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miércoles, enero 21, 2015
La investigación por la muerte de Nisman: no aclaren que oscurece
Las primeras horas de la investigación dejan más dudas que certezas. Los pasos de la fiscal y la jueza de la causa. El giro político del gobierno y los agujeros negros de una “muerte dudosa”.
El segundo día posterior a la muerte del fiscal Alberto Nisman estuvo sobrecargado de información sobre los primeros pasos de la investigación que encabeza la fiscal a cargo, Viviana Fein, a la que se sumó activamente la jueza de la causa, Fabiana Palmaghini. Se multiplicaron las especulaciones e interpretaciones sobre las causas de la muerte del magistrado.
Durante la mañana se conocieron los resultados de las pericias a cargo de la Policía Bonaerense sobre la mano del cuerpo del fiscal para intentar determinar si existían restos químicos como producto del uso de un arma de fuego. El resultado fue negativo. Sin embargo, en la interpretación de la fiscal Fein “no fue un resultado inesperado”, ya que "el calibre pequeño del arma (22), no permite que el barrido electrónico dé un resultado positivo, es un tema técnico". Por esto, siempre según la lectura de la fiscal, estos resultados no descartan que el arma haya sido disparada por el propio Nisman. Se realizará un nuevo peritaje que tiene por objetivo confirmar si el arma fue disparada por él mismo.
Este dato colocó el primer manto de sospecha sobre los resultados iniciales de un hecho que está siendo observado por el país entero. Un presunto suicidio, donde no se encuentran rastros de pólvora en la mano de quien supuestamente se disparó un balazo en la cabeza. Técnicamente puede ser entendible, pero en el tremendo contexto de intrigas en el que se produjo el deceso de Nisman, el resultado se convirtió en centro de cuestionamientos y dudas. Y más aún cuando la fiscal, inclinada sensiblemente en las primeras horas de la investigación a sostener la hipótesis del suicidio, dijo que “lamentablemente” la pericia “dio negativo”. Las redes sociales se preguntaron insistentemente que era lo “lamentable” del resultado y cuál hubiera sido a aquel que se podría haber informado más “felizmente”.
Promediando el día se conocieron otros pasos de la investigación. Se realizaron nuevos allanamientos en el departamento de Puerto Madero y en la fiscalía donde se secuestraron elementos de prueba.
La jueza federal Sandra Arroyo Salgado, ex – esposa del fiscal, regresó al país desde España y se presentó ante la fiscalía para dar su testimonio. Solicitó representar en el expediente -como querellante- a las dos hijas que tuvo con Nisman, pedido que fue aceptado por la fiscalía. Arroyo Salgado prácticamente no hizo declaraciones a la prensa, solo afirmó: “no puedo hacer conjeturas”. Sin embargo, el diario Perfil publicó un artículo en el que asevera que antes de ingresar a la fiscalía, la jueza habría dicho: “no creo que se haya suicidado”.
Se conoció la identidad del hombre que le entregó el arma Bersa calibre 22 a Nisman, el día antes de su muerte. Su nombre es Diego Lagomarsino. Se había presentado el lunes a declarar espontáneamente en la fiscalía para aportar un testimonio que cambió las primeras versiones oficiales, que indicaban que la pistola pertenecía al funcionario del Ministerio Público Fiscal.
Los contratiempos y las “actuaciones” de Berni
También se comenzó a tomar declaraciones a los custodios que multiplicaron las controversias. Dos de ellos contaron en detalle el minuto a minuto del fin de semana trágico en Puerto Madero. Dijeron que llegaron al edificio a las 11.30hs. de la mañana del domingo, como les había solicitado Nisman. Intentaron comunicarse desde la cochera reservada para invitados llamándolo vía Nextel y no obtuvieron respuesta. Se quedaron esperando. A las 13.30hs. volvieron a intentar contactar sin éxito al magistrado.
Cerca de las 14hs. se comunican con la secretaria del fiscal, preocupados por la falta de respuestas. La secretaria intenta ubicar a Nisman y no logra hacerlo. Se comunica con la madre del fiscal y se dirige al edificio Le Parc, mientras les indica a los custodios que vayan a buscar a la madre al barrio porteño de Núñez.
