Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) calculó en al menos 50 los tributos que paga un trabajador con ingresos superiores a la media, solamente por sus consumos frecuentes. En la “Argentina libertaria” de la emancipación fiscal son las mayorías explotadas quienes sostienen la carga de financiar al Estado.
El documento publicado por Iaraf divide los alcances de los tributos de las distintas jurisdicciones del Estado (nacional, provincial y municipal) en tres perfiles de ingresos (bajos, medios y altos) y en relación a una cantidad de consumos predeterminados.
En la canasta del perfil 1 se encuentra el análisis de los alcances tributarios en las compras de alimentos, bebidas alcohólicas, bebidas no alcohólicas, celular, agua, electricidad, gas, internet, servicios de streaming y consumos con tarjeta de crédito, sumando un piso de 22 tributos. Para el perfil 2 se parte de los consumos anteriores y se agrega la posesión de una casa, de un auto, el consumo de cine y recital, la compra de un electrodoméstico y la compra de moneda extranjera para atesoramiento, con un piso de 37 tributos distintos. Mientras que para el perfil 3 se adicionan un pasaje de avión (nacional), la reserva de una habitación de hotel, el consumo en restaurantes, un viaje al extranjero y el cambio del auto por un 0km, sumando 48 tributos.
Se trata de una cantidad considerable de tributos para financiar al Estado que se encuentran atados al consumo de la población y no a la capacidad económica de las personas físicas y/o las empresas, representando una confiscación adicional sobre millones de trabajadores que ven disminuido su poder adquisitivo.
Entre los tributos que más se destacan se encuentran el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que alcanza al 100% de los consumos de los tres perfiles, Ingresos Brutos y Tasa por Inspección de Seguridad e Higiene (Tish), siendo estos tres aquellos que aportan la mayor recaudación tributaria por consumos.
Otros tributos que intervienen son Cheques, Impuesto a las Ganancias (restablecido para los salarios por Javier Milei), Impuesto de Sellos, Impuesto País, Impuestos internos a la telefonía celular, Impuesto Inmobiliario, TSG, etc.
IVA, Ganancias e Ingresos Brutos se encuentran entre los cuatro tributos de mayor recaudación nacional, y entre los seis tributos que totalizan el 83% de la recaudación fiscal.
El gobierno nacional, que dice defender una agenda de desregulación tributaria, no solo no ha mejorado nada de esto, sino que viene de restablecer el Impuesto a las Ganancias sobre los salarios. En el único terreno donde avanza esta política es respecto a las inversiones capitalistas, con el ejemplo de la reciente sanción de un Rigi que exime de impuestos y cargas fiscales a las grandes patronales.
Quienes también participan de esta política fiscal antiobrera son los gobernadores: algunos de los impuestos mencionados, como Ingresos Brutos e Impuesto Inmobiliario van a parar a las arcas de las provincias, mientras que otro tanto de los impuestos nacionales son coparticipables.
Además, el gobierno avanzó con la eliminación de las indemnizaciones laborales por nula o deficiente registración laboral, y con otros cargos del tipo, adjudicándoles una falsa naturaleza fiscal, o bajo el relato del mal llamado “costo laboral”.
Esta estructura fiscal regresiva contra los trabajadores supone que sean estos últimos los que financien al Estado que, a su vez, recorta servicios públicos como salud y educación, castiga a la población con tarifazos y financia a los capitalistas con regímenes fiscales especiales, beneficios y exenciones impositivas.
Según otro relevamiento del Iaraf existen en el país alrededor de 155 tributos (nacionales provinciales y municipales). Los trabajadores son sometidos de forma directa a un tercio de todos estos impuestos. Mientras que de entre los 10 tributos que implican el 92% de la recaudación fiscal al menos 7 alcanzan a los trabajadores.
El Estado capitalista se financia confiscando los magros ingresos de los trabajadores, para desenvolver políticas que benefician a los patrones y les allana el camino para hacer negocios sobre la base de una mayor explotación obrera. El “liberalismo” de Milei justamente consiste en esto: libertad para los capitalistas y confiscación para los trabajadores.
Marcelo Mache
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