jueves, abril 15, 2021

Suspensión de clases presenciales: la docencia impuso lo que los gobiernos y las burocracias rechazaban

El mismo día que la docencia de Capital Federal y Buenos Aires comenzaba una huelga masiva de 24 horas (en algunos distritos de 48 y 96 horas), el gobierno anunció por la noche la suspensión de la presencialidad escolar por quince días. La ratificación de la presencialidad ante la ‘segunda ola’ no sobrevivió ni cuatro días. 
 La medida oficial comenzará a regir desde el día lunes 19, durante dos semanas, en la zona del AMBA. Queda por verse si la restricción abarcará a la totalidad de los distritos de la Provincia. Según el diario La Nación (15/4), la decisión del gobierno nacional generó “sorpresa y malestar” en el gobierno porteño, pero lo mismo ha ocurrido en el oficialismo que repetía el manta de la ‘escuela segura’. Resta saber también qué definirán los gobernadores en sus respectivas provincias. Perotti en Santa Fe promete insistir con la presencialidad, lo mismo que Manzúr en Tucumán, dos ejemplos de desconcierto en las filas oficiales.
 La decisión del gobierno desmiente lo que venían sosteniendo desde la propia Casa Rosada hasta el momento, a saber, que las escuelas permanecerían abiertas porque allí “no se producen los contagios”. El anuncio ha dejado colgado de un pincel al ministro de Educación, Nicolás Trotta. Carla Vizzoti, ministra de Salud, el mismo día, pero por la mañana, le había dicho a la población por conferencia de prensa: “Solo salgamos a trabajar, a realizar las actividades indispensables, a llevar a los chicos a la escuela”. El gobierno recurre a la suspensión de la presencialidad escolar (con fecha de vencimiento anticipada), porque advierte que la progresión abrupta de contagios alcanzará a las escuelas en forma masiva, cuando ya se han registrado más de treinta docentes fallecidos. En muchas escuelas, el virus ya había suspendido de hecho la presencialidad escolar. Las clases presenciales sencillamente no se podían garantizar. El avance de la pandemia hizo volar por los aires los protocolos que firmaron el gobierno y la burocracia de los sindicatos docentes. La presencialidad escolar en pandemia, como sostuvimos desde la primera hora desde esta página, es incompatible con el cuidado de la vida y la salud. El cuento del “retorno seguro” a las aulas resultó un fraude. 
 Por otra parte, la definición de la suspensión de la presencialidad confirma el acierto de las asambleas que rechazaron la presencialidad desde un inicio, y luego apoyaron el planteo con paros progresivos. El acierto de las auto convocatorias y comités de bases contra la presencialidad, que desafiaron la presión de quienes se conformaban con protocolos de seguridad inviables, ni qué decir de quienes usaban a la ‘opinión pública’ para meter presión a favor de la presencialidad. Ahora las encuestas muestran un apoyo mayoritario al cierre de las escuelas, y los canales de TV muestran que la posición presencialista predomina en los barrios chetos del AMBA. Nuestra corriente, Tribuna Docente (T) se valió de una caracterización correcta de la crisis para anticiparse a lo que enseguida sería una corriente cada vez más numerosa en la docencia. Los cálculos electoralistas acerca de la ‘opinión pública’ sirvieron a una política liquidacionista contra el movimiento sindical docente. . En este camino ya estaban por ejemplo los docentes del SUTEBA Ensenada. 
 Las tendencias al rechazo a la presencialidad, repetimos, no comenzaron en las últimas horas. Desde el inicio del anuncio del regreso a las aulas se desarrolló en las bases docentes una fuerte corriente “anti presencialidad”. El comienzo del ciclo lectivo 2021 estuvo signado por paros y moivliizaciones en 16 provincias, contra los acuerdos salariales de las burocracias y contra la presencialidad. La docencia recorrió la experiencia de una presencialidad suicida, impuesta por el estado, las patronales, el clero y la burocracia, para sacar la conclusión de que la presencialidad segura que impulsaba la izquierda democratizante, era una fantasía de oportunistas. Este proceso “por abajo” se manifestó en el desarrollo de comités de bases en casi 20 distritos de la provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal. Nuestra Tendencia fue una firme promotora de esa lucha. La consigna que unificó a todo el movimiento fue “suspensión ya de las clases presenciales, en defensa de la vida y la salud”. El apoyo del activismo de UTE al paro de 24 horas convocado por Ademys, no obedeció, como es obvio, a la posición presencialista de su dirección; el viraje tardío hacia el paro fue el canal por el que infiltró una irrupción masiva. Fue lo que ocurrió con los paros que tardíamente convocaron los Sutebas Multicolores, que arrastraron a otras secciones - Florencio Varela, Almirante Brown, Lomas de Zamora, Mar del Plata, Lanús, Moreno, entre otros. En algunas seccionales la adhesión a la huelga fue del 50%. 
 Las corrientes sindicales (FIT-U) que impulsaron con entusiasmo digno de mejor causa la presencialidad “segura” y “sin riesgo”, cambiaron de registro “ante, han dicho, el aumento de los contagios”. Ese aumento ya estaba anunciado y en desarrollo por infectólogos y estadísgrafos. El argumento presencialista tenía tan poco que ver con el virus y los contagios que repetía, sin fatiga, que si los obreros van a las fábricas, con el virus adentro, los docentes debemos hacer lo mismo. Hace diez días que las empresas cierran turnos o directamente las plantas.
 La definición del gobierno, por supuesto, no cancela la lucha que tiene por delante la docencia. La ‘nueva fase’ tiene lugar cuando las luchas ‘circulan’ en forma creciente, y el impasse de la política económica oficial es terminal. Las vacunas no solamente escasean; hay una transición para que surtan efecto. La quincena oficial apenas abarca el tiempo en que demora en manifestarse el contagio. Harán falta otras suspensiones ‘temporales’. El régimen económico y social vigente tiene limitaciones insalvables para enfrentar la situación, esto porque se rige por el lucro, no por la vida. Los compañeros desocupados no pueden abandonar las calles. Es necesario fusionar todas las luchas, mediante un trabajo preparatorio de asambleas, plenario y congresos de bases. En los círculos del poder advierten el carácter explosivo del impasse: los funcionarios del FMI se han puesto ahora en subrayar los buenos términos de su negociación con el gobierno; Larreta se dispone a llegar a un acuerdo con los Fernández o al menos a desensillar hasta que aclare. En última instancia, la pelea capitalista mundial por el mercado de vacunas y de implementos de salud, y la lucha política entre estados y gobiernos, marcará el ritmo de toda la crisis. 
 Nuestro balance provisional nos lleva a la siguiente conclusión: es necesario un balance de conjunto de la docencia, por medio de asambleas y plenarios de base para arribar a conclusiones comunes, a una agenda de reivindicaciones y a un plan de lucha.

 Mariano Hermida
 15/04/2021

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