Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
lunes, julio 01, 2013
La prisión a cielo abierto más grande del globo
Salem Bachir, representante en Argentina del Frente Polisario y de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), dialogó con el programa Canto Libre sobre la situación del Sahara Occidental. “Mi pueblo vive un drama sin nombre, abandonado en el desierto y rodeado por un muro de 2.720 kilómetros, que divide en dos a nuestro territorio y a su población, con bases castrenses cada cinco a 10 kilómetros y con 150 mil soldados custodiándolo”.
“Mi gente se dedica a la ganadería, la agricultura, al comercio y a sus oficios. En el desierto se vive en condiciones difíciles, sobre todo en los últimos tiempos, después de la invasión. La población está concentrada en luchar día a día en el que llama el uruguayo Eduardo Galeano, ‘el desierto de los desiertos’. En invierno la temperatura es de 0º y en verano supera los 50º. Sólo crecen las piedras. No hay árboles, montañas ni colinas. Llueve cada cinco o seis años y, cuando ocurre, suceden grandes desastres. Pero, mientras más se avanza hacia el oeste, más amigable se torna la geografía”.
Salem Bachir, representante en Argentina del Frente Popular para la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro, o Frente Polisario, y de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) –Sahara Occidental, ex Sahara española–, dialogó con el programa Canto Libre de Radio Sur.
“El Sahara Occidental estuvo ocupada por España casi un siglo. Se ubica en el noroeste del continente africano. Sus fronteras están al norte con Marruecos, al sur con Mauritania, al este con Argelia, y al oeste con el Océano Atlántico y las Islas Canarias. Mi pueblo vivió y vive un drama sin nombre, abandonado en el desierto y rodeado por un muro de 2.720 kilómetros que divide en dos a nuestro territorio y a su población. Separa a los hijos de sus padres, a las mujeres de sus esposos desde hace tres décadas, cuando en los 80 –con la contribución franco-norteamericana-israelí– el Estado marroquí levantó la muralla más extensa, luego de la china, y la más minada del planeta. De hecho, existen entre siete a 10 millones de minas que provocan víctimas inocentes todos los días. También es el muro más militarizado del mundo, con bases castrenses cada cinco a 10 kilómetros, y con 150 mil soldados custodiándolo. Se trata de la prisión a cielo abierto más grande del globo. Allí, en pleno siglo XXI, no se permite a ningún periodista ni observador internacional el ingreso al territorio enclaustrado a cal y canto. Desde el 29 de abril de 1991, hace 22 años, sólo existe una misión de las Naciones Unidas –donde también hay oficiales argentinos–, con el fin de gestionar un plan de paz aprobado por el Consejo de Seguridad y firmado por las dos partes del conflicto”.
Basiri, la guerra justa, el Frente Polisario y otra vez Hernry Kissinger
–¿Cuál ha sido la ruta libertaria saharaui?
–Mi pueblo luchó y lucha por más de 40 años por un derecho universalmente reconocido desde la primera resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1964: la independencia y autodeterminación saharaui. Sin embargo, esa decisión fue contrariada primero por España y ahora por el Estado marroquí, con el silencio cómplice de los Estados más poderosos del mundo. En los años 50’, luego de descubrir los recursos fosfatos de nuestro territorio, España convirtió al Sahara Occidental en una más de sus provincias, la número 53.
–¿Y el origen del Frente Polisario?
–El Frente Polisario nació el 10 de mayo de 1973, después de una larga batalla anticolonial que llevaron a cabo los saharauis agrupados en el Movimiento de la Vanguardia liderado por Mohamed Sidi Brahim Basir, o simplemente Basiri. Él junto a sus compañeros formaron el primer movimiento que reivindicó ante España la independencia del Sahara Occidental, en momentos en que se rebelaban todos los pueblos de África para exigir y combatir por su liberación. Ahora bien, el 17 de junio de 1970, Basiri organizó una manifestación pacífica que fue brutalmente reprimida por la Legión Española y que cobró muchos mártires. Entre los desaparecidos de la masacre se encontraba Basiri, cuyo cuerpo no ha sido hallado hasta hoy. Por eso es considerado el primer saharaui desaparecido. Desde entonces los saharauis comenzaron a reorganizarse para responder al colonialismo español con el único lenguaje que ese Estado comprendía: la lucha armada. El 10 de mayo de 1973 se realizó el primer congreso del Frente Polisario y sólo 10 días después se efectuó la primera operación militar contra España, en la cual se logró la exitosa captura de soldados hispanos. Así se inauguró la Guerra de Liberación Saharaui con el mandato político que decía “Con el fusil arrancaremos la libertad”. A lo largo de la guerra justa, el Frente Polisario apresó a muchísimos oficiales españoles hasta lograr negociar un importante intercambio de prisioneros. El 20 de octubre de 1974, los saharauis emprendieron una gran acción contra la “cinta transportadora de fosfato”, que era el medio de pillaje y robo colonialista del principal recurso natural saharaui.
–Ya el gobierno de España estaba en su declive inexorable.
–Finalmente, el 14 de noviembre de 1975 se firmó el vil Acuerdo de Madrid, con una España debilitada y un Franco en su lecho de muerte. Justo después de rubricarse el pacto, y con la complicidad estratégica del tristemente famoso funcionario y criminal estadounidense Henry Kissinger, fue dividido mi pueblo y su territorio, carneados entonces entre Marruecos y Mauritania. Este último se retiró de nuestro territorio el 9 de agosto de 1978, acordando la paz con el Frente Polisario y después reconoció formalmente al Estado saharaui en 1984. Hasta hoy, Mauritania sostiene una posición muy positiva con nosotros. Todo esto ocurrió en el marco de la participación francesa en nuestra contra, donde utilizó incluso sus aviones de guerra Jaguar.
Las condiciones de existencia de la última colonia africana
“Nací en El Aaiún, la ciudad capital del Sahara Occidental, ahora ocupada. Allí pasé mi infancia y juventud antes de ingresar el Frente Polisario. Fui exiliado con uno de mis hermanos, mientras el resto de mi familia se quedó al otro lado del muro, en la parte colonizada. Luego de 29 años y gracias a un programa de la ONU, logré abrazar a mi madre. Desgraciadamente, mi padre había muerto un año antes”, relata Salem Bachir.
–¿Cómo se bate con la vida el pueblo saharaui?
–En los territorios liberados, las familias saharauis habitan tiendas de campaña fabricadas trabajosa y colectivamente por las mujeres con lana de camello. Emplean telares y las tejen por tramos. La “Jaima” carpa se monta con dos varas, quedando muy resistente. Las tiendas por fuera son oscuras, negras; pero en su interior son cubiertas con telas de colores, ornamentadas con dibujos. Por tradición beduina, se cocina en el exterior de las carpas. El fuego siempre está afuera y se hace con leña del árbol talha, el único que existe en el desierto. Además, la talha es el árbol simbólico del Sahara, y ahora mismo está sufriendo su extinción por el ejército de ocupación marroquí. La talha es utilizada por los saharauis como fuente de inspiración y para protegerse del sol vertical. Sus hojas son usadas para la elaboración de recetas médicas que curan el dolor de estómago, la fiebre, la fractura de huesos.
–¿Y la comida?
–Nos alimentamos de pan integral, de carne de camello, cabra, cordero, conejo y gacela. De leche y sus derivados; de cuscús, sémola, aceite de oliva, de verduras. Y tomamos Té Verde habitualmente. Para nosotros es más que una bebida; es una forma de reunirse y compartir momentos de charla y amistad. Se suele seguir una especie de ritual en el que se toman tres vasos. El comentario popular dice que “el primer vaso de té es amargo como la vida, el segundo vaso es dulce como el amor y el tercero suave como la muerte”.
La solidaridad argelina
–Miles de saharauis viven en Argelia…
–La población refugiada en Argelia, últimamente con la ayuda humanitaria, ha inventado pequeñas habitaciones de adobe cubiertas con planchas de zinc. Pero como esas viviendas no soportan el frío ni el calor, los saharauis las combinan con las tiendas y cocinan con gas butano.
–¿Cómo se decide quiénes deben partir a los refugios argelinos?
