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viernes, agosto 19, 2016
Homenaje a León Trotsky
Un asiduo lector y crítico de LID nos hace llegar su visión sobre la validez de la obra y la teoría que nos legó León Trotsky.
El 20 de agosto se cumple otro aniversario del asesinato de Trotsky, en 1940. Un año antes, empezaba la Segunda Guerra. Y no habían pasado más que 20 años desde el fin de la Primera, durante la cual Trotsky fue el constructor del Ejército Rojo, que tuvo que enfrentar el mayor ataque contrarrevolucionario de los ejércitos imperialistas contra la naciente revolución de Octubre.
Apenas dos años antes de su asesinato, Trotsky encaraba la fundación de la Cuarta Internacional. Pasaba así de ser la principal figura revolucionaria de oposición a Stalin, a sentar las bases para la construcción de una organización que definía como principal objetivo de lucha por la destrucción del capitalismo y no por su reforma (y, como parte de ese objetivo, la necesidad de enfrentar al stalinismo).
La Cuarta Internacional se sustentaba en una tesis sostenida por Trotsky casi en solitario: La Teoría de la Revolución Permanente, que definía dos aspectos centrales:
1) La imposibilidad de la construcción del socialismo en un sólo país. (La caída de la Unión Soviética cincuenta años después y su desmembramiento, lo demostraron en forma categórica).
2) No hay la más mínima posibilidad de liberación nacional si no hay revolución socialista internacional (partiendo de lo nacional). Porque la burguesía de los países semicoloniales está enfeudada al imperialismo, como es el caso de la burguesía argentina y, en general de toda Latinoamérica.
Es importante señalar esto porque, en aquellos tiempos, a Trotsky se lo conocía precisamente por esta teoría, que era algo así como "la locura" de oponerse a los "avances del socialismo real", que era lo que caminaba por el mundo. Pero el "socialismo real" era una inmensa ficción, una ideología creada por una casta parasitaria y, de hecho, avalada por el imperialismo, a quién también le convenía por diversas razones.
El "socialismo real" se cayó como un castillo de naipes. Porque, efectivamente, el socialismo es una etapa superior al capitalismo. Una etapa en la cual se puede empezar a caminar hacia el reino de la abundancia; y ello sólo es posible a escala internacional. Ningún país puede avanzar aisladamente hacia el socialismo, y mucho menos los países pobres. Y los países ricos, que arrancarían en mejores condiciones, tampoco podrán lograrlo solos porque el mundo está globalizado y domina como ama absoluta la Oligarquía Financiera y sus monopolios.
Homenajear a Trotsky en el aniversario de su asesinato es, por un lado reivindicar su teoría.
Al mismo tiempo, hay que decir que la segunda parte de su tesis, la de los países semicoloniales, tiene hoy confirmaciones apabullantes en nuestro continente: la intervención militar norteamericana cada vez más abierta en Sudamérica y la crisis económica que afecta, en simultáneo, a toda la América latina.
La tesis de la Revolución Permanente tienen más vigencia que nunca. En particular, la que afirma que el único enfrentamiento victorioso ante el monstruo imperialista sólo puede darse con la clase obrera a la cabeza de los trabajadores de la ciudad y del campo y de todos los oprimidos, en una perspectiva antiimperialista y anticapitalista –es decir socialista– y de guerra de clases a escala internacional.
Guillermo Rovelli
Autoconvocados contra el CEAMSE
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