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viernes, enero 16, 2015
Un fuerte balón de oxígeno para Hollande
La acción presidencial frente a los atentados de Charlie Hebdo y la toma de rehenes en un supermercado judío, cuyo corolario fue la gran marcha republicana a la que asistieron todos los dirigentes europeos y otros dignatarios, ha dado un fuerte impulso a Hollande como jamás desde que asumió la presidencia francesa.
La acción prácticamente sin fallas de François Hollande, según la percepción de todos los analistas y la clase política, en la crisis más dramática que tuvo que afrontar desde el inicio de su quinquenato, refuerza la figura presidencial en el punto más débil de su manejo hasta esta crisis: su presidencialismo y autoridad.
A su vez, Hollande con la marcha de ayer está en tren de reconstruir los lazos con “el peuple de gauche” (“el pueblo de izquierda”), esencialmente sectores pequeñoburgueses y profesionales progres, trabajadores públicos y una parte de los asalariados, en especial docentes y trabajadores de servicios como los de la industria cultural, que comparten toda una serie de símbolos herederos de una mezcla de valores de la vieja izquierda reformista y del republicanismo francés, como la laicidad y la libertad de expresión.
Por último, la presencia de 40 jefes de Estado después de años donde las posiciones internacionales de la Francia declinan, hace que muchos sientan que Francia está de nuevo en el centro del mundo.
Todas estas cuestiones fueron bien explotadas por Hollande. Sobre el primer plano, su reactividad desde la primera hora del atentado desplazando a la redacción del semanario, su seguimiento cotidiano de la persecución a los terroristas y sus dos discursos presidenciales, seguidos por mas de 20 millones de franceses.
Todo esto sin la menor discordancia en el seno del gabinete que se disciplinó como un solo hombre detrás de su reencontrado Jefe. Frente a una gran crisis borró la imágenes de dudas en su accionar que lo caracterizaba y de innumerables discordancias en el seno del gobierno.
En el segundo plano, su consideración personal por todos los muertos expresadas en las condolencias mostradas en la marcha a los familiares de los muertos, y en especial el abrazo fuerte con uno de los sobrevivientes de la redacción de Charlie Hebdo, mostrado en directo y una y otra vez por todos los medios, cambió su imagen de frialdad que lo caracterizaba justo a entonces.
En especial, luego del daño mortal que había significado en este plano central de su química, las afirmaciones de su ex compañera y primera dama, Valerie Trierweiler y su versión del desprecio del presidente por los pobres; a quienes llamaba “los sin dientes” (por lo caro que es tener una buena higiene dental en Francia cuestión que una parte importante de la población no tienen acceso).
Y, tercero, la presencia decidida en pocas horas y días de todos los principales dirigentes europeos y otros dignatarios que viniendo a marchar junto a él y el pueblo francés. Además de la atención de todos los medios internacionales, cuestión que Hollande resaltó con su frase rápidamente hecha a conocer por todos los medios: “Hoy París es la capital del mundo”.
Este refortalecimiento de la figura presidencial cambia drásticamente el panorama político de Francia. Es que precisamente, junto a la crisis del bipartidismo francés - el partido socialista (PS) y la derecha conservadora (UMP) que se vienen alternado en décadas- que se expresó fuertemente en las últimas elecciones europeas con la transformación de la extrema derecha del Frente Nacional (FN) en el primer partido en votos; la extrema debilidad presidencial- expresada en nivel de popularidad inéditos por lo bajo para un presidente de la V República- era el eslabón más débil de la sustentabilidad no solo de su mandato, sino del régimen frente a una potencial crisis que pudiera ser aprovechada progresivamente por el movimiento de masas.
Frente a esta perspectiva peligrosa para la burguesía francesa, el resultado de la crisis actual no solo aleja esta variante, sino que le permite al presidente un impulso hacia adelante.
El carácter ampliamente reaccionario de los atentados, que ponían en cuestión la libertad de expresión uno y el antisemitismo el otro, más la buena gestión de la crisis e instrumentalización del temor y los distintos sentimientos que generaron, jugó ampliamente a su favor.
A nivel político, toda una serie de incógnitas se despejan y debilitan.
La posibilidad que se veía casi cierta de una primaria de la izquierda y de que Hollande no se presentara en 2017 a las próximas presidenciales como candidato del PS queda descartada.
La posibilidad de que su primer ministro, el ambicioso y ultra conservador Manuel Valls, se desmarque casi también en el próximo periodo. Más importante en lo inmediato, la oposición dentro de la mayoría gubernamental a sus planes proveniente del mismo PS (los llamados “frondeurs”) se debilita enormemente.
Esto deja el campo libre en lo inmediato a un avance bastante más fácil que el imaginado para el Plan Macron, nombre del ministro de Economía; un plan que busca liberalizar la economía y fundamentalmente liquidar una serie de derechos de la organizaciones sindicales, a la que facilita los procedimientos de despidos. El rol de comparsa de la unidad nacional reaccionaria de todas las organizaciones sindicales los deja mal parados para lograr incluso ciertas mejoras menores, que es lo máximo que esperaban estos traidores en alianza con los frondeurs del PS.
Un fortalecimiento del Régimen y del Estado
Pero el fortalecimiento de Hollande se extiende también al conjunto del régimen de la V República. Si hasta ahora el centro burgués del PS y la UMP se debilitaban en relación a la extrema derecha “republicanizada”, la marcha histórica de ayer fue un freno a su ascenso.
Aunque no podamos descartar que el FN pueda capitalizar a nivel electoral en las elecciones departamentales de marzo, el avance en respetabilidad como alternativa de gobierno que ese partido busca deliberadamente en los últimos años con su desdiabolización - y logrando en cierta medida con la entrada al parlamento, a la dirección de varias municipalidades y por primera vez al Senado-, se interrumpe ayer al no haber sido parte de la Gran marcha de Unidad nacional en la capital francesa.
Una muestra ya se ve en el mismo tratamiento mediático hasta ahora extremadamente favorable al FN: el lunes a la mañana en Europa 1, un conocido periodista le preguntó a la candidata a presidente de este partido: “Marine Le Pen, usted no tiene vergüenza”. Y sobre todo por el carácter mismo de la marcha que fortalece los valores republicanos burgueses, y no las tendencias a la fascisticazion.
Frente a una visión simplista de cierta extrema izquierda, hay que ver que aunque aumentaron las tendencias racistas e islamófobas después del atentado, con más de cincuenta actos hostiles a musulmanes —según denunció el Consejo Francés del culto musulmán—, lo central es el refortalecimiento del régimen republicano burgués.
Esto no significa una buena noticia para los trabajadores. En la historia de Francia las principales crisis y levantamientos de la lucha de clases desde la oleada de huelgas de 1936 hasta más recientemente la huelga más masiva de Occidente, el famoso Mayo del 68, fueron pacificados por mecanismos republicanos, en especial el llamado a las urnas. Sin lugar dudas, gracias a la colaboración de las organizaciones contrarrevolucionarias del movimiento obrero como el PCF francés en los dos casos.
Por otro lado, y junto a esto, de forma más estratégica, el otro gran fortalecido ayer: fueron los CRS y todos los cuerpos policiales y de gendarmería. Estos pilares centrales del Estado burgués fueron los héroes de los últimos días como lo habían sido los bomberos de New York frente al atentado a las Torres Gemelas. Como verán estamos hablando en un prestigio popular de un cuerpo de represión de la lucha de clases, no solo la lucha obrera o de la juventud, sino del control y hostigamiento de todos los inmigrantes, en especial los sans papiers.
Lo más novedoso, que el “peuple de gauche” que compartía de forma cada vez más simbólica los valores del ‘68 (como muestra la crisis del antirracismo frente al problema musulmán) aplaudían ayer en las calles a los CRS, los robocops represivos odiados en todas las marchas y que en el Mayo era considerados como nazis (CRS=SS fue uno de sus grandes slogans de este movimiento).
Por ende, estamos en presencia de un refortalecimiento de la V República pero como no podía ser de otra manera mucho más a la derecha, robándole gran parte del programa a la derecha y la extrema derecha al menos en terreno de la seguridad, aunque resistiendo por ahora a las medidas más extremas de esto.
Valls se opone a una patric Act como piden varios sectores de la UMP, o incluso la derecha rechaza la pena de muerte planteada por Le Pen. Expresión de esta bonapartización republicana son ya la multiplicación de la presencia no solo policial sino del Ejército en las calles: desde hoy un contingente del mismo tamaño de los que se envían a una invasión externa como en Mali custodia las calles de Francia! Además de toda la serie de derechos democráticos que están puestos en cuestión con la andanada de medidas liberticidas que se anuncia.
Un giro reaccionario importante pero aun no consolidado
No sabemos cuánto de este fortalecimiento se traducirá en avances cualitativos en la relación de fuerzas entre las clases y que ímpetu y durabilidad tendrá. Ya hemos visto como el neobonapartismo bushista se hundió en Irak a principios de 2004 por actuar más allá de sus fuerzas reales al querer recolonizar un país.
Francia, con infinitamente menos recursos que EEUU, a su vez está sobre-extendida en sus operaciones internacionales. E incluso, a diferencia de EEUU en el plano interno, tiene una riquísima tradición de luchas obreras, democráticas y contra todo tipo de opresión incluso en el pasado reciente que es difícil borrar de la escena en un solo movimiento. Este inmenso reservorio es el que hay que movilizar para impedir este giro reaccionario de la V República!!!
El mismo y las dificultades estructurales que tiene por delante van en contra de una consolidación duradera del republicanismo, es por eso que hemos caracterizado este movimiento como senil.
Los problemas estructurales de la crisis económica y el grueso problema de la inmigración, como expresión más general del carácter de la mundialización capitalista y la existencia de Estados nacionales, está generando enormes contracciones y problemas de cohesión social al interior de los Estados no solo en Francia sino en toda Europa.
También está generando, el azuzamiento de la tendencias nacionalistas o soberanistas entre los mismos. Tendencias a delegar menos cuestiones en Bruselas, a la vez que cerrar las conquistas más evidentes del proyecto europeísta como el Espacio Schengen, que permite la libro circulación de personas al interior del mismo.
Es por todo esto, que lo más probable que esta renovación restauradora del hollandismo y del régimen francés sea de menor aliento que el triunfo abrumador de Chirac luego del cataclismo del ascenso de Jean Marie Le Pen a la segunda vuelta en las presidenciales de 2002.
O, después del impasse del chiraquismo después del retroceso parcial de la gran lucha del CPE (un contrato de empleo basura que rebelo al movimiento estudiantil, seguido luego por grandes manifestaciones de masas del movimiento obrero) y su aprovechamiento para dar una salida bonapartista por Sarkozy, increíblemente ministro del interior y de economía de ese mismo gobierno.
Las tendencias de fondo son a la polarización, por más que también la Unión Europea y sus dirigentes se hayan dado un baño de masas en la calles de Paris y que un Hollande fortalecido junto a la canciller alemana Angela Merkel, intenten tal vez con ciertas medidas reflotar el europeísmo.
Sentimiento que nunca tuvo mucha raigambre popular en la mayoría de los países imperialistas por el carácter reaccionario y limitado del proyecto europeísta, implícito en su propio carácter al ser dirigido por la burguesía de los principales potencias imperialista de Europa. Y mucho más en periodos de crisis! Rápidamente los “nuevos aires” europeístas parisinos serán probados frente a las dificultades interminables de la crisis griega.
¡Luchar contra el giro reaccionario y liberticida!
Los trabajadores y los jóvenes sabemos que en lo inmediato nuestras luchas van a ser más duras frente a un Régimen y Estado fortalecidos, tras un clima de unidad nacional que se puede extender un cierto tiempo.
Impedir que este giro reaccionario del Régimen avance y se descompongan los lazos de solidaridad entre los trabajadores por el racismo de estado o por la extendida islamofobia o el antisemitismo de algunos imbéciles, es la tarea más inmediata para las organizaciones del movimiento obrero, en especial a la fuerzas de la extrema izquierda. Es esencial oponer a la unidad nacional la unidad de todos los trabajadores y explotados.
Esto pasa en primer lugar luchar contra todo tipo de racismo, la regularización de todos los sin papeles y la libertad de circulación en la UE, ligados a la lucha contra toda la ofensiva antiobrera y la política de austeridad, a la vez que al fin de todas las intervenciones imperialistas en el extranjero como la que se prepara contra Libia y el retiro de todas las tropas francesas en donde ya están.
Frente al aumento del racismo y el integrismo, sea católico como los dirigentes de la Manif pour Tous, islámico como los que hicieron los atentados y la toma de rehenes estos días o judío como las provocadoras fuerzas sionistas francesas, nuestro grito de guerra debe ser: ¡nativa o extranjera, atea o creyente: una sola clase obrera!
Juan Chingo
París | @JuanChingoFT
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