Yoani Sanchez, "El País" y toda la oposición cubana en el imperio están regocijándose por la filtración de un vídeo de unas jornadas realizadas en el pasado mes de junio, al parecer, en el Ministerio del Interior cubano. En el vídeo un especialista en redes sociales de Internet explica a cargos públicos cubanos el funcionamiento de las redes sociales y las nuevas tecnologías.
Lo que se anuncia en medios reaccionarios e imperialistas con titulares tales como “El castrismo teme a twitter” o “La ciber policia en Cuba” no es más que una muestra hasta que punto la llamada “dictadura cubana” es una sociedad mucho más abierta de lo que se cree en el resto del mundo. Es recomendable que ciudadanos españoles, franceses o americanos vean el vídeo y comparen lo que dicen las autoridades cubanas en una reunión privada con el discurso de sus gobernantes y empresarios en público. Así la entrada en el blog de Yoaní Sánchez sobre el vídeo está vacío de contenido, limitándose a vaguedades tales de que los términos “enemigo” u “malos” es del “pasado”. Por su parte el artículo de “El País” se agota en el titular sin que se explique a sus lectores que medidas ha tomado el gobierno revolucionario cubano para coartar los derechos de sus ciudadanos.
El ponente en el vídeo afirma que la tecnología no es una amenaza, es simplemente una herramienta. Que no es ilegal compartir en Cuba una red wifi, ni siquiera cuando se recibe directamente vía satélite y que los blogueros o twitteros no son enemigos de la Revolución cubana, sino simplemente usuarios de internet que quieren compartir sus conocimientos o relacionarse con otras personas. También es significativo que el ponente hable de la alta penetración de Internet en la sociedad cubana y de que ésta tiene unos hábitos de navegación similares a los del resto del planeta.
De este vídeo podemos sacar diferentes consecuencias. La primera y más evidente es que en Cuba hay libertad de navegar por internet. La segunda es que al gobierno cubano no le preocupa la libertad de expresión de los ciudadanos cubanos, sino temas como las suplantaciones en twitter, el posicionamiento en los buscadores, la captación ideológica mediante el poderío económico del imperio, la presión migratoria gracias a normas como la “Ley de Ajuste Cubano”, y sobre todo, que los servicios de Internet y las redes sociales escapan a su control, es verdad, pero porque están bajo el control del gobierno estadounidense y las multinacionales del sector.
No sabemos por qué esta preocupación es propia de una “dictadura”. El gobierno español si tuviera un atisbo de dignidad habría protestado por el cierre de la página rojadirecta.org ante el gobierno norteamericano que ha desobedecido las decisiones de los tribunales españoles.
Por eso es desconcertante es que la difusión de este vídeo se realice en foros que se defiende la libertad de Internet pero que han permanecido mudos ante el atropello a la libertad de Internet y a la soberanía del Reino de España que ha perpetrado el gobierno estadounidense al bloquear las dns de la página citada.
El momento de la filtración no ha sido casual, coincide con el intento de Washington y las derechas reaccionarias de Venezuela y Cuba para extender las revoluciones de Túnez y Egipto a Cuba y Venezuela aprovechando las mismos medios de difusión: las redes sociales. Los filtradores han querido causar ruido en las redes sociales pero confiando en que no se vea el vídeo. Sólo hay que comparar este vídeo con los que circulan de la represión en Egipto para darse cuenta de lo disparatado que resulta la comparación de las dictaduras norteafricanas con los gobiernos de Cuba y Venezuela.
Una revolución popular en Cuba y Venezuela no es posible, sería otra cosa: una intervención imperalista.
Carlos Martínez
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