domingo, agosto 17, 2014

La importancia del triunfo en Junín, 6 de agosto de 1824



“No es la artillería el arma fundamental de las batallas bolivarianas, sino la lanza”.

Jorge Abelardo Ramos
Historia De La Nación Latinoamericana.

Esta batalla se celebró hace 190 años y tiene hechos muy importantes que resaltar, fue la última batalla que dio el Libertador Simón Bolívar, el Congreso Colombiano (La Gran Colombia), que manejaba a su antojo el Vicepresidente Santander prohibiendo por Ley del 28 de julio de 1824, Veamos “no le permite mandar el ejército colombiano que auxilia a esta República” (Perú). (1)
Es bueno señalar que el general Antonio José de Sucre, no combatió en Junín, estaba al mando de la Infantería, la cual cuando llegó al lugar de la batalla ya no era menester su participación.
Ahora vayamos a la batalla y su importancia en la liberación de América del Sur de los españoles: los realistas tenían 14 años invictos en sus luchas contra los independentistas en el Perú, contaban con un poderoso ejército que superaba los 10.000 hombres, comandados por oficiales expertos en batallas en Europa y con una moral muy alta, se sentían todos poderosos y pensaban que nadie los podía batir, mas con la derrota en Junín se les acabó tal pensamiento y se comenzaron a desmoralizar. “La superioridad moral de los realistas de un golpe pasó a los independentistas”. (2) Los soldados del ejército español después de la batalla de Junín, no tuvieron un día de descanso, se mantuvieron en marcha todo el tiempo, hasta su derrota final en Ayacucho, esperaban ser atacados por los patriotas en cualquier momento.
La batalla de Junín fue la más sangrienta batalla en Sur América, en ella no se disparó un solo tiro, se hizo con lanzas, espadas y sables. Se enfrentaron las caballerías patriotas y realistas. Nuestros llaneros, acostumbrados desde niños a montar caballos, llevaban sus riendas en las rodillas, así tenían sus dos manos libres para cargar lanzas y alzarse sobre sus caballos hasta un metro, con sus lanzas en manos, más flexibles y más largas, casi metro y medio más que la de los españoles. Comandados por sus jefes Carvajal, Silva, Escobar, Sandoval y Camacaro “realizaron prodigios de habilidad y bravura, y los dos últimos rescataron a Necochea, prisionero con siete heridas desde el comienzo de la lucha. Miller y Suárez, como había ordenado el Libertador cargaron de flanco con éxito”. Utilizaron su acostumbrada destreza del “Vuelvan Caras” Hacer como si huyen y de sorpresa devolverse en veloz carrera. Así, nuestros llaneros con sendas lanzas a mano, herían y matabas a los realistas, levantándolos de sus cabalgaduras al herirlos. Esta batalla en un principio tuvo como triunfadores a los españoles, y en ratos pasaba de mano en mano y estuvo a punto de que se tocara el clarín para la retirada de los patriotas, apuntó el colega economista Ignacio Silva Sucre (3) en una conferencia dada en el Rotary Club de Antímano sobre la batalla de Junín, pero la carga de nuestros llaneros logró la victoria.
La batalla de Junín como el Libertador llamó posteriormente esa llanura cercana a un lago, solo duró una hora, la caballería española fue puesta en retirada y Canterac llevó sus soldados al Cuzco. (4) Con ella quedó libre del dominio español un inmenso territorio, desde Trujillo hasta Huaraz y en la Codillera Blanca hacía Huánuco.
Los españoles perdieron 19 oficiales, 345 soldados fueron muertos y heridos. 100 fueron hechos prisioneros. Los cuales, se sobre entiende, no pudieron estar presentes en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824.
“Las cargas de nuestros llaneros, dice el coronel O’ Conner, hacía temblar la tierra, mientras el cielo de Junín brillaba radiante la estrella de Bolívar”. (5)

Gil Ricardo Salamé Ruiz

Notas:
1) Gil Ricardo Salamé Ruiz, Sucre, algo más que un guerrero, p. 159 y 160. Fundación Editorial El Perro y la Rana, 2009. Nota el libro fue bautizado el 1º de julio de 2010 en la Librería del Sur del Teatro Teresa Carreño.
2) Vicente Lecuna, Bolívar y el Arte Militar, New York, N.Y. Colonial Press Inc. 1955.
3) Ignacio Silva Sucre fue sobrino bisnieto del Gran Mariscal de Ayacucho.
4) Gil Ricardo Salamé Ruiz, ob.cit.p.144.
5) Recuerdos de Francisco Burdett O’Connor, Tarija, 1895 p. 76 y 77.

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