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viernes, agosto 12, 2011
Stanley Kubrick en Banyoles: una introducción al forum
Durante tres sesiones nocturnas, la Universitat d´Estiu de Banyoles, ha programado sendas sesiones sobre la obra de Stanley Kubrick ((Nueva York, Estados Unidos, 26 de julio de 1928 – Harpenden, Hertfordshire, Reino Unido, 7 de marzo de 1999), que ha sido uno de los cineastas más importante y controvertido de la segunda mitad del siglo XX. Una propuesta apasionante donde las haya que resalta la importancia que la izquierda insumisa da a las actividades de cine-forum, una manera de intervención político-cultural que suele dar bastantes frutos, sobre todo si se hace bien, o sea sí se ofrece una buena programación, asiste gente que tiene cosas que decir y se cuenta con un monitor que informa y ayuda al debate.
En este caso tan ambicioso, hay un problema en cómo hacerlo. Recordemos que, exceptuando Atraco perfecto (80 m.), y Teléfono rojo. Volamos hacia Moscú (91 m.) el resto de la obra de Kubrick suele tener una larga duración; de manera que solamente estas son susceptible de adaptarse a un horario que suele comenzar siempre más tarde lo provisto. Habrá pues que empezar por discutir el procedimiento. En mi opinión, dado que las filmografía de Kubrick es suficientemente conocida, y además, de lo más asequible (hay varios pack en DVD), lo propio sería que el personal interesado hiciera sus propias proyecciones, o que las pudiera hacer por su cuenta si lo cree necesario en otros momento. Así el forum se podría hacer en base a un buen documental, Stanley Kubrick. Una vida en imágenes, obra de Jan Harlan, su cuñado y productor de algunos de sus títulos (Barry Lyndon, El resplandor, La chaqueta metálica o Eyes wide shut). Se trata de un trabajo de más de dos horas y media de duración. Emitida por la televisión estadounidense en tres partes, la obra forma parte de la colección de DVD que los estudios Warner han sacado a la venta con nuevas copias digitales de ocho de los mejores títulos de Kubrick. En su día, fue emitida por la TV USA en tres partes, y aunque actualmente está descatalogado, hemos podido encontrar una copia gracias a mi barbero, forofo del cineasta, como lo era también el pintor y antiguo crítico de cine, Julio C. Acerote, nacido en Calatayud y fallecido en el más absoluto olvido en Sant Pere de Ribes donde compartió sus conocimientos con los componentes del cine-club “La Cova Negra”. Acerote había colaborado en la elaboración del nª 1 de la revista Dirigido por…, que estuvo dedicado al completo a Kubrick, cuidándose de la extensa bibliografía final.
El documental es como un repaso ideal para la cinefilia que ha visto su obra –en algunos casos muchas veces, incluso muchas muchas-, y su autor reseñó en su momento: “'No creo que le haya traicionado. He tenido mucho cuidado para no hacerlo', lo cual se puede confirmar al ver este retrato poliédrico que sigue el rastro de un hombre que junto a su nombre ha visto las palabra 'huraño' o 'reservado' en tantas ocasiones como 'brillante', 'maestro' o 'genio', y que suscita y seguirá suscitando admiración y controversia gracia a unas películas a las que el tiempo ha respetado, incluso a pesar del problema que comporta todo fechado (2001) en un título. Algunos de ellos marcaron un antes y un después de la historia del cine, otros no llegaron a tanto, incluso los hay frustrantes, o al menos así me lo parecen a mi La naranja mecánica o El resplandor.
Vida y obra se confunden, Kubrick, al decir de Christiane Kubrick, que estuvo casada con el realizador neoyorquino durante 43 años, “Cuidaba mucho sus películas y estaba seguro de que las iba a arruinar por hablar de manera nerviosa con la prensa”, a lo que Harlan añade: “Siempre pensó que si hubiera tenido algo importante que decir de sus películas, lo hubiera incluido en ellas'”. La familiaridad de este ha facilitado que el documental haya podido entrar en el reducto familiar, e incluir imágenes inéditas de su infancia, así como documentos de su vida en familia que le muestran no sólo como un ser afable, sino con un gran sentido del humor.
También enseña a un Woody Allen que admite que, inicialmente, no le gustó 2001... y subraya el carácter meticuloso de Kubrick, capaz de dejar instrucciones tan detalladas para el cuidado de sus gatos como para el rodaje de sus películas. En una ocasión, Woody dijo que le daban pena los niños que descubrieran 2001 por la Tele, haciendo constar con ello una de las derrotas de la cultura del siglo XX, la existencia de grandes salas de cine donde, como escribió sam Sheppard en uno de sus poemas, se podía ver Veracruz, de Robert Aldrich y Conspiración de silencio, de John Sturges, en un programa doble. Servidor se podrá olvidar de muchas cosas, pero difícilmente lo hará de cuando vio 2001 allá por el octubre de 1968 en un cine del ”Quartier Latin” un día de lluvia, con los francos casi justos para pagar la entrada, y como creyó entrar en la dimensión desconocida. Tampoco podrá olvidar las innumerables discusiones sobre su significado –tan abierto y abstracto que ni el propio Kubrick lo podría haber “interpretado”- que acompañaron visiones ulteriores en los años setenta en aquellos encuentros en los que aprendimos que no solamente de la política vive el hombre. Jack Nicholson “Recuerdo que me contó que en la proyección de 2001... se habían salido 241 exhibidores de la sala. Estoy seguro de que los contó”, uno de los mil detalles que confirman su minuciosidad.
El documental nos informa también de sus proyectos fallidos, como Napoleón, película en la que se quedó sin financiación; The aryan papers, que abandonó al embarcarse Spielberg en La lista de Schindler, y AI, que pospuso por razones técnicas, a la espera de la revolución tecnológica que se ha acabado produciendo. En una de sus biografía se dice que Kubrick acarició igualmente la idea de adaptar el Homenaje a Cataluña, de George Orwell, obra inmortal que, por cierto, acaba de editar Debate en su versión integral en castellano por primera, subsanando los cortes y modificaciones impuestos por la censura franquista.
El documental está hecho desde la admiración, una actitud que no comparto con tanta incondicionalidad. Ya he anotado que pienso que La naranja mecánica y El resplandor son títulos fallidos; habría que recordar que Kubrick no se creyó responsable de Espartaco, una película mucho más importante por sus valores extrafílmicos que como película. Empero, el personal citado por Harlan coincide en afirmar algo obvio: queen la historia del cine quedará para siempre un antes y un después de Kubrick. Esto no quiere decir que su obra conforme una filmografía incuestionable, y de hecho se puede hablar de un frente de rechazo (sin ir más lejos, ahí está Carlos Aguilar con sus numerosas ediciones de la Guía del video-cine, que se despacha a gusto contra él). Pero más allá de lo acertado o discutible de las apreciaciones, lo cierto es que este documental sirve perfectamente su propósito para que la cinefilia veterana o bisoña abra las ganas de conocer o refrescar una obra que consta de entrada con un mérito excepcional: desde que realizó Espartaco, Kubrick se erigió como el único responsable de sus películas, no permitiendo que los productores metieran sus pezuñas, y se habla que llegó a controlar hasta la versiones en lengua extranjera, de ahí que sus versiones en castellano resulten impecables.
Nos veremos con Kubrick en Banyoles
Pepe Gutiérrez-Álvarez
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