Los escándalos que están atravesando de elección en elección las democracias europeas en los últimos años de interminable crisis económica, están impulsando la emergencia de muchas dinámicas políticas-institucionales que permanecían subyacentes, como del galopante proceso de centralización de los poderes y las crecientes tendencias autoritarias de las instituciones.
Los que quieren señalar un ejemplo concreto de estas transformaciones solo se refieren al “caso griego” y a la manera en que las instituciones europeas, el BCE y la Comisión Europea en primer lugar, con la agresividad de sus dictados económicos y políticos han sometido al Gobierno y a las instituciones helenas, Sin embargo hace unos días ha aparecido otro ejemplo referido a otro país europeo, Portugal, que como Grecia ha sido sometido, durante cuatro largos años, a la “terapia” de austeridad de la Troika. Inversamente a lo sucedido en Grecia sin embargo, Portugal salió del programa de asistencia financiera en 2014 pagando su deuda a los bancos y a las instituciones de crédito. Los que han pagado, como siempre, masivamente han sido los trabajadores y los pensionados, que han sufrido drásticos recortes en su remuneraciones y en sus pensiones.
El Gobierno socialdemócrata de Pedro Passos Coelho impuso a fuerza de leyes medidas de austeridad extremas, más duras que las griegas. En las últimas elecciones parlamentarias de octubre ganó el Partido Social Demócrata, confirmado como el partido más importante del país pero sin mayoría parlamentaria. No fueron pcos los que pensaron que el Partido Socialista –que en los últimos años ha desempeñado un papel ambiguo (tronando de día contra las medidas de austeridad y votándolas de noche en el Parlamento)– habría ofrecido su apoyo a los socialdemócratas a cambio de algunas concesiones. En cambio, luego de prolongadas tratativas, declaró la semana pasada un pacto con el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista que juntos podrían convertirse en mayoría en el Parlamento. Para adherirse a dicho pacto los socialistas pidieron y obtuvieron la renuncia de las formaciones de izquierda a los requerimientos de salir del euro y de la OTAN.
Luego del anuncio del pacto entre los partidos de izquierda el presidente de la república portuguesa debió encargarles la formación del Gobierno, como lo prevé la constitución. Se ha producido por el contrario un golpe teatral: el presidente Aníbal Cavaco Silva se ha negado a encargar la formación del Gobierno a la coalición de izquierda. Este es el argumento expresado por el presidente: “Durante cuarenta años de democracia ningún Gobierno portugués ha dependido nunca del apoyo de fuerzas políticas antieuropeas (…) de fuerzas políticas que quieren revocar el Tratado de Lisboa, el pacto fiscal, el pacto de crecimiento y estabilidad, el desmantelamiento de la unión monetaria y que Portugal salga del euro, además de salir de la OTAN (….) luego de haber enfrentado con grandes sacrificios el programa de asistencia financiera es mi deber prevenir el envío de falsas señales a las instituciones financieras, a los inversores y a los mercados”.
Por tales motivos el presidente Cavaco Silva ha pedido en cambio al partido socialdemócrata que forme un Gobierno en minoría. Los partidos de izquierda juran por lo tanto que no votarán lealtad a un Gobierno de ese tipo. Si algo así tuviera que suceder, sería el presidente el que en teoría debería cerrar el Parlamento y llamar a elecciones en los primeros seis meses del año próximo. Pero cualquiera sabe qué que otros golpes teatrales podrian ocurrir en Portugal. Y por otra parte, ¿para qué volver a convocar a elecciones si se prohíbe oficialmente que los partidos de izquierda gobiernen el país?
Por otra parte no hay que molestar al mercado ni a los bancos. Hay que dejar que sigan trabajando.
Iside Gjergii
No hay comentarios.:
Publicar un comentario