miércoles, abril 28, 2021

La presencialidad enferma y mata niños

Hasta la fecha, 170.000 niños contrajeron coronavirus durante la pandemia en todo el país “de los cuales 37.378 lo hicieron entre el 1 de marzo y el 16 de abril del 2021, cuando comenzó el ciclo lectivo”, señala un informe de la Defensoría Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes. El informe, con datos del Ministerio de Salud de la Nación, agrega que desde el inicio del ciclo lectivo el 18 de febrero, los contagios en niños aumentaron un 468% a nivel nacional. En el AMBA el incremento fue del 582,6% que pasó de 144 casos registrados el 18 de febrero a 839 el 12 de abril [1]. 
 Estos datos desenmascaran dos mentiras instaladas desde el gobierno: que las clases presenciales son seguras y que los niños no se contagian. Los niños se enferman, desarrollan cuadros graves y también mueren. El coronavirus se presenta de manera diferente en las personas más jóvenes “un niño tiene mucho más diarrea, mucho más dolor abdominal y dolor en el pecho que los vistos en un cuadro clásico de la enfermedad” [2]. Además, en los niños en particular se registra el Síndrome Inflamatorio Multisistémico (MIS-C), un cuadro que ocurre varias semanas después de la enfermedad, sobre todo en asintomáticos y que es “una respuesta inmune inadecuada a una infección que lleva a una falla de diferentes sistemas y amenaza a la vida de manera importante, a través del shock” [3]. Suman 194 los niños y adolescentes muertos por Coronavirus en todo el país, 101 de ellos sólo en la Provincia de Buenos Aires. Un Cromagnon viral que se oculta tras los datos duros del cero coma tanto por ciento.
 Con esta evidencia, lejos de concluir que el cierre de escuelas debe extenderse a todo el país, Trotta plantea una “presencialidad administrada” para reabrir las escuelas que cerraron. Por su parte, el mismo día que Argentina alcanzaba un nuevo récord con 557 muertos diarios, el ministro de Salud bonaerense Daniel Gollán declaraba que “hay pequeños indicios de que se está desacelerando la curva de contagios” porque disminuyeron “los llamados a la línea 148 [y] bajó la demanda de hisopados” (SIC). El optimismo infundado de Gollán abreva a la presencialidad porque, aunque reconoció que “las escuelas abiertas en los municipios del conurbano implica hoy una movilización de cinco millones de personas”, aseguró que “todos deseamos que el 30 de abril se levante esta restricción” [4].
 El eje puesto en la “movilización” de personas coloca el riesgo en el transporte público para seguir sosteniendo que las escuelas son seguras. Pero las aulas son un factor de riesgo por la misma razón que lo es el transporte público: el contagio aerosol, es decir, el que se produce por el sólo hecho de estar respirando en un mismo lugar que una persona enferma, con o sin síntomas. El Protocolo de “retorno seguro” a las aulas de la provincia de Buenos Aires no reconoce el contagio aerosol, sin embargo, recomienda la ventilación cruzada manteniendo puertas y ventanas abiertas. Esta recomendación, lejos de mitigar el riesgo, agrega un factor más de contagio: la exposición al frío con la llegada del invierno. Por si esto fuera poco, expertos afirman que la cepa brasilera, la variante P1 más contagiosa y letal, será la “variante prevalente en Argentina, la que más va a circular, la primera semana de Mayo” [5]. 
 Con las terapias intensivas saturadas, la quintuplicación de contagios en niños y la muertes diarias de docentes, es claro que cuando Gollan dice que “todos deseamos” que se levanten las restricciones, no está haciendo referencia a los trabajadores de la salud o de la educación, sino a las patronales que reclaman las escuelas guardería. Es a ellos a quien se dirige cuando destaca que la suspensión de clases es una medida provisoria y limitada: “recorrimos para tomar esta decisión la experiencia en otros países. Israel cerró y abrió varias veces las escuelas, en la provincia de Buenos Aires hay 39 municipios que siguen con la presencialidad” [6]. 