El dato de la muerte es de las 15hs. de ese domingo. Los agentes regresaron a Puerto Madero con la madre de Nisman a las 17.30hs. y recién a eso de las 19hs. fueron hasta el departamento. Se encontraron con la puerta cerrada, los diarios del día en el piso y las llaves puestas del lado de adentro. Luego del trabajo de un cerrajero entraron y encuentran el cuerpo en el baño, el resto es historia más o menos conocida. Es allí donde se genera un interregno de cerca de cinco horas, hasta las 0.10hs. cuando le comunican a la fiscal el fallecimiento de Nisman. Qué sucedió en ese largo lapso de tiempo, es tema desconocido hasta ahora.
En este aspecto, el dato a destacar es la llegada del Secretario de Seguridad, Sergio Berni, minutos después de la medianoche, y antes que la fiscal Fein y el juez De Campos.
En la versión que Berni salió a dar en distintos medios en la tarde del martes afirmó que llegó “prácticamente junto con el juez”, poco después de la media noche y que él presupone que la madre entró al departamento “aparentemente” a las 22.30hs.
Pero además, el efusivo secretario de Seguridad introdujo un elemento nuevo. La agencia oficial Télam publicó un cable que dice que “Berni aseguró que un médico de una empresa de salud privada revisó el cuerpo de Nisman”. El médico pertenecería a la pre-paga Swiss Medical, y según Berni podría haber contaminado el cuerpo de Nisman, hecho que podría haber afectado el resultado de la pericia que rastreaba restos de pólvora.
Sus declaraciones incurrieron en no pocas contradicciones un tanto extravagantes. En una entrevista con el periodista Nelson Castro en el canal TN, afirmó contundentemente que no entró al baño ni dejó que ingresara nadie, y en otro tramo de la misma declaró: “no sabíamos si Nisman estaba con vida o no”. Curioso, Berni (que además es médico) no estaba seguro si Nisman estaba todavía con vida, sin embargo “no entró al baño ni dejó que entrara nadie”. Pese a esto, más adelante explicó que la madre de Nisman le había informado que antes había ingresado el médico de Swiss Medical. Un extraño profesional que –siempre, según las declaraciones de Berni-, parece que no supo constatar si Nisman “estaba con vida o no”. Si así fuera, el Ministerio de Salud debería revisar su título.
Este novelón de antología del secretario de Seguridad, un hombre acostumbrado a un peculiar “teatro del absurdo” (gendarme carancho!), podría ser calificado de cómico, si no estuviera montado sobre la tragedia de la muerte dudosa de un fiscal del Estado, involucrado en la investigación de un atentado que lleva más de 20 años de impunidad y que costó la vida de otras 85 personas.
Evidentemente, las intervenciones públicas de Berni tienen como objetivo cubrir su propia actuación en las primeras horas de la muerte de Nisman, cuando se hizo presente en el lugar, antes que el juez y la fiscal, para intentar imponer la certeza de que había sido un “suicidio” común y así cubrir las consecuencias políticas que podía tener sobre el gobierno.
Luego, adaptándose al giro del gobierno hacia la hipótesis conspirativa declaró que “hay que investigar si fue un suicidio o no y si fue inducido o no” (declaraciones radiales en el programa "Le Doy Mi Palabra" del periodista Alfredo Leuco).
Todo un montaje que se cae por su propio peso y que está lejos de la búsqueda de la verdad y la justicia.
El giro del gobierno hacia la hipótesis conspirativa
La oposición tradicional y mediática continua con un su “festival” de denuncias, donde no se desprecia nada y se ocupan horas en cosas tan importantes como un twit de Alex Freire.
El gobierno, por su parte, profundizó su giro desde una posición en la que había calificado a la muerte de Nisman como un simple suicidio hacia la hipótesis de una conspiración en su contra (“suicidio inducido”). Este cambio es evidente, desde las primeras declaraciones del Ministerio de Seguridad que conduce Berni en la mañana del lunes, repetidas por el Jefe de Gabinete; hasta la carta de la presidenta, previa conferencia de prensa de los diputados oficialistas, donde comenzaron a abonar la hipótesis conspirativa.
Cuando caía la tarde del martes, el Centro de Información Judicial, dependiente de la Corte Suprema de Justicia publicó en su sitio de internet la denuncia completa del fiscal Nisman. La misma fue reproducida en los medios (también puede encontrarse en “La Izquierda Diario”).