–En general, el traslado es voluntario. Sin embargo, durante muchos años el Frente Polisario desaconsejó mantenerse en las zonas liberadas por razones de seguridad, por la guerra y debido a las millones de minas marroquíes que cobraron y cobran vidas de niños, ancianos y personas que desconocen las áreas más peligrosas.
Las manos del internacionalismo latinoamericano, Cuba y las lecciones de el Che
–¿Qué pasa con los servicios básicos en las tierras liberadas?
–En el territorio saharaui existe una zona muy particular climáticamente que goza de una primavera permanente, como un oasis. Ahí la comunidad se ha concentrado en esta fase política “de paz inestable”. Con la colaboración de algunos países, el Frente Polisario ha logrado construir escuelas, dispensarios, hospitales, y alfabetizar a niños y adultos en el territorio liberado.
–¿Cuál ha sido el aporte de los revolucionarios internacionalistas de Latinoamérica en los distintos momentos de la lucha por la independencia del Sahara Occidental?
–Desde los inicios de la revolución saharaui en los 60, siempre hemos contado con el apoyo y la solidaridad de latinoamericanos de Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, tanto cuando ustedes sufrían el terror de las dictaduras militares, como durante el retorno de los gobiernos civiles. Por otra parte, hemos obtenido el reconocimiento oficial de 27 países de América Latina y el Caribe. Faltan Chile y Argentina, mientras que Brasil reconoció al Frente Polisario como movimiento de liberación nacional y representante legítimo del pueblo saharaui, pero no así al Estado saharaui. Con nuestros pobres recursos, tenemos embajadas en Panamá, México, Venezuela, Cuba y Nicaragua, y embajadores concurrentes en otras naciones.
–¿Qué papel ha jugado Cuba en particular?
–Sin duda es el país que nos brindó el mayor apoyo material, político y moral en nuestra lucha. Miles de jóvenes saharauis cursaron sus estudios en Cuba. Desde hace más de 30 años está presente en nuestro territorio a través de sus médicos. Hace poco, con el apoyo económico de Venezuela de Chávez y los recursos didácticos y pedagógicos cubanos, se levantó la Escuela Simón Bolívar. Todavía en La Mayor de las Antillas hay cientos de nuestros jóvenes en sus universidades. Muchas naciones nos han tendido una mano amiga, pero ninguna es comparable con la generosidad cubana. En la última cumbre de los más de 50 países africanos el pasado 25 de mayo de 2013, con invitados internacionales de Europa, EE.UU. y China, entre otros, el vocero saharaui solicitó el término del bloqueo norteamericano a la Isla.
–¿Y qué significado tiene la figura de Ernesto Guevara?
–El Che es parte de la memoria colectiva del pueblo saharaui, de los jóvenes, de mi generación y de la que me precede. La declaración de que ‘todos seremos como el Che’ está viva entre nosotros y se enseña en las escuelas. Y me refiero no sólo a su imagen y ejemplo universal, sino también a sus lecciones históricas.
El final de la paciencia
–¿Cuál es la contingencia de la lucha por la independencia?
–Estamos en una fase crítica y crucial. Toda África y muchos países del resto del mundo se encuentran comprometidos en una fuerte campaña para apoyar nuestra liberación. Por su parte, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki moon, tiene al funcionario norteamericano Christopher Ross como su enviado-representante para desempeñarse como mediador en el conflicto. Los marroquíes cometieron el error de quitarle su confianza hace un año, pero se vieron obligados a someterse a su actuación. Y la batalla actual se resume en cómo detener la violenta represión marroquí en los territorios ocupados, toda vez que anteriormente la ONU no brindó las facultades necesarias en materia de derechos humanos a los Cascos Azules en la zona. Todo esto presionado por la delicada situación en Malí, la cual imprime una mayor premura a la solución de nuestro conflicto.
A decir verdad, con el tiempo casi hemos perdido la confianza en la ONU. A pesar de eso, el Frente Polisario continúa negociando para rescatar lo que pueda rescatarse, por cierto, del plan de paz elaborado por la ONU. Pero en estos momentos, sobre todo los jóvenes saharauis de ambos lados del muro están hartos de esperar y esperar resultados, mientras aguardan a que el Frente Polisario cambie su política y retome nuevamente las armas para imponer con orgullo y respeto un derecho universalmente consagrado.
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