martes, agosto 02, 2016

La Revolución española en la pantalla grande



La guerra civil española fue uno de los hechos más dramáticos del siglo XX. La producción cinematográfica sobre los hechos que comenzaron hace 80 años es enorme, diversa y en ella se ponen en juego los sentidos sobre el pasado.

La guerra civil española fue uno de los hechos más dramáticos del siglo XX. Esa conflagración que según el escritor Andrés Rivera fue “la guerra más justa en la que hombre alguno haya combatido”, terminó con los sueños de un pueblo dando inicio a una de las dictaduras más prolongadas y represivas de la Europa contemporánea. El franquismo como cristalización genuina de una clase reaccionaria y ultra-católica oscurecerá a España en un clima de cierto hermetismo cultural y en una censura asfixiante. Pasarán muchos años para que el cine español proyecte en sus pantallas una mirada distinta a la oficial sobre lo ocurrido entre 1936 y 1939.
La producción cinematográfica sobre los hechos que comenzaron hace 80 años es enorme, diversa y en ella se ponen en juego los sentidos sobre el pasado. Un ejemplo de esto es la cinta sobre la vida de José María Escrivá de Balaguer creador del Opus Dei, “Encontrarás Dragones” (2012), donde se presenta una mirada despolitizada, omitiendo durante todo el film su posicionamiento ideológico durante la guerra, su relación con las élites eclesiásticas y económicas, además de su simpatía por el fascismo. Nada más claro para graficar lo que implica las disputas por los relatos históricos en función del presente.
En “Réquiem por un campesino español” llevada al cine por el director Francesc Betriu en 1985, se retoma el rol de la iglesia durante la revolución, pero desde una visión opuesta. Allí se denuncia el rol traidor, desmovilizador, de resignación y sumisión impuesto por el discurso clerical al pueblo rebelado.
Si se realiza una selección de los films emblemáticos sobre el conflicto, es ineludible mencionar a “Morir en Madrid”, el célebre documental realizado en 1963 por el maestro Frédéric Rossif. Si bien usa exclusivamente material de archivo, se distingue de los filmes de propaganda republicanos y fascistas (tan sólo los anarquistas hicieron alrededor de 60 películas durante la guerra), por el uso excepcionalmente bello de la fotografía, una voz en off sobre un perpetuo blanco y negro y una narración que brinda un marco conmovedor al trabajo. El filme comienza describiendo la España de 1931 con sus obscenas cifras de pobreza y desigualdad y termina en 1939 con la desoladora marcha de un explotado y solitario campesino. No es extraño que fuera un francés quien describa magistralmente el triunfo fascista en una España que había decidido olvidar su pasado rojo y proletario. La censura del régimen impidió ver este film y recién será estrenado en la península en el año 1978. “Morir en Madrid” no sólo molestó al franquismo, mientras las autoridades españolas la acosaban y difamaban, la película fue censurada en la Unión Soviética, donde nunca llegó a exhibirse para el gran público.
Una vez concluida la dictadura el clima se distiende y a mediados de los 80 otro filme emblemático ve la luz, es “La Vaquilla” (1985) de Luis García Berlanga. El argumento se basa en que militares republicanos deciden infiltrar a un grupo de hombres en territorio enemigo para raptar a una vaquilla (ternera de un año y medio a dos), que será utilizada en una celebración religiosa donde se realizará una corrida de toros, en un intento simultáneo por conseguir comida y acabar con la fiesta del bando sublevado. Este gran director que ya había sorteado la censura con su obra maestra “Bienvenido Mr Marshall” (1953), en “La Vaquilla” quita la mirada épica sobre la guerra y en un tono ligero y desenfadado la comedia transcurre donde las imágenes desgarradoras o heroicas están absolutamente ausentes. Quizás en correspondencia con el relato oficial tras los Pactos de la Moncloa. La película fue un éxito de taquilla que le dará un manto de clásico al filme.
Tendrán que pasar varios años para romper esta visión y será también alguien de afuera, esta vez un realizador inglés, quien sacudirá el tablero.
Corrían los 90 y como una patada al tablero de casi todo el espectro de películas españolas que redundaban en lugares comunes, circunscribiendo aquí incluso a filmes interesantes como “¡Ay, Carmela!” (1990), pero que no indagaban en el conflicto con rigor histórico ni complejizaban sobre la relación ente guerra, política y revolución, aparece “Tierra y Libertad” (1995) de Ken Loach. Una excelente realización que basándose en Homenaje a Cataluña de George Orwell, se centra en un comunista británico incorporado a las brigadas internacionalistas que por azar es alistado a las filas del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). El protagonista no tardará en enfrentarse con las políticas aplicadas por el PC español, dando cuenta de la compleja e inestable alianza interna en las filas republicanas. La película ayuda a entender las causas profundas de la derrota y el rol del estalinismo, indagando sobre el papel de las cúpulas y las bases en la revolución y en la guerra, aportando a la discusión y al debate. Es un filme imprescindible.

