domingo, marzo 02, 2025

El acuerdo sobre minerales críticos entre Kiev y Washington


Ucrania y Estados Unidos han llegado a un acuerdo sobre recursos minerales. Si bien los detalles aún están surgiendo, el eje consiste en el desarrollo de un “fondo de inversión conjunto”. 
 Ucrania cuenta con yacimientos de grafito utilizado para las baterías de automóviles, de litio necesario para las baterías de los teléfonos, de uranio utilizado para la energía nuclear y de titanio valorado por la industria aeroespacial. Según la información los términos son mucho menos onerosos que la propuesta inicial de Washington. Atrás quedaron las referencias a los 500 mil millones de dólares reclamados por Trump en Tierras raras y “tampoco hay ninguna garantía explícita de Estados Unidos en cuanto a la seguridad de Ucrania que Kiev quería a cambio de compartir los beneficios de sus valiosos recursos naturales” (Financial Times, 26/2). Se trata de un pacto impreciso sujeto a un acuerdo posterior. A los grandes yacimientos de minerales y tierras raras, se agregan las reservas de petróleo, gas y carbón. “Todas ellas están cubiertas por el acuerdo, siempre que sean propiedad “directa o indirecta” del gobierno ucraniano, así como la logística asociada” (ídem). Más directo, The Wall Street Jorurnal resume: “Los beneficios financieros del acuerdo siguen siendo un misterio.”
 Las tierras raras sustentan desde sistemas de armas avanzados, hasta energía limpia. China controla estos elementos y su cadena de suministros abrumadoramente, una vulnerabilidad estratégica que Washington lleva años desesperado por tapar. Bajo la administración de Biden, Estados Unidos y la Unión Europea impusieron controles y restricciones a las exportaciones de minerales estratégicos y críticos para frenar el dominio de China en inteligencia artificial y semiconductores. En represalia, China impuso sus propias limitaciones al galio, el germanio y el grafito a lo largo de 2023. 
Según el propio Zelensky 50% de los yacimientos de Tierras Raras se encuentra en la zona ocupada por Rusia. Pero “Muchos de los depósitos de titanio fueron localizados en el noroeste de Ucrania, lejos de los combates” (Reuters, 7/2). Las tierras raras son un grupo de 17 metales que, a pesar de su nombre, en realidad no son tan “raros”. Lo raro es encontrarlos en concentraciones comercialmente significativas. Una vez extraídos y procesados, tienen aplicaciones militares cruciales: los aviones de combate Lockheed Martin F-35, por ejemplo, están construidos cada uno con unos 400 kilos de tierras raras.
 Las existencias de estos metales en el subsuelo ucraniano han sido puestas en cuestión por numerosos expertos del sector, ya que Ucrania no tiene depósitos comerciales de tierras raras, no produce tierras raras en la actualidad y no las ha producido en las últimas décadas. Los mapas existentes fueron realizados hace 30 a 60 años por la Unión Soviética y se basan en métodos de exploración antiguos. Las consideraciones que afectan la viabilidad comercial de los depósitos mineros incluyen la profundidad, la calidad del mineral, los subproductos y la ubicación. 
 “No es la primera vez que Washington se equivoca en cuanto a geología en una zona de guerra. En 2010, Estados Unidos anunció que había descubierto un billón de dólares en depósitos minerales sin explotar en Afganistán. El Pentágono llegó a describirla como ´la Arabia Saudita del litio´. Pero fue, como muchos dijeron entonces y como todo el mundo sabe ahora, una completa fantasía. Lo mismo se aplica a las supuestas riquezas de Ucrania” (Bloomberg, 19/2). Ucrania tiene algunas minas comerciales de titanio y galio (minerales críticos) que son bastante valiosos y tienen cierta importancia estratégica, pero controlar cualquiera de ellos no alterará ninguna ecuación. Incluso con depósitos asegurados la minería es compleja y difícil, porque requiere todo un ecosistema de capacidades de refinación. Probablemente se necesitarían años de inmensas inversiones para lograr algún avance. No se trata solo de extraer minerales de la tierra, sino de procesarlos, llevarlos al mercado y convertirlos en parte de las cadenas de suministro. Es un desembolso a largo plazo y de gran intensidad de capital. Una mina nueva puede funcionar durante décadas, por lo que la estabilidad política resulta crucial, dado la magnitud y la longevidad de la inversión. El conflicto entre Rusia y la OTAN lleva 11 años, no solo los últimos tres de guerra. 
 “Supongamos que Ucrania fuera capaz, como por arte de magia, de producir el 20% de las tierras raras del mundo, lo que equivaldría a unos 3.000 millones de dólares anuales. Para alcanzar los 500.000 millones de dólares propuestos por Trump, Estados Unidos tendría que asegurarse más de 150 años de producción ucraniana. Puro disparate” (ídem anterior). 

 Camilo Márquez 
 27/02/2025

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