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viernes, febrero 25, 2011
Levantamiento en Libia: ¡Tiemblen, tiranos!
El poder se está deslizamiento rápidamente de las manos de Muamar el Gadafi, según las protestas contra el gobierno continúan extendiéndose por toda la nación africana a pesar de la represión brutal y sangrienta. Con una ciudad tras otra cayendo bajo el control de las fuerzas anti-Gadafi, su única base ahora es Trípoli. El este del país está controlado por los insurgentes y la mayor parte del occidente ha caído en manos de los rebeldes, incluyendo ciudades cercanas a la capital.
Hace poco más de una semana la primera gente que se alzó en rebelión fue en Bengasi, la segunda ciudad más importante de Libia. Desde entonces la rebelión se ha extendido a otras ciudades con la velocidad del rayo a pesar de los intentos brutales de las fuerzas de seguridad para sofocar los disturbios.
El número de víctimas es desconocido, pero sin duda se cuentan por cientos. Franco Frattini, el ministro de Asuntos Exteriores italiano, dijo que eran "creíbles" los informes de que al menos 1.000 murieron en la represión. Un médico francés calculó que tan solo en Bengasi había 2.000 muertos. Pero ni las balas ni las bombas han parado el movimiento, que ahora está barriendo el país de este a oeste.
Gadafi se comprometió a aplastar el levantamiento, independientemente del costo en vidas humanas. El martes por la noche pronunció un discurso incoherente en la televisión, declarando que moriría como mártir en Libia, y amenazó con purgar a los opositores "casa por casa" y "centímetro a centímetro". Culpó de la insurrección en el país a los "islamistas", y advirtió que un "emirato islámico" ya ha sido creado en Al Bayda y Derna, donde amenazó con el uso de la fuerza extrema.
Después de haber perdido el control de Bengasi, Gadafi ordenó a tres buques de guerra que atacaran la ciudad. Los informes indican que la tripulación naval estaba dudando sobre qué hacer. Este comportamiento es una receta acabada para empujar a más y más secciones de los militares a abandonar al Líder y alinearse del lado del pueblo revolucionario. Esto ya está ocurriendo.
Mercenarios
En un desesperado intento de aplastar la rebelión y crear un régimen de terror, Gadafi ordenó a su fuerza aérea que atacara a la gente, y dio rienda suelta a un ejército de mercenarios extranjeros sobre la población. The Guardian informa de las palabras de un oficial disidente del ejército libio:
"Un oficial de la Fuerza Aérea, el comandante Rajib Faytouni, dijo que él personalmente fue testigo de la llegada de hasta 4.000 mercenarios en aviones de transporte de Libia durante un periodo de tres días a partir del 14 de febrero. Dijo: 'Es por eso que nos volvimos contra el gobierno. Eso y el hecho de que había una orden de usar aviones para atacar a la gente'".
"Numerosos testigos en Bengasi han dicho que mientras que la artillería se utilizó contra los ciudadanos, los aviones de la Fuerza Aérea no hicieron fuego contra ellos allí. Sin embargo, según Faytouni, sí arrojaron dos bombas dentro de la base militar de Rajma para impedir que las armas cayeran en manos de las fuerzas anti-gubernamentales".
"'Los dos coroneles que desertaron en aviones MIG se habían negado a seguir órdenes de bombardear al pueblo', dijo, refiriéndose a un par de oficiales de la Fuerza Aérea que huyeron a Malta en sus aviones el lunes. Y agregó: "Había también dos helicópteros que volaron a Túnez".
En un incidente separado, los pilotos de otro avión se lanzaron en paracaídas y dejaron que su avión se estrellara en lugar de abrir fuego contra civiles. El diario español El País afirma que 17 pilotos de la fuerza aérea fueron ejecutados hoy por negarse a disparar contra la población civil. Un buque de guerra que había sido enviado para bombardear Bengasi ha desertado a Malta.
El pueblo armado
El intento de ahogar en sangre la rebelión ha fracasado. Una corresponsal de Al Jazeera, informando desde la ciudad de Tobruk, a 140 kilómetros de la frontera con Egipto, dijo que no había presencia de las fuerzas de seguridad: "Por lo que he visto, yo diría que la gente del este de Libia tiene el control", dijo Hoda Abdel-Hamid.