Tierra y Libertad, trailer

Un año más tarde se estrenará “Libertarias”, un largometraje que aporta una mirada de género. Las protagonistas son un grupo de milicianas anarquistas con diferentes trayectorias (una ex monja, una ex prostituta, una obrera y otra dirigente) que comparten el frente de batalla, entendiendo que las dificultades de la guerra no se limitan a combatir a los militares alzados, sino que también deben hacer comprender a sus propios camaradas los cambios ideológicos, sociales y de género por los que luchan.
Desde otro punto de vista, quizás no tan político como “Tierra y Libertad” o “Libertarias”, pero considerando que un relato ficcional puede aportar una mirada que asiste para comprender el drama de un momento histórico, poniendo lo emocional en juego para dar cuenta, se encuentra “La Lengua de las Mariposas” (1999). El argumento parte de una historia sencilla como lo es el cálido vínculo que entablan un veterano maestro y un niño en la España a comienzos de la república, pero cuya relación se verá trágicamente alterada con el comienzo del conflicto. Esta película está basada en un cuento breve del escritor gallego Manuel Rivas. Relato entretenido pero que no se compara con lo sublime del film, con una gran actuación de Fernando Fernán Gómez que conmueve desde el principio y sin dudas, estremece sobre el final. Este filme es probablemente la antítesis de “El lápiz del Carpintero” (2003) basada en una novela genial del mismo Rivas, pero cuyo resultado cinematográfico es apenas, un poco menos que discreto.
En esa línea otro film que posee también la curiosa originalidad de contar lo macro desde una historia mínima es “La Mula” (2013). El protagonista, un soldado del bando nacional de origen humilde, lo único que desea es llevarse una mula una vez acabada la guerra. Es interesante como a partir de un hecho simple y un personaje aparentemente sin muchas luces, la trama devela el carácter antiplebeyo del ejército y la sociedad reaccionaria y elitista que sobrevendría sobre las ruinas de la República.
Otra obra interesante es “La Voz Dormida” (2011), basada en la novela homónima de Dulce Chacón aborda la temática de una manera descarnada y detallada. Quizás es un film no tan novedoso en sus formas, ya que cae en cierto maniqueísmo y en los clichés comunes de las películas de época, con una ambientación muy artificial, poco creíble. Pero es rescatable por la intensa descripción de las represalias a todo el arco republicano, la feroz persecución a los maquis que buscaron derrocar tan infructuosa como heroicamente al fascismo español. Además, el filme puntualiza algo sumamente conocido pero poco trabajado (pensemos en el terrible final del poeta Miguel Hernández, por ejemplo) como fueron los juicios sumarísimos, la brutalidad de las cárceles del régimen franquista y la omnipresencia de miembros de la iglesia católica como elemento disciplinador del orden impuesto. En menor grado de detalles, pero no por eso menos destacable, “Los Girasoles Negros” (2008) también aborda las persecuciones de post guerra y el rol del poder eclesiástico.
En relación a los maquis y si hablamos de originalidad, merece una mención especial “El Laberinto del Fauno” estrenada a fines de 2006. Es la película hablada en castellano más taquillera hasta el día de la fecha y la película de habla no inglesa con más nominaciones en la historia de los premios Oscar. El filme es una extravagante argamasa entre un duro realismo y lo mejor de la ciencia ficción, con imágenes que bien podrían ser de un cómic de Marvel, pero situada en la España de los años 40. Podemos rastrear un antecedente del mismo director en “El Espinazo del Diablo” (2001.) una película que si bien es menos intensa y extravagante que “El Laberinto…”, muestra de original forma las secuelas de la Guerra Civil. Añade un punto de vista ajeno (el de un mexicano) a los diferentes relatos sobre la contienda, llevándola a otros géneros como el fantástico o el de terror. Tremenda y brillante audacia de Guillermo del Toro quien dijo sobre su obra “los que vayan a ver El laberinto del fauno y esperan ver El señor de los anillos les aviso que se van a cagar de miedo”- y vaya si tuvo razón.
Seguro esta lista es muy incompleta, se buscó resaltar algunos de los filmes que ayudan a pensar el conflicto y debatirlo porque repensar lo ocurrido nos exige ser cautelosos y selectivos, remontarnos al pasado puede constituir un archivo descriptivo e inerte si no se busca un sentido. Memoria es construir un principio organizador y ordenador que permita significar el presente. Hoy, a 80 años de comenzada la Guerra Civil Española todavía queda mucho por escribir, ver y pensar sobre los sentidos de ese pasado. Pero sobretodo, disputarlos.

Leandro Cuesta

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