Pocos días atrás, sus familiares y compañeros políticos tuvieron conocimiento de que Mumia sería operado a corazón abierto. La intervención estaba pautada para el miércoles 14, pero se fue reprogramando para los días inmediatamente posteriores, sin que sea claro, al momento de escribir estas líneas, cuándo será operado. Tampoco se conoce en qué hospital y bajo qué condiciones se realizará el tratamiento, un derecho elemental en cualquier Estado democrático.
Mumia se encuentra actualmente incomunicado y atado a su cama. No sorprende: fue sometido a la misma violencia en su anterior operación. Los “campeones de la democracia” utilizan habitualmente este procedimiento en su sistema carcelario. Además de otras patologías comórbidas que complican el cuadro clínico, Mumia cursó recientemente Covid-19, luego de contagiarse dentro de la prisión.
La campaña puesta en marcha incluye tres puntos nodales: romper la incomunicación de Mumia y permitir que pueda hablar con su esposa, su vocera pública, su médico y su consejero espiritual antes de la operación; rechazar la sujeción en su lecho; su libertad inmediata.
Una delegación del Partido Obrero llevó la solidaridad desde Argentina a la conferencia donde se divulgó esta situación. La misma congregó, bajo un mismo reclamo, a cientos de activistas y miembros de distintas organizaciones, especialmente del ámbito de derechos humanos, de las comunidades nacionales en Estados Unidos y de grupos combativos.
Durante marzo, voceros del Partido Obrero enviaron una carta reclamando por la libertad de Mumia a las autoridades estadounidenses, entre otras acciones de difusión emprendidas. Se redobla, así, el compromiso con esta causa y con la lucha por el fin de los encarcelamientos políticos.
Las organizaciones convocantes llaman a una movilización masiva para el 23 al 25 en Filadelfia para exigir su inmediata liberación. Llaman a «clausurar Filadelfia» (Shut down Philly). ¡Adelante compañeras y compañeros!
Luciano Arienti
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