Las continuas agresiones de Paraguay contra Venezuela y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) tienen una explicación bien sencilla: el actual Ministro de Relaciones Exteriores de Asunción fue participe de la cruenta “Operación Cóndor” que regímenes dictatoriales ejecutaron en Latinoamérica por orden de Estados Unidos en las décadas de los años 70 y 80 de la pasada centuria.
El canciller Eladio Loizaga posee un voluminoso expediente sobre su implicación en ese plan maquiavélico y sanguinario fabricado y financiado por Washington, y que las oligarquías conservadoras de nuestra región aplicaron con rigor, especialmente en Sudamérica, para detener el empuje de los movimientos y procesos revolucionarios de entonces.
Solo para adelantar algunos datos acerca de Loizaga, porque otros saldrán a la luz en su momento, el ahora jefe de la diplomacia paraguaya inició su carrera como funcionario de relaciones internacionales durante la prolongada dictadura que imperó en su país en las últimas décadas del siglo XX.
Fue secretario del expresidente Andrés Rodríguez y uno de los principales promotores de la elaboración del “Acta Preparatoria del XII Congreso Anticomunista Latinoamericano”, celebrado en 1979.
También “resaltó” por ser un miembro activo de la “Liga Anticomunista”, avales que evidentemente lo catapultaron a ocupar hoy el cargo de jefe de la cartera de exteriores de Paraguay, promocionado de seguro por organizaciones encubiertas de Estados Unidos que operan nuevamente con total impunidad en varias naciones de la Patria Grande.
Recordemos que el actual presidente paraguayo Horacio Cartes llegó al poder luego de un golpe de Estado al exmandatario progresista Fernando Lugo, que ahora muchos denominan “golpe blando” pero que prefiero llamar “reciclado”, similar al que se gesta desde hace meses en Brasil contra Dilma Rousseff, con la complicidad y monitoreo directo de Washington.
El Pentágono y la Casa Blanca tienen en Cartes uno de sus nuevos monigotes, como Mauricio Macri, en Argentina, y Michel Temer, en Brasil, quienes actúan como puntas de lanzas para asediar a la Revolución Bolivariana y Chavista de Venezuela, a los gobiernos y pueblos progresistas de Nuestra América, y además demoler a las organizaciones integracionistas regionales, entre ellas MERCOSUR, la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Paraguay y su Canciller “Buitre” es uno de los principales ejecutores de una nueva “Operación Cóndor” de Washington, por supuesto adaptada al siglo XXI, pero que poco se diferencia de la materializada en la pasada centuria.
El objetivo de ese plan es el mismo que el de aquella época: debilitar e impedir que las fuerzas de izquierda lleven las riendas de los países latinoamericanos, eliminar todo vestigio de cooperación y desarrollo en favor de los pueblos, y subordinar otra vez a la Patria Grande, en detrimento de su soberanía e independencia, a los intereses de Estados Unidos.
Es como si la historia procurara repetirse con el propósito más que evidente del Imperio de recuperar, a cualquier precio, su dominio al sur del Río Bravo.
Patricio Montesinos
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