martes, agosto 30, 2011

Libia, derrotada por la OTAN


Que no nos vengan con otro cuento como el del malvado Bin La­den o el de las armas de destrucción masiva en Irak. Los rebeldes no han derrotado a las tropas gubernamentales libias. Los rebeldes libios son cuatro gatos aunque a ellos se les haya unido una caterva de oportunistas de fuera, de esos que en todas partes se arriman al sol que más calienta. Ellos no son más que títeres manejados por los titiriteros angloeuropeos y su OTAN. Como otros lo fueron en los dos países asiáticos invadidos.
Nadie, a menos que le interese creerlo, puede creer que un pu­ñado de rebeldes mal armados, ni aun contando con unos pelotones de mercenarios pagados asimismo por las cias, ganen una guerra civil por ellos mismos. Ni por el número ni por el armamento.
Una vez más la historia cuenta las cosas al revés. Aquí, quienes están ganado la guerra y desalojando o matando al dictador (si es que lo era bajo el prisma de aquella cultura), han sido la OTAN y Estados Uni­dos. Ni de lejos la OTAN se ha atenido a la resolución de la ONU cuyo permiso para intervenir en una zona de exclusión no incluía el desembarco de tropas aliadas.
A Libia, donde para los invasores escudados en los "rebeldes" lo único de valor es su petróleo y no un régimen que había situado al país a la cabeza de Africa en renta per capita, sani­dad y edeucación (el trípode del bienestar), lo han derrotado las le­giones imperiales precedidas por bombardeos durante meses que han hecho fosfatina todo cuanto no son pozos de petróleo. Como hicieron en Afganistán y luego en Irak.
Los países sin una defensa antiaérea eficaz están perdidos. Eu­ropa y Estados Unidos harán cuanto se les antoje. Siem­pre tendrán la excusa de que un puñado de insurgentes se han alzado en ar­mas, hartos de que al frente del país no esté el gran títere puesto por aquellos.
Además, los yanquis ya han abierto de par en par sus intenciones. Europa calla, porque le deja el papel de malo a quien no ha dejado de serlo desde la segunda guerra mundial. Mientras las energías re­novables se desarrollan lo suficiente para mantener el despil­farro del petróleo no sólo destinado a la energía sino también a sus numerosos derivados y aplicaciones, todo país que albergue en su subsuelo una gota de petróleo está en peligro. Así lo ha proclamado en la cadena internacional MSNBC el senador demócrata Ed Markey a la periodista Andrea Mitchell: “Bueno, nosotros estamos en Libia por el petróleo. Igual que Japón lo está por la tecnología nuclear. Y esta dependencia que tenemos por el petróleo, es una necesidad que tiene Estados Unidos de tener un programa de energía renova­ble en el futuro”, ha dicho cínicamente, como nos cuenta Homar Garcés desde “Argenpress”.
La historia del mundo es la historia de la fuerza bruta y brutal. Quien, contando con el armamento más mortífero, más disposición tuvo en el pasado a descargarla para obtener oro amarillo, y tiene en el presente para conseguir el negro, tendrá el mundo a sus pies. Esto es lo que hace la canalla angloeuropea, y lo que seguirá haciendo cuantas veces quiera. La otra historia, la de la cultura, no es más que la historia de los débiles. Sólo la “voluntad de poder”, así formulada por NIetzsche, es lo que gana siempre. Porque esa otra historia, la de los cultos, los pacíficos, los buenos y los débiles, es la sempiterna historia de los eternos perdedores. No tenemos nada qué hacer…

Jaime Richart

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