domingo, agosto 07, 2016

Pravda, de la organización a la toma del poder



¿Cómo logró el diario de los trabajadores convertirse en un factor esencial para el triunfo de la Revolución de 1917? ¿Cómo se organizó la insurrección sin derramar una gota de sangre? Retomando a Lenin reflexionamos acerca del rol de la prensa obrera y de los “tribunos del pueblo” en la construcción de un partido revolucionario.

En la entrega anterior planteamos que Pravda, un diario legal y masivo impulsado por Lenin y los bolcheviques en años de ascenso de la clase obrera (1912-1914), afianzó una extensa red de corresponsales que denunciaban las condiciones de explotación en los lugares de trabajo, informaban sobre conflictos locales y cuestionaban al régimen zarista de raíz.
Pero ¿Cómo logró el diario, con sus miles de colaboradores y su capacidad de llegar y movilizar a las masas, convertirse en un factor esencial para el triunfo de la Revolución de 1917? La clave era construir una corriente política de peso real en toda Rusia. Para que el diario pueda convertirse en el organizador colectivo de un partido revolucionario, decía Lenin, sus militantes debían romper con cualquier práctica rutinaria y convertirse en los verdaderos “tribunos” del pueblo, es decir, en la voz de los explotados y oprimidos. Los años de preparación fueron fundamentales para que el partido bolchevique dirija el proceso revolucionario dando lugar al primer gobierno obrero de la historia.

Pravda en el año de la Revolución

Habían pasado dos años de feroz censura cuando Pravda volvió a publicarse el 5 de marzo de 1917 con la Revolución de Febrero y el derrocamiento del Zar Nicolás II. Fue reemplazado por el Gobierno Provisional integrado por burgueses y apoyado por los mencheviques. Para instalar nuevamente el diario, los bolcheviques tuvieron el acierto de distribuir el primer número en forma gratuita. Al día siguiente, el segundo número vendió más de 100.000 periódicos. Lenin desde el exilio tuvo que dar una importante lucha política al interior de las filas del partido porque el diario había adoptado una posición conciliadora con respecto al gobierno reformista y a la guerra (planteaba continuar la guerra para defender las conquistas democráticas frente al avance alemán). La liviandad de las críticas se debían a la creciente influencia de Stalin en la junta editorial.
Lenin retornó a Rusia el 3 de abril para convencer a sus compañeros de que el partido debía condenar categóricamente al Gobierno Provisional y a la sangrienta guerra y explicar pacientemente a las masas que sólo a través del soviet de diputados se llegaría a un gobierno revolucionario y a la paz en el territorio. El 7 abril publicó en Pravda (N° 26) para terminar con las ilusiones depositadas en el gobierno: “Nuestra tarea es explicar paciente, persistente y sistemática los errores de su táctica, dar una explicación adaptada especialmente a las necesidades prácticas de las masas” (1). A partir de ese momento el revolucionario dirigió Pravda hasta el mes de julio. En esos tres meses el diario dio un giro novedoso: aumentó su influencia entre los trabajadores y el pueblo, se multiplicaron los corresponsales (y con ellos las denuncias) y las suscripciones, se formaron nuevos grupos de colaboradores que sostenían financieramente al diario a través de las colectas, se declaró al gobierno como contrarrevolucionario y se planteó abiertamente la tarea de desenmascarar a las direcciones reformistas que todavía eran mayoría en los Soviets. Además adoptó una postura marcadamente internacionalista para explicar el carácter imperialista de la guerra.
Comenzó a difundir con claridad, sencillez y en forma concisa (estilo periodístico de Lenin) el programa del partido, como alternativa frente a cualquier gobierno capitalista. Incluso cuando en las Jornadas de Julio se desarrollaron manifestaciones armadas prematuras, Pravda explicó pacientemente que aún no estaban dadas las condiciones para tomar el poder. El Gobierno Provisional actuó persiguiendo a los bolcheviques, clausurando sus prensas, incendiando locales y deteniendo a sus dirigentes. Lenin debió volver a la clandestinidad.
En agosto los bolcheviques ganaron la mayoría en los soviets gracias al paciente trabajo que habían hecho con Pravda y al papel que jugaron sus militantes, los tribunos del pueblo, que cargaron sobre sus espaldas la necesaria centralización del partido y ganaron a miles para la causa revolucionaria a pesar de la represión y la persecución policial.

Los “tribunos del pueblo”

Lenin dialogaba desde sus escritos con los cuadros partidarios: los hombres y mujeres que se habían curtido como militantes durante los años previos a la insurrección. Ya desde ¿Qué hacer? (1902) decía que el proletariado debía superar su conciencia sindicalista y convertirse en el verdadero representante de los intereses de las capas más explotadas de la sociedad. Un revolucionario no debía ser un “sindicalista”, limitándose a los problemas del gremio, sino un “tribuno popular’, capaz de reaccionar contra cualquier manifestación de arbitrariedad y de opresión […] capaz de aprovechar el menor detalle para exponer sus convicciones socialistas y sus reivindicaciones democráticas, para explicar a todos la importancia histórica mundial de la lucha emancipadora del proletariado”. Los tribunos debían agitar las denuncias al régimen y canalizar las explosiones espontáneas y la bronca generalizada para transformarla en organización colectiva. Lo hicieron a través de campañas políticas que atacaban estructuralmente al gobierno, como lo fue la campaña antibélica de Pravda en 1917, planteando como salida alternativa un gobierno de los trabajadores y el fin de la guerra. Para Lenin el ingenio, la audacia y la paciencia eran cualidades fundamentales para un revolucionario profesional.
Con la aceleración del proceso revolucionario, en octubre propone junto a Trotsky pasar a la ofensiva. El 10 de octubre se vota la toma del poder y, a pesar de la censura, Pravda vuelve a publicarse el 24 de octubre anunciando la insurrección del día siguiente. La toma del poder se realizó sin derramar una gota de sangre. La prensa había cumplido su rol organizador, se había convertido en herramienta fundamental para la estrategia revolucionaria en Rusia.
Hoy en día, salvando las distancias y las coyunturas políticas de cada época, La Izquierda Diario busca retomar las mejores experiencias del diario leninista uniendo las voces de los explotados en 11 países y en 5 idiomas pero con una misma voz, como parte de una Red Internacional de medios que afianza el internacionalismo entre nuestras filas. Los avances en los medios de comunicación, y la renovación de sus soportes han permitido acelerar los ritmos de la información y cuestionar más fácilmente la visión de las clases dominantes, llegando a miles en minutos, a cientos de miles en unas pocas horas. Como Pravda, LID informa sobre los hechos de la realidad desde una perspectiva marxista, convoca a sumar todas las voces que denuncien las condiciones de explotación y opresión de los gobiernos burgueses planteando como alternativa una salida socialista e impulsa la formación de “tribunos populares” que tomen en sus manos las demandas de todos los sectores oprimidos. Los militantes del PTS tendrán la audaz tarea de transformar la potencialidad del diario en militancia partidaria.
En definitiva, no pensamos la prensa como simple transmisora de información sino como organizador que desarrolle las mejores condiciones para la difusión de las ideas revolucionarias, para la organización de las bases en las fábricas, para tener más herramientas para combatir a la burocracia y, sobre todo, para la construcción de un partido revolucionario, recuperando el legado que Lenin y Trotsky nos dejaron.

Claudia Ferri

Notas.

1. Lenin, Obras Selectas. “Las tesis de Abril” Ediciones IPS. Lenin llegaba así a las mismas conclusiones a las que había llegado Trotsky en 1905.

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