Ella dijo que no había funcionarios controlando la frontera cuando el equipo de Al Jazeera entró en Libia:
"A lo largo de la frontera no vimos ningún policía, no vimos a ningún soldado y la gente aquí nos dijo que [las fuerzas de seguridad] han huido o están escondidas y que la gente ahora tiene el control, lo cual quiere decir control desde la frontera, Tobruk, y luego todo el camino hasta Bengasi".
Periodistas occidentales que han entrado ahora en Bengasi informan que el aparato del Estado ha desaparecido por completo. El The Guardian describe la escena así:
"En todo Bengasi había indicios de que Gadafi ha perdido el control de la ciudad. Los militares ya no tienen en funcionamiento los puestos de control, que ahora están siendo operados solamente por un puñado de policías de tráfico. Todo símbolo físico del dictador ha sido quitado. Aunque no ha habido violencia en los últimos dos días, algunos manifestantes enojados están conduciendo por la ciudad disparando al aire con fusiles Kalashnikov, exigiendo que Gadafi ceda el control y salga del país".
La antigua bandera libia, que data de la lucha por la independencia, está ondeando encima de los edificios del Gobierno, saqueados, en el paseo marítimo. Los edificios de las fuerzas de seguridad han sido quemados y las armerías ha sido saqueadas. La gente ahora está fuertemente armada con lo que han tomado de estos arsenales. El The Guardian informa:
"Siendo la primera organización de noticias extranjeras informando desde la llamada Bengasi Libre, The Guardian fue testigo de tropas desertoras entrando en el patio de una comisaría de policía saqueada, llevando toneladas de armamento y municiones tomadas de un arsenal militar para impedir que fueran incautadas por las fuerzas leales al dictador libio".
"Los soldados trajeron cohetes y armas pesadas que habían sido utilizados en un asalto a ciudadanos en el centro de Bengasi el sábado, cuando Gadafi trató de mantener el control de la ciudad. Médicos en Bengasi dijeron que al menos 230 personas murieron, y otras 30 heridos están en estado crítico".
"También hubo una clarísima confirmación de que el régimen de Gadafi utilizó mercenarios extranjeros para tratar de sofocar la rebelión. Junto a la comisaría de policía, una gran multitud se reunió en otro patio. Más arriba, el The Guardian vio una serie de mercenarios, supuestamente traídos la semana anterior, siendo interrogados por abogados y oficiales del ejército".
Gadafi tuvo que usar mercenarios extranjeros porque no pudo confiar en sus propios soldados para disparar contra el pueblo. Son culpables de terribles atrocidades contra el pueblo. Su suerte se desconoce. Pero al menos serán sometidos a juicio por sus crímenes. El pueblo al que dispararon a sangre fría en las calles de Bengasi no tuvo dercho a ningún juicio. Y algunas bandas de mercenarios siguen en libertad, cometiendo nuevos asesinatos, como Al Jazeera informa:
"La gente me dice que también hay bastante calma en Al Bayda y Bengasi. Sin embargo, sí dicen que 'las milicias' siguen errando por ahí, especialmente de noche. Los describen como hombres africanos, dicen que hablan francés, por lo que creen que son de Chad".
El general Suleiman Mahmud, comandante de las fuerzas armadas en Tobruk, le dijo a Al Jazeera que las tropas dirigidas por él habían cambiado su lealtad. "Estamos al lado del pueblo", dijo. "Yo estaba con él [Gadafi] en el pasado, pero la situación ha cambiado. Es un tirano".
Al igual que en Túnez y Egipto, el pueblo revolucionario está estableciendo comités para tomar el control del funcionamiento de la sociedad. Reuter publicó una cita de una mujer en Bengasi que resume completamente la situación: "Somayah, un ama de casa en Bengasi, dijo: 'La ciudad está bien ahora, después de que un grupo de abogados y médicos, así como jóvenes voluntarios, formaron comités públicos y están manteniendo las cosas en orden'".
Engels explicó que el Estado está formado por grupos de hombres armados. En Bengasi y otras ciudades controladas por los rebeldes, el viejo Estado ha dejado de existir. Ha sido sustituido por el pueblo armado, las milicias revolucionarias, de las que Lenin dijo que eran el embrión de un nuevo poder estatal. Según un informe, los puestos de control militares entre Bengasi y Egipto hacia el este ahora están siendo atendidos únicamente por las milicias armadas. Los jóvenes que llevan Kalashnikovs someten a un camionero a un control con cierto desgano. "¡Pero si ya no hay Gobierno!", protesta el conductor. El argumento les suena a los jóvenes como bastante concluyente, y lo dejan irse con una sonrisa.