 Habría que avisarle a Gollán que la política de Israel de aperturas y cierres fracasó como medida para reducir los contagios. De hecho, según informa un periodista residente allí, se verificó que “cada vez que en este país se abrieron las escuelas, aumentó el contagio en forma radical” razón por la cual “la tercera vez decidieron completamente no permitir el colegio (...) Lo último en abrirse después de los negocios, después de los centros comerciales, lo último en abrirse fueron las escuelas” [7]. Esto es lo opuesto a lo que plantean Trotta, Larreta y todo el arco político patronal que participa del Consejo Federal de Educación que defienden que las escuelas deberán ser lo último en cerrarse y que las medidas restrictivas “primero deberán aplicarse en otro ámbito” [8]. 
 Pero hay un dato más que Gollán omite en su comparación con Israel: las condiciones para la reapertura de las escuelas. En Argentina, Alberto Fernández dejó en claro que el objetivo era descomprimir la ocupación de camas de terapia intensiva, reabrir las escuelas cuando esto ocurra y pagar el costo de vidas humanas entre saturación y saturación. Israel por el contrario estableció el cierre de escuelas hasta tanto los niños no estén vacunados, sin perjuicio de mantener el bloqueo de recursos sanitarios y vacunas para el pueblo palestino. Todas las vacunas que se encuentran aprobadas están diseñadas para mayores de 18 años (la de Pfizer, mayores de 16). Sin embargo, en el mundo el coronavirus se está propagando con especial rapidez entre niños y adolescentes debido a las nuevas variantes como la británica. Los laboratorios Moderna y AstraZeneca comenzaron a realizar ensayos clínicos con niños entre seis meses y 16 años de edad y se espera poder contar con una vacuna para el 2022. Para los expertos erradicar el virus implica inmunizar a la mayoría de la población, incluidos los niños [9].
 En Argentina no se ha terminado de vacunar al personal de salud y, contra toda la propaganda oficial, la mayoría de los docentes no han sido vacunados. La escasez de vacunas, el crecimiento exponencial del contagio en niños y el alto porcentaje de pobreza infantil y malnutrición (morbilidad asociada a cuadros graves y muerte por covid en niños) son razones suficientes para suspender las clases en todo el país hasta tanto no esté inmunizada toda la población. 
 Es claro que los defensores de la presencialidad no priorizan ni la vida ni la salud. Las preocupaciones por la “educación” también han quedado desmentidas por la realidad: forzados a suspender las clases, no han garantizado el acceso gratuito a la conectividad. A la presencialidad criminal le oponemos la organización de todos los trabajadores de la educación: reforcemos los comités contra la presencialidad en pandemia por la huelga general educativa en defensa de la vida, la educación y la niñez. 

Analía Pascual
 28/04/2021 

1 https://www.telam.com.ar/notas/202104/551875-hubo-un-fuerte-aumento-de-contagios-en-ninos-desde-el-inicio-de-las-clases-segun-un-informe.html
 2 https://tn.com.ar/salud/noticias/2021/04/19/por-que-estan-muriendo-tantos-ninos-de-coronavirus-en-brasil/
 3 https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2021/04/17/que-plantea-el-estudio-cientifico-que-advierte-sobre-las-secuelas-neurologicas-en-ninos-que-tuvieron-covid-19/ 
4 https://www.telam.com.ar/notas/202104/551769-gollan-hay-pequenos-indicios-de-que-se-esta-desacelerando-la-curva-de-contagios.html 
5 https://www.youtube.com/watch?v=Adbu06q1qxI&t=289s
 6 Op. Cit. 
7 https://youtu.be/GXlYdYegqEM
 8 https://www.lanacion.com.ar/sociedad/nicolas-trotta-se-acordo-el-maximo-compromiso-para-sostener-la-presencialidad-nid30032021/ 
9 https://www.bbc.com/mundo/noticias-56444815

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