La segunda vuelta no deparó ninguna sorpresa. Tabaré Vázquez ganó por una diferencia incluso mayor a la que obtuvo Mujica hace cinco años.
Previamente al balotaje, dirigentes del Partido Colorado e incluso del Nacional (al que pertenecía la fórmula presidencial opositora) anunciaron que votarían en blanco o incluso al candidato del Frente Amplio. La derecha no avanzó sino que tendió a disgregarse. Los colorados han ingresado en una crisis muy profunda.
Los votos en blanco y anulados también crecieron respecto a la elección de 2009: reflejan un incipiente proceso de ruptura por izquierda. Ya el resultado de la primera vuelta había revelado la existencia de más de 60.000 votos (2,5%) que mostraban una tendencia hacia la izquierda.
El semanario Búsqueda (de derecha) publicó hace un año una encuesta realizada entre empresarios y ejecutivos, en la cual la inmensa mayoría declaraba su preferencia por Danilo Astori como ministro de Economía. El primer anuncio que realizó Vázquez en junio, tras su triunfo en la "interna" del Frente Amplio, recogió ese mandato. La encuesta revelaba que la mayoría de los capitalistas prefieren un gobierno del Frente Amplio, porque aplica la política del FMI con el apoyo de la dirección de la central sindical. El gran capital exige un ajuste contra los trabajadores, pero el gobierno de frente popular, de colaboración de clases, llevarlo adelante.
Vázquez realizó anuncios muy impopulares durante su campaña, como el impulso al llamado voucher educativo (privatización a la chilena), el aumento de la edad de retiro para las jubilaciones o la rebaja del salario (ajustes de acuerdo a la 'productividad' de las empresas). Para llevar adelante este programa, Astori necesita la estrecha colaboración de Mujica -quien ocupará una banca en el Senado. Es que el astorismo sufrió un fuerte retroceso electoral, y la bancada del Frente Amplio estará en manos de un bloque conformado por el MPP (mujiquismo), el sector del vicepresidente Raúl Sendic (cercano al MPP) y el Partido Comunista, los cuales se colocan como 'críticos' del futuro ministro de Economía. Mujica jugará a fondo ese rol de disciplinamiento de su bancada. Recientemente, realizó declaraciones atacando a los funcionarios públicos y en particular a los sindicatos estatales, lo cual indica que la 'reforma estatal' privatizadora está entre sus principales objetivos.
Mientras tanto, se producen nuevas expresiones de crisis por izquierda. Algunas decenas de intelectuales, artistas, feministas y militantes independientes publicaron (una semana antes del balotaje) una declaración criticando el extremo sometimiento del Frente Amplio ante los "inversores" extranjeros y proponiendo un "nuevo rumbo". La carta busca abrir una deliberación para generar un reagrupamiento "anticapitalista" -la mayoría de sus firmantes ha roto ya con el FA-, aunque con un programa extremadamente limitado. No plantea una transformación social, sino apenas medidas de reprogramación económica (impuestos a las empresas, eliminación de zonas francas, derogación de la ley de bancarización). Un programa anticapitalista debe comenzar por el no pago de la deuda externa, la nacionalización de la banca, de la tierra y los recursos naturales, la abolición del secreto comercial y bancario, y el control obrero, todo lo cual exige levantar la perspectiva de un gobierno de trabajadores.
La Cofe (confederación de sindicatos estatales) emitió por unanimidad una declaración repudiando las declaraciones de Mujica contra los sindicatos. Cofe ataca políticamente al actual presidente, afirmando que su alta popularidad (nacional e internacional) es porque gobierna para la burguesía y por "ser un arrepentido de la guerrilla", "ser un arrepentido de la lucha anticapitalista", "un derrotado por la ideología capitalista", etc. La dureza del pronunciamiento sindical contra el actual presidente es una advertencia dirigida principalmente a Tabaré Vázquez. El presidente electo también recibió sendas advertencias de los sindicatos de maestros y de docentes secundarios, contra los anuncios privatizadores de la educación.
La mayoría de estos dirigentes sindicales se mantienen, sin embargo, dentro del Frente Amplio. Aunque en recientes elecciones sindicales en distintos gremios han sido derrotadas las listas oficialistas, no existe aún un proceso de reagrupamiento de carácter sindical y político -de independencia política frente al gobierno y el FA.
Los dirigentes del Frente Amplio son extremadamente conscientes que la política que impulsan los lleva a un choque con el movimiento obrero, pero son cada vez más dependientes del capital financiero. La caída de los precios de las materias primas, la perspectiva de un alza de las tasas de interés, el retroceso de la producción industrial, y la creciente crisis en Argentina y Brasil, marcan el inicio de una nueva etapa. Si en la última década el FA pudo otorgar o mantener algunas concesiones, el futuro gobierno necesita ir a un ataque a las conquistas obreras y populares.
En este cuadro, impulsamos la construcción de una alternativa obrera y socialista. Para avanzar en esa perspectiva se requiere abrir una deliberación y una acción común de la clase obrera y la izquierda anticapitalista, en primer lugar para dar una respuesta al ajustazo que impulsarán Tabaré Vázquez, Mujica y Astori.
Rafaeel Hernández
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