martes, noviembre 24, 2009

Más poderosa que el bloqueo: una economía estadounidense en dificultades


El bloqueo fue concebido como arma de última instancia para derrumbar la economía cubana. Si nada más funcionaba, el bloqueo funcionaría, o así se pensaba. Cuba atraviesa ahora una seria crisis de liquidez, y su economía, en contracción, no da para mantener los niveles anteriores de importaciones y subsidios sociales. Es una situación dolorosa para el pueblo cubano. Esa situación actual, sin embargo, no es producto principalmente del bloqueo.
Es cierto que el bloqueo por décadas ha tenido un impacto dramático y costoso en la economía de la isla, cuantificado por los cubanos en decenas de miles de millones de dólares. Es también cierto que el modelo económico cubano urge de reformas para poder aumentar la producción, la productividad, y, por ende, el ingreso personal y nacional. Pero la crisis financiera en Cuba tiene sus raíces en dos clases de eventos que nada tienen que ver con el bloqueo.
Primero está la devastación causada por los huracanes y las tormentas del año pasado, que costaron 20 por ciento del producto nacional bruto y dejó a la vivienda, en particular, necesitada de una reconstrucción a mayor escala. Ese clima terrible, destructivo, no fue generado por EEUU.
En segundo lugar, irónicamente, está la actual crisis económica en EEUU, que entraña una variedad de crisis subsidiarias. Estas incluyen el colapso de la industria de la vivienda, una crisis de liquidez que, se dijo, casi trae abajo el sistema bancario, niveles insostenibles de desempleo, baja confianza del consumidor, y una caída en la confianza en los titanes de las finanzas, que se siguen concediendo bonificaciones astronómicas mientras el sistema se tambalea al borde de una depresión histórica.
La crisis económica general está siendo administrada en EEUU mediante la impresión de cantidades récord de deuda, hazaña posibilitada sólo por la aceptación universal del dólar como moneda de último recurso. Pero el propio dólar va perdiendo valor, y otros países cada vez más buscan diversificar su comercio y reservas con otras monedas.
Inevitablemente, la crisis económica de aquí se extendió a otros países, incluyendo a Cuba. Una demanda y precios en caída por todo el mundo han significado una merma en los ingresos de importantes sectores de la economía cubana, especialmente el níquel y el turismo, que atrae más visitantes pero que gastan menos.
En breve, EEUU ha logrado una gran contracción de la economía cubana, pero sólo como resultado de su propios fracasos en la economía; para parafrasear lo que tanto se dice en EEUU del socialismo cubano, como resultado de la fallida gestión capitalista.
Cuba se encuentra en circunstancias graves, pero tiene expectativas razonables de recuperarse. Por ejemplo: aparte de lo que pueda resultar de las reformas internas que toman lugar, cuenta con una relación estratégica con China, que se ha convertido en principal motor para la recuperación de la economía mundial.
Tiene buenas y crecientes relaciones con Brasil, que ahora apunta a devenir la quinta potencia económica del mundo, que esquivó los peores aspectos de la crisis económica, y que mantendrá sus relaciones con Cuba aún si el gobierno deja de estar bajo el liderazgo del Partido de los Trabajadores de Lula.
Cualquier día, una de la varias compañías petroleras que exploran en y alrededor de Cuba –niguna de las cuales está basada en EEUU– descubrirá petróleo en cantidades mercadeables.
También EEUU tarde o temprano ajustará su economía, aún si con una posición internacional reducida. Seguirá estando a unas 90 millas de Cuba, que por su parte no habrá flotado a la deriva a una mayor distancia de EEUU. Las relaciones EEUU-Cuba seguirán siendo una obra en progreso.
Esperamos, sin embargo, que el bloqueo no dure tanto tiempo. Mejor sería que ambos países arreglen sus respectivas economías y lleven a cabo el comercio normal de naciones vecinas.

Luis Rumbaut

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