Durante más de tres décadas se dedicó de forma simultánea a la dramaturgia y al periodismo, profesión que lo llevó a trabajar en diversos medios del país y en la Agencia Cubana de Noticias, ACN.
"Tito" nació el 30 de noviembre de 1934, en Buenos Aires, fecha en la que cada año se celebran, precisamente, el Día Nacional del Teatro y Día del Teatro Independiente y la curiosidad de la coincidencia no se detiene allí. Su hijo Mariano, músico, que también se dedica al teatro, nació un 27 de marzo, en el Día Internacional del Teatro. Un apellido marcado por el destino, parece.
En 1976 escribió una obra que se convirtió en un clásico del teatro argentino: "La Nona". Su éxito hizo que a partir de entonces pudiera dedicarse exclusivamente a la dramaturgia. Antes había escrito importantes piezas como “Nuestro fin de semana” (1964); “Los días de Julián Bisbal” (1966); “La ñata contra el libro” (1966); “La pata de la sota” (1967) y “Tute cabrero” (1968), que fue llevada al cine.
“Nuestro fin de semana” fue su primera obra y lo instaló como dramaturgo. Se estrenó el 27 de marzo de 1964, con puesta de Yirair Mossian e interpretada por el Teatro de Jóvenes, en el Teatro Riobamba. El elenco contó con figuras como Juan Carlos Gené y Federico Luppi. Aunque era una sala chica, fue un éxito de público.
“La Nona” (estrenada en el Teatro Lasalle en 1977) fue un personaje nacido por un pedido televisivo. A raíz de la propuesta por de un canal de televisión, para que el grupo que Cossa integraba escribiera ficción, “Tito” se animó a moldear ese personaje que pegó el salto a las tablas y se convirtió en un clásico del teatro argentino. Terminó haciendo un éxito en el peor momento de la dictadura. Para el autor, la Nona será siempre Ulises Dumont. En París la hizo un actor ternado al Moliere y según Cossa estaba muy bien, pero medía 1.80, no era la ´ratita chiquita´ que deambula por la casa. Fue llevada al cine por Héctor Olivera, con guión del propio Cossa y protagonizada por Pepe Soriano.
Tito era corajudo y coherente con sus ideas. Meses antes del golpe militar fue amenazado de muerte, junto a otros intelectuales como Osvaldo Dragún y artistas como Luis Brandoni, por la Triple A. Corría 1981 y en el contexto aplastante de la dictadura en algunas salas intentaba soplar un viento de cambio que no era frío, sino de resistencia. Eso se propuso el impulso de aquella movida artística llamada Teatro Abierto, con Roberto “Tito” Cossa como uno de los que ponía la pluma y el alma en cada escena.
En la madrugada del 6 de agosto, un atentado provocó un incendio que devoró la sala del teatro Picadero, donde Teatro Abierto desarrollaba su actividad. Rápidamente, pasó al Tabaris, que ya estaba en manos de Carlos Rottemberg. En aquel contexto, Roberto Cossa estrenó “Gris de ausencia”, que contaba con las actuaciones de Luis Brandoni, Osvaldo de Marco, Adela Gleijer, Pepe Soriano y Elvira Vicario; y la dirección de Carlos Gandolfo. En la obra, el tema es la inmigración, el desarraigo y la adaptación a un nuevo país. El eje es el de una familia de inmigrantes italianos que a su vez emigran de regreso a Roma.
Las temáticas de sus obras fueron variadas. La memoria, sus límites y la poderosa irrupción de la fantasía. Vivos y muertos en el repaso de un ayer. Un universo posible con los aromas barriales de Villa del Parque para transitar recuerdos y reconstrucciones; tal el marco de “Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin”, un material vigente y estrenado por el director Rubens Correa en el Teatro Planeta, en 1982, que fue repuesto recientemente. “La obra habla del fracaso de la utopía socialista”, afirmó Cossa. Es que “Tito” fue cercano al Partido Comunista durante mucho tiempo. Luego, pasó a ser un declarado simpatizante del kirchnerismo.
En una entrevista que le hicieron para La Nación en el 2013, al respecto de la falta de trabajo de los jóvenes, Cossa dijo que “es mucha y hay un 40 por ciento de trabajo en negro. Pero cuando llegaron (por los Kirchner) había un 20 por ciento de desocupación y ahora hay 7. De todos modos, mientras haya un solo chico con hambre en algún punto la democracia fracasa (…) Estoy en la vereda del Gobierno con una mirada crítica. Apoyo fervientemente la política de derechos humanos, pero pregunto cuándo llegará a los qom. Me enorgullezco con el matrimonio igualitario, pero quiero el aborto legal. Ése es mi pensamiento”.
Anoche, en el Teatro Nacional Cervantes, en donde se presentaron cinco textos suyos, se realizó el estreno de “Un guapo del 900”, obra escrita por Samuel Eichelbaum cuya versión le pertenece. El día en el que “Tito” partió de gira, una obra que lo tuvo como adaptador, salió a la vida del estreno. Y será por eso que en la última entrevista que le hicieron, dijo que “quizás, dentro de unos años, se sigan haciendo mis obras, ese sería mi mayor deseo”.
En memoria de “Tito” Cossa, otro gran dramaturgo, Mauricio Kartún, lo despidió en las redes sociales de este modo: "Se nos fue Tito Cossa. Nuestro Tito. Nuestro, porque cada autor de por acá lleva en sus textos algo suyo. Fue autor faro. Ese de las obras que te marcan la costa. Ese del rumbo cuando estás perdido. Un ser cooperativo. Pensaba en común. Todo lo hizo en grupo. Dimos clases a dúo en Teatro Abierto, escribimos juntos una obra, trabajamos en SOMI, compartimos viajes. Tito siempre tractor. Todos los que compartimos con él lo sabíamos. Te metía en los terrenos más aventurados. Más insólitos. Pero con Tito ibas confiado: estaba Tito. Tractor de estéticas, Tractor de proyectos. Tractor de ideas. Talentoso, generoso y ético. Modelo en ese rol que toda comunidad precisa. Chau Tito y gracias".
Sergio Escalas
07/06/2024
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