martes, abril 30, 2019

Angelelli: de la complicidad del Vaticano a la beatificación



Este fin de semana en la capital de La Rioja, fueron beatificados el cura Enrique Angelelli y tres de sus colaboradores. Angelelli fue referente de los sacerdotes que integraban la corriente eclesiástica abierta luego del Concilio Vaticano II, que abogaba por un aggiornamiento de la iglesia católica y por un acercamiento de los clérigos a los pobres.
Angelelli fue parte de la Juventud Obrera Católica de Córdoba, corriente del catolicismo populista, vinculada al peronismo en el antiliberalismo político y económico; y el nacionalismo. Fue obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba y fue designado obispo al frente de la diócesis de La Rioja en 1968, en un contexto político convulsionado. Sobre el “Cordobazo”, Angelelli sostuvo que era “grito de rebeldía lanzado por la juventud y la clase obrera” y que “es necesario cambiar de rumbo”. El obispo realizaba encendidos discursos donde denunciaba las problemáticas sociales que sufría el pueblo feligrés. Impulsó la creación de sindicatos rurales en una provincia en que la curia había sido, históricamente, cómplice del poder patriarcal de los terratenientes. Así se fue ganando el desagrado de la burguesía riojana, quienes lo acusaban de marxista o comunista. Angelleli simpatizaba con la Juventud Peronista, en uno de cuyos actos participó en 1973 (La Stampa, Vatican Insider, 31/10/18). Por eso mismo, los editorialistas de La Nación escribieron un editorial contra la beatificación (30/7/18), lo que motivó un cruce con el obispado riojano.
El 4 de agosto de 1976, mientras viajaba junto al cura Antonio Pinto, su vehículo fue embestido por otro auto. Este ataque de los grupos de tareas ocurrido en Chilecito, cerca de la capital riojana, fue presentado como un "accidente de tránsito".
Recién en 2014, luego de 38 años de lucha de organismos de derechos humanos, el Poder Judicial reconoció que se trató de un "homicidio". De los cincos acusados, solo dos fueron condenados: Luciano Benjamín Menéndez y Luis Estrella.
El cura Antonio Puigjané, muy cercano a Angelelli, sentenció: “la jerarquía de nuestra Iglesia católica fue prácticamente cómplice del genocidio que las Fuerzas Armadas infirieron a nuestro pueblo (...) Desde el Vaticano no hubo reacción alguna, más aún desde ese nivel se ayudó a tapar lo sucedido con el obispo riojano”. En esa jerarquía que refiere Puigjané se encontraba el actual papa, Bergoglio, que durante esa época estaba al frente de la orden de los Jesuitas.
En el marco de la proclama de beatificación, Francisco pidió que se siga "el ejemplo" de Angelelli y "apoyen a los que trabajan por una sociedad más justa y solidaria". Una total demagogia por parte de quien está comprometido en maniobras de ocultamiento y encubrimiento de abusos sexuales a menores.
El Vaticano intenta limpiar su imagen, otorgándole el título de beato y mártir a Angelelli y compañía. Lo cierto es que la beatificación es que la iglesia fue uno de los máximos soportes de la dictadura cívico-militar. La misma aún no hecho una apertura irrestricta sus archivos.
La lucha contra la impunidad debe barrer con el silencio cómplice de una de las instituciones más opresoras de la historia.

Juan Rubolino

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