezuela. La suspensión de las elecciones es una maniobra, por parte de Maduro, que la oposición viene previendo desde el año pasado. 
 Venezuela es un gran botín petrolero para los pulpos internacionales y un mercado en disputa entre China y Estados Unidos, mucho más ahora que Guyana, un estado limítrofe que Venezuela reclama como soberano, se ha convertido en un enclave petrolero extraordinario. La Nº 1, Exxon, lo ha convertido en el centro de sus inversiones internacionales. Por eso desea la victoria del candidato de la Milei venezolana, Maria Corina Machado, aunque un triunfo de Maduro no pondría en riesgo la hoja de negocios del capital financierio en el país.

 Luciana Diaz 
 27/06/2024

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