A lo largo de sus 290 páginas, el fiscal denuncia "la existencia de un plan delictivo destinado a dotar de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní acusados en dicha causa (que investiga el atentado a la mutual judía), para que eludan la investigación y se sustraigan de la acción de la Justicia argentina, con competencia en el caso". Para Nisman, "la decisión deliberada de encubrir a los imputados de origen iraní (...) fue tomada por la cabeza del Poder Ejecutivo Nacional, la Dra. Cristina Elisabeth Fernández de Kirchner e instrumentada principalmente por el ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación, Sr. Héctor Marcos Timerman”. Además otorga un importante rol en la decisión del Estado argentino a los dirigentes políticos Luis D Elía y Fernando Esteche, al dirigente islámico Jorge Alejandro "Yussuf" Khalil; y al diputado nacional y dirigente de La Cámpora, Andrés "cuervo" Larroque. También pide que se investigue el rol del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido.
La denuncia -destacada ampliamente por medios y referentes opositores y criticada por el oficialismo por el valor de las pruebas – está basada en artículos periodísticos, declaraciones públicas de funcionarios, y más de 5 mil horas de escuchas telefónicas.
En el extenso escrito son mencionados el ex juez Héctor Luis Yrimia y un espía de sobrenombre "Allan", quien, de acuerdo a la presentación, "ha desempeñado un rol por demás relevante en los hechos, responde a la Secretaría de Inteligencia y según lo sugieren los indicios obtenidos se trataría del señor Ramón Allan Héctor Bogado".
Casi inmediatamente, se da a conocer la respuesta que el Secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli, le dio al pedido de informe que le hizo el juez Ariel Lijo, sobre estos presuntos espías mencionados en la denuncia de Nisman.
En su respuesta, Parrilli afirma: "Al respecto, consultadas las áreas pertinentes del Organismo, se hace saber que los señores Ramón Allan Héctor BOGADO y Héctor YRIMIA (otro que aparece denunciado por Nisman NdR) no pertenecen ni han pertenecido como personal de la planta permanente, contratado, de gabinete ni personal transitorio".
Nada por aquí, nada por allá. Se da a conocer públicamente, para mostrar “transparencia”, la denuncia completa, cuando ya está preparada la respuesta, donde aparecen los espías que nunca fueron. La sospecha de que cayeron en desgracia o pertenecen a otra fracción de la “guerra de los espías”, se cae de madura.
Comisión Investigadora Independiente y disolución de los servicios
Alcanzó con un día de investigación posterior a la muerte de Nisman, para demostrar que la misma está cruzada por los intereses políticos de las distintas fracciones de la política burguesa, ligadas íntimamente a las diversas camarillas de los servicios de inteligencia. Se retacea la información, y se dan a conocer partes de la misma en los tiempos y las formas que convengan a sus intereses políticos. Fracasada la estrategia de imponer el “suicidio” a secas, se levanta la estrategia de “suicidio inducido”, y el gobierno pasa ser víctima de la conspiración que quienes hasta ayer nomás reportaban a su servicio.
Entre tantas versiones políticas que corren por estos agitados días argentinos, una de ellas afirmó que “los legisladores del FpV, en la charla previa antes a la conferencia de prensa, esbozaron la necesidad de pensar en una ley para democratizar los servicios de inteligencia, pero acordaron no anunciarlo todavía hasta que se esclarezca la muerte del fiscal Nisman y lo puedan hablar con la Presidenta” (Diario “Diagonales.com” de La Plata 20/01).
Intentar democratizar esa cueva de buchones descompuestos, sólo puede ser una propuesta imaginada en el sueño utópico de los kirchneristas. Es uno de los organismos que más continuidad tiene con la dictadura militar. El reclamo de que se abran los archivos de la SI (ex – SIDE) es una demanda democrática mínima. Pero si se diesen a conocer realmente al público los métodos de infiltración, espionaje y negociados de estos espías (de los cuales ahora se destapa sólo una pequeña parte), el reclamo de su desmantelamiento haría masivo inmediatamente.
La demanda de una comisión investigadora independiente para investigar el atentado a la AMIA y la muerte de Nisman, dos propuestas levantadas por el Frente de Izquierda, debe estar ligada a estos objetivos. Se necesita un movimiento amplio en las calles (como el movimiento que reclamó históricamente juicio y castigo a los genocidas), para terminar con esa cloaca que opera en las sombras de la democracia, sin límites y sin escrúpulos.
Fernando Rosso
@RossoFer
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