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lunes, mayo 11, 2020
El desempleo en EE. UU. es el mayor desde la Gran Depresión
A causa de la pandemia de coronavirus el desempleo en el corazón del imperio alcanzó un máximo desde que se empezó a registrar en el año 1948 y ya es el más alto en 90 años.
Estados Unidos se convirtió hace tiempo en el epicentro mundial de la pandemia. Como era de esperarse no solo la salud sino también la economía sufrieron un durísimo golpe y este viernes se registró casi un 15% de desempleo. Pero si el detonador es claramente la pandemia, la responsabilidad de esta explosión no es del virus, sino de un sistema cuyo motor es la acumulación de ganancias.
El sistema de salud de EE.UU está altamente privatizado, lo que hace que solo quienes puedan pagar sus altos costos sean tratados. Los empleadores no están obligados a pagar planes de salud para sus empleados y quienes tienen el privilegio de tenerlos, igualmente deben pagar una parte de su atención. Incluso los programas estatales como el Medicare y Medicaid no garantizan atención gratuita. En este marco hubo casi un millón y medio de despidos en la industria de la salud ya que todos los pacientes cancelaron cualquier tipo de tratamiento no esencial. Un despropósito que solo puede encontrar su justificación en la irracionalidad del sistema capitalista.
Por eso el personal médico de New York está en la primera línea no solo de combate contra el virus sino también contra el sistema. Enfermeras de la ciudad proponen que se nacionalice la salud y se ponga bajo control de sus trabajadores y usuarios.
La crisis económica, que impacta sobre todo en el empleo masivo, también es consecuencia del capitalismo americano. La enorme cantidad de trabajo precario y la facilidad que tienen las patronales para despedir hizo que en solo algunos meses de pandemia EE.UU alcance el nivel de desempleo más alto desde 1948, año en que se empezó a registrar el dato. El anuncio de este viernes de un 14.7% de desempleo solo está por debajo de algunos estimados del año 1932 que hablan de un 25% pero, al no existir registros oficiales, el número puede no ser muy certero.
El análisis un poco más profundo de los datos publicados por el Labor Department (Departamento de Trabajo) nos da una excelente radiografía del país. La ola de desempleo comenzó en el sector de la hospitalidad con los hoteles a la cabeza, que destruyó 7,7 millones de puestos de trabajo. El comercio, incluidas las grandes cadenas de supermercados y ventas por internet, perdió 2,1 millones y en la manufactura hubo 1,3 millones de despidos. Los primeros dos sectores trabajan predominantemente afroamericanos y latínos, que además de tener los sueldos más bajos tienen los peores puestos y muchos están ultra precarizados.
No resulta casualidad entonces que, como reporta el Washington Post con datos del Labor Department, el desempleo entre los hispanos llegue al 19% y entre los afroaméricanos casi al 17%. Son estos dos sectores de la clase trabajadora de EE.UU los que sufren no solo la explotación del sistema capitalista sino la brutal opresión racial que también se manifiesta en que viven en barrios con peor infraestructura y donde la atención sanitaria es de menor calidad. Por eso no sorprende ver que ambos grupos étnicos sean los más afectados por el virus. Por ejemplo, los afroamericanos son el 13,4% de la población del país pero representan más de la mitad de los contagiados y casi 60% de las muertes.
Y si hablamos de opresión no se puede pasar por alto la situación de las mujeres. Tampoco sorprende, aunque sí genere bronca, ver que su tasa de desempleo es de 16,2% contra 13,5% de los hombres. Los datos no están presentados como para hacer el análisis pero nadie podría dudar de que si se desmenuzaran el resultado sería que las que están en peores condiciones son las mujeres negras y latinas.
Lo peor de todo es que este siniestro cuadro de situación está basado en estadísticas oficiales, que suelen ocultar o disfrazar los datos. El mismo Labor Department reconoció que la cifra de desempleo general estaría cerca del 20% si se contara a quienes no estaban trabajando por “otras razones”. Y esto tampoco toma en cuenta los millones de inmigrantes ilegales que conforman el escalón más bajo de la clase trabajadora estadounidense. Este invisible sector, el más super explotado, muchas veces ocupa lugares esenciales en la economía como el trabajo en depósitos o en limpieza, pero no pueden aplicar para el seguro de desempleo y ni siquiera tienen el privilegio de aparecer en las estadísticas.
El panorama actual es sombrío y hay más nubes negras en el horizonte. Contra los anuncios de Trump de que en breve se reabrirá la economía y se recuperarán los puestos de trabajo, la mayoría de los analistas coinciden en que la crisis será peor. Muchos trabajadores que fueron suspendidos o despedidos por un tiempo verán que sus puestos se suprimen definitivamente. Y la ayuda económica del estado no aparece por ningún lado. Trump firmó un paquete de rescate millonario para las grandes empresas que incluía un pequeño alivio para las familias trabajadoras. Pero la mayoría se queja de la dificultad de acceder a esos programas, con páginas web que se caen constantemente y líneas de teléfono saturadas.
Incluso los $1200 dólares que el estado dio a todos los trabajadores registrados son totalmente insuficientes. Las interminables colas en los bancos de comida para retirar alimentos son una muestra cabal de la situación.
Pero la clase obrera no aceptará fácilmente pagar los platos rotos de la fiesta capitalista. Las huelgas de Amazon, la cadena de supermercados Whole Foods, los trabajadores de limpieza de New Orleans, entre otras, señalan el inicio de la resistencia. Un aumento en la lucha de clases como respuesta al intento de las burguesías de descargar la crisis sobre los trabajadores. Se impone la necesidad de discutir medidas como el reparto de las horas de trabajo entre las manos disponibles y el aumento de medidas sanitarias en los lugares de trabajo para unificar a la clase trabajadora en su combate contra el capital.
Nicolás Daneri
Viernes 8 de mayo | 16:07
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