La caída de Misurata
Gadafi probablemente pensó que podía aferrarse a Trípoli y a la parte occidental del país y utilizar esto para aplastar a los insurgentes en el este. Pero los acontecimientos han reducido sus cálculos a cenizas. La revolución ya se ha extendido al oeste. Para el miércoles, el Gobierno había perdido el control de Misurata, la tercera ciudad más grande de Libia. Oficiales del ejército en la ciudad se han comprometido a "apoyar totalmente a los manifestantes".
Misurata es la ciudad más grande en la mitad occidental del país, que ha caído en manos de los insurgentes. Los enfrentamientos estallaron en los últimos dos días en la ciudad de Sabratha, al oeste de la capital. Ahora, Tajura, una ciudad a menos de 15 kilómetros de Trípoli, ha caído y la bandera rebelde está flameando sobre ella. Se informó de que la ciudad de Zwara, también al oeste, estaba en calma después de que el pueblo se hizo con el control. La gente se ha unido para patrullar las calles. Aquí también, sectores del ejército se han unido a los manifestantes.
Las masas en Bengasi están en la calle manifestándose en solidaridad con el pueblo de Trípoli. Es sólo una cuestión de tiempo antes de que la decisiva batalla de Trípoli tenga lugar. El País informa que en Tobruk el pueblo ha creado comités populares y que "un ambiente de revolución lo impregna todo".
Gadafi y el imperialismo
Como en el caso de Túnez y Egipto, los americanos y los europeos sólo pueden mirar con impotencia, mientras que la situación se escapa de su control. Tenían la esperanza de haber llegado a un acuerdo con Gadafi, con la apertura de esta nación rica en petróleo para los inversores extranjeros.
Alguna gente en la izquierda afirma que Gadafi es un "socialista" o un "anti-imperialista" de algún tipo. Esto es falso. De hecho, Gadafi ha abandonado cualquier pretensión de lucha contra el imperialismo, ha tomado acuerdos con EE.UU., el Reino Unido y otras potencias imperialistas y ha abierto el país a las multinacionales del petróleo.
El acercamiento entre Libia y el imperialismo se intensificó en 2003-04, a partir del reconocimiento de su responsabilidad por el atentado de Lockerbie. Los británicos liberaron al hombre libio acusado del atentado, ante la indignación de los americanos, pero para los británicos se trataba de acuerdos lucrativos con Trípoli. Como los romanos solían decir, el dinero no huele.
Los políticos reaccionarios como Tony Blair y Berlusconi cortejaron a Gadafi. Por su parte, el "anti-imperialista" Gadafi llevó a cabo privatizaciones y alentó a las empresas extranjeras a abrir sucursales en Bengasi y Trípoli. Tan recientemente como el pasado mes de noviembre, la revista The Economist publicó un elogioso informe sobre Libia, a la que comparó con Dubai. Ahora todos estos sueños están en ruinas.
Fueron precisamente estas políticas las que destruyeron los elementos de un estado de bienestar que existían anteriormente, las que crearon un enorme abismo entre la riqueza obscena de la camarilla de Gadafi y la pobreza de las masas, y las que desarrollaron un desempleo masivo. Cualquier característica progresista que el régimen pudo haber tenido en el pasado fue eliminada. Esta es la causa principal del actual levantamiento.
Ahora hay informes de que Gadafi ha ordenado el bombardeo de terminales petroleras. Las grandes compañías petroleras extranjeras como BP y Repsol han tenido que suspender sus operaciones en Libia. La mitad de la producción de petróleo de Libia ha sido cerrada. Las consecuencias para la economía mundial pueden ser dramáticas. Los precios del petróleo ya están en alza. Los mercados de futuros de Benchmark Brent ya han alcanzado los 110 dólares por barril. Los disturbios en el mundo árabe todavía podrían ser la ruina de la débil recuperación económica, añadiendo un nuevo giro a la crisis global del capitalismo.
Desintegración del régimen
Gadafi ha tratado de movilizar a sus partidarios para que salgan a la calle y muestren apoyo a su líder. Varios cientos de partidarios leales del Gobierno atendieron su llamado, y organizaron un mitin a favor de Gadafi en la plaza Verde de la ciudad de Trípoli. Pero el discurso de Gadafi poco ha servido para detener el flujo constante de deserciones de su lado. El mismo día se recibieron informes de disparos en la capital.
Hay indicios de que el régimen está entrando en un proceso de desintegración. A última hora del martes por la noche, el general Abdul-Fatah Younis, ministro del Interior del país, se convirtió en el último oficial del Gobierno que renunció, diciendo que había dimitido para apoyar lo que él denominó como "la revolución del 17 de febrero". Instó al ejército libio a unirse al pueblo y a sus "legítimas reivindicaciones".
El miércoles, Youssef Sawani, un alto asesor de Saif al-Islam Gadafi, uno de los hijos de Muamar Gadafi, renunció a su cargo "para expresar su consternación frente a la violencia", informó Reuters.
Anteriormente, Mustapha Abdeljalil, ministro de Justicia del país, había renunciado en protesta por el "uso excesivo de violencia" contra los manifestantes, y diplomáticos de la misión de Libia ante las Naciones Unida hicieron un llamado al ejército libio para ayudar a eliminar "al tirano Muamar Gadafi". Diplomáticos libios por todo el mundo han dimitido en protesta por el uso de la violencia contra los ciudadanos, o han dejado de reconocer el liderazgo de Gadafi, diciendo que están con los manifestantes.
Lo más ominoso para Gadafi ha sido que un grupo de oficiales del ejército ha realizado una declaración instando a los soldados a "unirse al pueblo" y a echar a Gadafi del poder. A medida que la soga aprieta, hay indicios de que sectores del ejército en Libia se están preparando para actuar contra Gadafi en un intento de evitar que el país se siga deslizando hacia el caos. Se rumorea que el comandante de la región de Tobruk, en el este, ha hecho un llamamiento para un golpe de Estado contra Gadafi y establecer algún tipo de comité que lo sustituya a él y a la camarilla que le rodea.
Este es el escenario que los imperialistas querían evitar en Túnez y Egipto a través de la oportuna salida de los "hombres fuertes". Mubarak salió cuando la situación ya estaba fuera de control. Sin embargo, por aferrarse al poder a pesar del levantamiento de masas, Gadafi ha empujado la situación a un punto de ruptura.
Su comportamiento contradice todos los dictados de la conducta racional. Ha ordenado a los militares que disparen contra el pueblo insurgente. Ha utilizado mercenarios para que lleven a cabo la matanza en su nombre. Su intención era aterrorizar a las masas, pero ha fracasado en su objetivo. Por el contrario, ha enfurecido a la gente, y también ha alienado a importantes sectores del ejército y la policía, que se han vuelto contra el Jefe.
Por último, parece que un atisbo de realidad ha comenzado a penetrar en los oscuros recovecos del cerebro de Gaddafi. Parece ser que a un avión que transportaba a su hija se le impidió aterrizar en Malta y fue obligado a regresar a Libia. El Líder ha comenzado a entender que el fin está a la vista. Pero él no se irá como Ben Ali. Después de todo, ¿Adónde se iría? Tiene la intención de quedarse y luchar hasta el final, incluso si esto significa hundir a toda la nación con él.
La caída de Gadafi es ahora sólo una cuestión de tiempo. Por negarse a rendirse, provocará un final de carácter catastrófico. Esto generará más ondas expansivas en los Estados del norte de África y del Oriente Medio que ya están tambaleándose por las crisis anteriores de Túnez y Egipto.
Con la caída de cada régimen reaccionario, las bases de todos los regímenes existentes se debilitan. Las masas están observando cada nuevo desarrollo y sacando sus propias conclusiones. La caída de Gadafi les muestra un nuevo mensaje. Si el régimen libio, con su enorme aparato represivo y su ejército de mercenarios extranjeros, no pudo soportar un levantamiento masivo del pueblo, ¿Qué posibilidades tiene ningún otro Gobierno árabe impopular?
Los gobernantes de Arabia Saudita odiaban a Gadafi. Ahora están rezando por él para que tenga éxito. Sus oraciones no serán escuchadas. El mensaje de las calles de Bengasi y Misurata es rotundamente alto y claro: ¡Tiemblen, tiranos!
Alan Woods
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