Para entender un poco de qué se trata el asentamiento hay que regresar a 31 años atrás donde varios habitantes sin hogar decidieron ocupar un viejo edificio que sobrevivió la Segunda Guerra Mundial en la parte oriental de Berlín, más precisamente, Köpenick. En su momento, la policía no hizo ningún intento para evitar la ocupación porque la locación se encontraba en un claro mal estado, aunque a la vez, era foco de atracción para sus ocupantes por lo grande de sus habitaciones. Desde sus comienzos, el proyecto Köpi fue un espacio con presencia de organizaciones de izquierda, intervenciones artísticas y fue también refugio de gente sin hogar.
Hasta 1995, la propiedad era del gobierno, hasta que se la vendió a Volquard Petersen que tras varias deudas no pudo administrarla con éxito y fue subastada en 1999, cuando los vecinos intentaron sin suerte -debido al elevado precio- comprar la propiedad. Desde allí hasta acá, la propiedad fue y vino entre subastas sin éxito hasta 2007 donde fue comprada por una empresa albanesa vinculada a una empresa inmobiliaria de Berlín. Desde allí, las amenazas de desalojo estuvieron presente en cada momento, tanto para las 50 personas que viven dentro del edificio como para las 50 personas que viven en distintos vehículos y vagones abandonados en el patio del mismo.
En junio del presente año, el propietario finalmente consiguió que el tribunal de justicia de Berlín decrete el desalojo de la totalidad de los habitantes y en los últimos días el clima era más que espeso. Mientras tanto, los vecinos fueron creando barricadas y reforzando la fachada del terreno para evitar el quedarse sin hogar.
Finalmente, este viernes la policía con 200 efectivos reprimió las manifestaciones e ingresó con una topadora y dos camiones blindados al asentamiento más grande Berlín. La violencia fue tal que conforme pasaron las horas, los vecinos treparon los árboles que recubren Köpi, a la vez de que eran amenazados con motosierras. El último informe policial indica que hasta ahora se han desalojado 37 personas, pero que todavía no han podido ingresar a lo profundo del terreno.
El desalojo se produce a pocos días de un referéndum que logró la expropiación de 300.000 viviendas ociosas. El problema de la vivienda (especulación inmobiliaria, altos precios de los alquileres, falta de techo) se ha instalado en las grandes ciudades europeas. Rechazamos el desalojo de Köpi. ¡Abajo las topadoras, arriba los trabajadores!
José Derecho
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