martes, junio 11, 2013

Viglietti, cantor del alba



De oficio: cantautor, escribir letra y música, trovador... como quieran llamarlo, sabemos que Daniel Viglietti puede entrar en varias categorías debido a su vasto trabajo, que no sólo se remite a la música particularmente. Sobre todo, el tipo es un militante.

El sábado 18 de mayo estuvo cantando para doscientas personas, llegadas de 22 países de América, en una de las noches culturales de la I Asamblea Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA, realizada en Guararema, a unos 70 kilómetros de Sao Paulo. En ese contexto, Marcha pudo conversar algunas palabras, pero sobre todo convivir unos días junto a él y a su compañera.
A Daniel se lo puede considerar como un ejemplo de coherencia. Una muestra cabal de que los ideales se pueden mantener a lo largo de la vida, y no que sólo se es de izquierda cuando el reloj biológico apenas arranca. Con su boina y su guitarra a cuestas, con su compañera y su campera de cuero, llegó a la escuela Florestan Fernandes convencido que allí tenía que tocar. Porque en ese lugar se estaba forjando algo nuevo, algo distinto. Y la música no podía faltar.
“No puede haber cambio social, modificación económica, que no esté acompañado de la sensibilidad del arte, de la cultura, de toda la parte sentida. Eso que sintetizó tan bien alguien como Ernesto Che Guevara, que manejó las dos vertientes: la política y la humanística, que lo llevó a imaginar al Hombre Nuevo”, nos dice Daniel. Los grandes músicos que lo marcaron fueron Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Chico Buarque, entre otros. Cuando los canta, los siente suyos.

Sentir a Viglietti

El foco principal de su trabajo es la canción. De ella vive, con ella se expresa, con ella trasciende, con ella conoce las luchas del mundo, en ellas las refleja. Mucho hace la canción por Daniel, pero también mucho le dio Daniel a la canción. Pero en ella no se agota, por eso se reconoce como “bifocal”.
Este segundo foco es el de comunicador social. Su otra pasión, según él mismo nos cuenta. Este lado menos reconocido en Viglietti se expresa a través de su programa de radio semanal (“Tímpano”), que sale por Radio El espectador y es reproducido en varios países. También sostiene un programa de televisión llamado “Párpados”, que va por la señal uruguaya LR21 y en Argentina es repetido por el Canal Encuentro. Es que los sentidos están fuertemente marcados en el uruguayo: por tímpano se lo escucha, por párpado se lo ve, con su olfato logra encontrar la poesía en cada situación de lucha que merece ser cantada. Y para poder trasmitirla con sentimiento, recurre a su tacto característico. El gusto... el gusto es nuestro, cuando lo encontramos en una canción, o acompañando cualquier causa justa.
La canción, la radio, la televisión son iguales a un fusil, todos ellos son instrumentos que dependen del sentido que se le otorgue, de quién los usa y hacia dónde apuntan. “No es lo mismo que sean usados por Pinochet o por el Che”, nos ejemplifica Viglietti. Y ya metido en su rol de comunicador social, continúa afirmando que los medios de comunicación manejados con ciertos criterios de exigencia, creativos, pueden ser una herramienta formidable. Viglietti no comprende cómo Telesur, tan necesario para la región, no tiene difusión en toda América Latina; y lamenta que en su Uruguay no pueda ser visto por televisión abierta.

Canciones de humanidad

La conversación tiene lugar en la sala de prensa de la Asamblea de Movimientos Sociales hacia el ALBA, a las pocas horas de un recital donde ofreció un repertorio de sus canciones históricas, que recorrieron el continente de Sur a Norte. Por allí pasaron, entre otras, “A desalambrar”, “Duerme Negrito”, “Cruz de luz”, “Milonga cañera”, “Muerte de Soledad Barret”, “El diablo en el paraíso”, “Por todo Chile”, “Ana Clara”, “La llamarada”, "Bolivariana" y por lo tanto también el recuerdo de Camilo Torres, Tupac Amaru, Mario Benedetti, Violeta Parra, Alfredo Zitarrosa, Raúl Sendic, Salvador Allende, la revolución venezolana, en una lista incompleta de hombres, mujeres y procesos históricos que homenajea en su música y en sus palabras.
Entre esas poesías, destacó la historia de Elena Quinteros, maestra secuestrada dos veces por la dictadura uruguaya. La segunda y definitiva, sus captores violaron la inmunidad diplomática de la embajada de Venezuela en el país oriental, donde Elena se había refugiado tras escaparse gracias a un engaño. A ella y a su madre Tota, también maestra y quien no dejó de buscarla en los años siguientes hasta su muerte, Viglietti le dedicó una versión impecable de “Tiza y bastón”, cambiando su guitarra por un cuatro prestado por uno de los músicos del MST. Esta y otras historias fueron cantadas en español, pero también contadas o recitadas en portugués, integrando el idioma de los anfitriones: el Movimiento Sin Tierra (MST), el Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA), la Marcha Mundial de Mujeres (MMM), el Levante da Juventude y otras compañeras y compañeros brasileños.
Acaba de sacar su primer -y único- DVD, que se llama como él: “Viglietti”, grabado en el Teatro Solís de Uruguay. Pero no se detiene: está preparando un nuevo disco que será el que le siga a “Devenir” (2004) y “Trabajo de Hormiga” (2008). Comenta que aún no está definido el nombre, aunque es posible que sea “Canciones Humanas”, parafraseando el trabajo “increíble” del poeta peruano César Vallejo, “Poemas Humanos”. Daniel canta “contra todo lo que es inhumano, como el imperialismo, la represión, los poderes, la explotación, todos los factores negativos que enfrentamos. Los enfrentamos con herramientas humanas, con Canciones Humanas”, según nos explica en el balconcito de una de las casas de la Escuela Nacional Florestan Fernandes.

Hacia el alba caminando

Así pasó Viglietti por la I Asamblea Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA, con su humildad, con su guitarra. Con su militancia y toda su humanidad. Atento a lo que pasaba en el mundo, informándonos -antes que nadie- que habían detenido al asesino de Haroldo Conti, siguiendo en detalle la Marcha del Silencio en Uruguay, contestando correos electrónicos, sacándose fotos con quienes se emocionan cada vez que escuchan algunas de sus canciones, firmando autógrafos, escuchando las canciones de otros compañeros y compañeras que participaron en el encuentro. Pero también entrevistando a militantes sociales, conociendo sus luchas, sus historias, sus dolores y esperanzas. Es que el tipo es un comunicador social y sabe bien la importancia que tiene el relato en voz de los y las protagonistas: esas voces las difundirá por sus programas.
Pasando los 70, Viglietti no se cansa y sigue su recorrido junto a los pueblos de América, de los que se sabe parte. Al terminar la charla, y antes de dejarnos un saludo para el periódico Marcha, comenta que durante los próximos días estará en el Foro de Porto Alegre “Por la paz en Colombia”, donde también llevará sus letras, sus acordes y su juventud siempre presente.

Pantaleon Riquelme y Fernando Vicente Prieto, desde Sao Paulo.

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