Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
domingo, agosto 24, 2014
Palestina: genocidio y nuevo apartheid
Una y otra vez se repite que las bajas civiles son inevitables porque la población civil de Gaza es un escudo humano de los 'terroristas' de Hamas
Las imágenes de Gaza nos conmueven, indignan, horrorizan, angustian, nos lastiman en lo más hondo de nuestra dignidad humana. Miles sentimos la impotencia de ver ante nuestros ojos que no basta con las declaraciones, las marchas de protesta –por cierto minoritarias, aunque ejemplos imprescindibles de resistencia ética– porque día tras día las bombas siguen cayendo y la muerte de niños, mujeres, ancianos y hombres crece geométricamente en una estadística del espanto.
Nuestras peores pesadillas se hacen realidad aunque sea a miles de kilómetros de distancia. La víctima masacrada es todo un pueblo, aunque con infinito cinismo los medios de comunicación hegemónicos lo presenten como un ataque en defensa del Estado de Israel.
Una y otra vez se repite que las bajas civiles son inevitables porque la población civil de Gaza es un escudo humano de los 'terroristas' de Hamas. Los cohetes que lanza la agrupación islámica sobre Israel son equiparados con el bombardeo sistemático, el ataque de aviación, bombas, tanques y la destrucción total sobre hospitales, escuelas, centros de refugiados, mezquitas, usinas eléctricas, industrias, incluidas la de las propias Naciones Unidas (ONU).
Incluso miles de personas que abrazan causas progresistas caen en discursos que nos recuerdan a nuestra teoría de los dos demonios, equiparando el accionar de un Estado Terrorista, con una infinita superioridad militar, logística, administrativa, con las acciones de las organizaciones islamistas en Gaza, corrientes políticas con las que, por cierto, ningún proyecto emancipador, liberador, nos une.
Todo un pueblo al que se pretende exterminar pasa de víctima a victimario, en una operación del poder que es milenaria pero aún efectiva.
Nos indignamos, sí; pero no es suficiente porque el horror puede naturalizarse y –como ya sucede con franjas sociales importantes de nuestra población– ser parte del paisaje, una noticia más, muy lejos de nuestras vidas cotidianas. La destrucción de un pueblo implica un largo proceso de aniquilamiento. Lo que hoy ocurre en Gaza no ha comenzado ahora y está muy lejos de terminar, aún cuando se logre un alto el fuego. Hay que pasar del horror a la acción, pero eso requiere reflexionar sobre las causas profundas de ese horror. Se necesita deconstruir la infinita trama de mentiras que oculta y deforma la realidad, no sólo las que operan en la coyuntura sino las que legitiman el genocidio a largo plazo. Se requieren precisiones, no para esperar y no hacer nada mientras discutimos, sino para munirnos de herramientas mientras actuamos, de horizontes, de políticas de largo plazo de las corrientes emancipatorias sobre Medio Oriente.
Israel, EEUU y el poder económico ligado a la guerra llevan adelante una estrategia combinada de genocidio y de reconstrucción de un apartheid al estilo de Sudáfrica. En la cabeza de muchos de los grupos que conforman el actual gobierno de Israel está el sueño siniestro de borrar de raíz a la población de Gaza y obligarla al exilio, para ocupar con colonos ese territorio. En paralelo anuncian y aceleran la construcción de nuevos muros gigantescos, sobre todo en Cisjordania, transformando ciudades palestinas enteras en gigantescos guetos, como ya ocurre en Gaza. Esas acciones se sustentan en la recreación de las peores teorías racistas en un nuevo ciclo de la colonialidad del poder que describiera Aníbal Quijano y que nada tienen que envidiarle al poder nazi que llevara adelante el holocausto. El destino de la humanidad se juega mucho en el escenario de Medio Oriente.
Nada de lo que aquí decimos se detiene por un alto el fuego. Entender eso, y que hay que oponer una estrategia activa a la estrategia del imperio y del Estado Terrorista de Israel, es imperioso.
Como un pequeño aporte a la construcción de esa estrategia desde Contrahegemonía rescatamos los trabajos de Rodolfo Walsh sobre Palestina que salieran publicados en el diario Noticias en 1974. La reconstrucción histórica, con la pluma magistral de Walsh, es un rotundo desmentido a quienes pretenden hacer aparecer el conflicto actual vinculado a la coyuntura, borrando la historia previa.
Apenas unos años después de que Walsh escribiera esto, Israel invadía el Líbano para expulsar de su territorio a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Las tropas invasoras permitieron que las fascistas milicias falangistas cristianas ingresaran a los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila para llevar adelante una gigantesca orgía de sangre donde por dos días consecutivos asesinaron mujeres, niños, ancianos y hombres palestinos en un nuevo jalón en la larga lista de aberraciones cometidas sobre ese pueblo.
El artículo de Renán Vega Cantor desmenuza cómo el Holocausto sufrido por el pueblo judío con la maquinaria nazi es reconvertido hoy en herramienta hegemónica que oculta el genocidio palestino. La clase dominante israelí utiliza la culpa de las potencias occidentales, que nada hicieron en ese momento, para impedir la tragedia de los campos de concentración y los hornos de cremación. El pueblo palestino y los árabes en general pagan la culpa por los Auchwitz nacidos en el seno de las sociedades más avanzadas y “civilizadas” del occidente cristiano.
La declaración que firman diferentes referentes políticos, sociales e intelectuales que aquí reproducimos conserva plena actualidad porque pone el centro en las iniciativas que una amplia articulación popular debe impulsar. Aislar económica y diplomáticamente a Israel es determinante para frenar las próximas masacres, que inexorablemente vendrán si no cambian las relaciones de fuerza en el mundo. Agreguemos que terminar con el Tratado de Libre Comercio (TLC) que el Mercosur ya firmó con Israel, es dar un paso clave en ese sentido.
El Che afirmaba que cada injusticia cometida en el mundo debía dolernos como si la sufriéramos en carne propia. Que el sufrimiento de Palestina sea para cada una/o de nosotros/as un dolor insoportable es el primer paso para lograr que algún día las pesadillas no formen parte de nuestra realidad cotidiana.
Contrahegemonía
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario