domingo, mayo 07, 2017

"La culpa es de los desaparecidos"



Imposible no pensar en ella en estos días. El recuerdo de Adriana Calvo irrumpe en mi cabeza con frecuencia. Y entre todos esos recuerdos hay uno que se destaca por su actualidad.

Adriana, sobreviviente del Circuito Camps, fue la testigo número 1 del Juicio a las Juntas Militares, la primera que se sentó allí con los responsables del genocidio mirándola, amenazándola, clavándole sus miradas que muy poco tiempo atrás eran las de los dueños de su vida y la de Tere, su hijita nacida en cautiverio.
Adriana nos contaba que en los preparativos de aquel juicio, ella se entrevistó con alguno de los jueces. Estaba muy interesada en que se juzgue el caso de su amiga de cautiverio Patricia Huchansky. Pero el juez hizo un rápido cálculo y le dijo: “El caso de Patricia está prescripto”. Para Adriana fue como una cachetada. "Sí —prosiguió el juez—, porque la prescripción se cuenta desde la última vez que Patricia fue vista, y como vos la viste hace tantos años, ya prescribió".
La Justicia la ponía en un doloroso dilema: por no haberla visto nunca más, el caso de Patricia no podía ser juzgado. Por aquella época, a mediados de la década del 80, la desaparición de personas no era considerada en el país delito imprescriptible, y así los sobrevivientes se sentían con esa carga de tener que declarar una verdad que, según los jueces, terminaba dejando impune el caso de sus compañeros. Terrible, sí. Adriana lo contaba una y otra vez con el mismo dolor y bronca y la certeza de que ella no iba a soportar esa injusticia.
Así sentí el voto de los jueces que conformaron la mayoría de la Corte Suprema. Igual. Ellos juegan, se confunden, mezclan delito permanente, delito continuado… Poco importa lo técnico legal. Lo que buscan a través de esa permanencia del delito en el tiempo, del hecho brutal de la desaparición perpetua, es poder aplicarle una ley como la del "2 x 1", que tuvo una vigencia limitada entre los años 1994 y 2001.
Otra vez: por permanecer desaparecidos, parecería que son ellos los responsables de esta libertad a la que acceden ahora los genocidas.
Cuánta crueldad. Cuánta falta de respeto por parte de esta casta de privilegiados que cada mes se lleva cientos de miles de pesos para hacer esto, para sentenciar así.
Con la misma bronca que Adriana, con su ejemplo de lucha, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para tirar abajo ese perverso razonamiento que pretenden instaurar. Otra vez.
Porque la desaparición fue la forma que tuvieron los genocidas para garantizarse la impunidad, y estos jueces tienen la misma perversidad de aprovecharse de esa metodología para acortar sus penas.
Como plus, por si todo eso no les bastara, utilizan como una trampa mortal nuestro propio discurso contra la violencia institucional y sobre las garantías construidas para proteger individuos frente al Estado para favorecer a los que cometieron un genocidio desde ese mismo aparato de Estado, desde el cual planificaron no solo sus crímenes, sino también su posterior impunidad.
Porque es al revés, porque continúan desaparecidos, porque hay en curso otros juicios por otros desaparecidos: no pueden liberar a los genocidas.
Como Adriana en aquel Juicio a las Juntas, no lo vamos a aceptar.

Myriam Bregman
Diputada nacional FIT | CeProDH | @myriambregman

No hay comentarios.: