lunes, mayo 01, 2017

Macri-Trump: sobre armas y limones



Cuando se burló públicamente de su par argentino, anticipando que en la reunión “él me hablará de limones y yo de Corea del Norte”, Donald Trump superó la simple humorada para retratar una relación semicolonial entre ambos países.
A cambio del “serio” compromiso del gobierno norteamericano de levantar la restricción a las importaciones del cítrico (ni siquiera pudo desempantanar las restricciones al biodiesel y la carne), el gobierno de Macri expresó su disposición de avanzar en convenios de seguridad, compra de armamento y mayores concesiones para lograr la llegada de inversiones (¿habrá comprometido también progresos en la Trump Tower que el hijo del magnate quiere erigir en el centro porteño?).
En términos generales, el gobierno y los empresarios yanquis reconocieron el avance de Macri en materia de ajuste (algo que sólo fue posible por el apoyo de los gobernadores y todo el arco político, incluyendo a los K). Pero, por supuesto, exigen más.

Dame un limón

El punto más escondido pero tal vez más importante del encuentro bilateral estuvo referido al avance de la cooperación en materia de seguridad, lo que supone una mayor injerencia yanqui en el país -bajo el pretexto de la lucha antiterrorista. Macri confirmó que Patricia Bullrich y la AFI (ex Side) están trabajando “estrechamente” con sus pares norteamericanos. “Les hemos pedido ayuda, créditos, tecnología, capacitación para que nos apoyen en esos temas”, dijo un miembro de la comitiva presidencial (La Nación, 28/4).
La venta de armamento militar y policial habría sido el principal interés de los norteamericanos en la visita, según el editorialista del mismo diario, Carlos Pagni. Forma parte de una disputa por el mercado armamentístico. “Los Estados Unidos retrocedieron en este mercado regional. Uno de sus competidores es Rusia. Y, en el rubro de la defensa aérea, Brasil. En la última licitación de la Fuerza Aérea compitieron los Texan T-6 de la Hawker Beechcraft con los Super Tucanos de Embraer” (ídem, 27/4).
En Washington, Macri intentó retomar el plan que el ex embajador Martín Lousteau buscó abrochar con el gobierno demócrata, al elaborar un listado de armamento militar para el reequipamiento de las Fuerzas Armadas patrias que incluía aviones de caza, tanques de guerra, misiles de mediano y largo alcance. Tal vez la “tecnología antipiquetes” con la que sueña la ministra Bullrich se quiera gestionar aquí también.
La ecuación limones-armamento acentúa, obviamente, el déficit en la balanza comercial, pero este es un hecho anecdótico comparado con lo que está detrás: una cesión de soberanía (el cuestionado ministro de seguridad porteño, Martín Ocampo, acogió una convención del FBI en la ciudad en estos días) y una política de reforzamiento represivo y reintroducción de las Fuerzas Armadas en la vida política nacional, en un cuadro de severo ajuste contra las masas.

Petróleo

El otro punto de la agenda de Macri estuvo referido a un intento de hacer avanzar Vaca Muerta, el megaproyecto energético del sur que se encuentra empantanado. Si bien los empresarios saludaron la flexibilización del convenio petrolero, cuya adenda, firmada con la complicidad de la burocracia sindical, permitiría una fuerte rebaja en los costos laborales, el gobierno no ha logrado que estén en desarrollo sino dos proyectos.
Como tributo a los potenciales inversores, el gobierno “anunció la rebaja del arancel para importar equipos usados para la extracción de gas y petróleo. Fue un anuncio dirigido, casi podría decirse, al mundo petrolero del estado de Texas: allí están radicadas las empresas especializadas en gas y petróleo no convencional -el mismo que anida en las rocas de Vaca Muerta- y hoy ese sector tiene la mitad de su equipamiento ocioso. El arancel pasará de 35% a 7%” (Clarín, 28/4).
Pero Macri no se llevó, aquí tampoco, ningún avance tangible. Algunos le reprocharon, inclusive, que para desarrollar el yacimiento falta inversión en infraestructura -ferrocarriles, rutas, viviendas, hospitales- (La Nación, 27/4).

Postración

Después de apostar por Hillary en las elecciones presidenciales, Macri buscó con su vista reacomodarse ante los nuevos vientos que soplan en la administración norteamericana. Para ello apeló, inclusive, a la rememoración de los gestos más abyectos, como aquellos partidos de golf en que se dejaba ganar por el magnate, durante las épocas en que exploraban negocios inmobiliarios comunes.
Pero su mayor ofrenda al gran capital y el imperialismo consiste en la represión y el ajuste contra los trabajadores argentinos.

Gustavo Montenegro

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