La crisis de refugiados que emigran hacia Europa, buscando salvaguardar su vida de los incesantes bombardeos y de la escalada militar en Medio Oriente, continúa su curso: durante 2017 ya son más de cien mil personas las que cruzaron el Mediterráneo hacia las estaciones portuarias de los países europeos, según consignó la Organización Internacional para las Migraciones.
La Unión Europea ha colaborado activamente con este cuadro. En los últimos meses, el “blindaje” emprendido por los diferentes gobiernos de Europa contra los refugiados ha aumentado de forma considerable. Hace poco más de un mes, el gobierno austríaco anunció que no sólo no recibirá más refugiados, sino que para asegurarse de que estos no ingresen al país, reforzará con fuerzas militares las fronteras que limitan con Italia – país por el cual, al igual que Grecia, la mayoría de los barcos y botes de refugiados arriban por su límite con el mar Mediterráneo.
Asimismo, el gobierno italiano, junto con Francia y Alemania, formaron parte de la reunión, en la que se decidió enviar tropas a la frontera de Níger y Libia para frenar el arribo por vía terrestre. A su turno, a quienes alcanzan a los puertos europeos por mar se los mantiene varados en las fronteras. Este tipo de medidas tiene su antesala en el patrullaje de la Otan en el Mar Egeo, la clausura de la “ruta balcánica” por medio del levantamiento de muros y el despliegue militar por parte de los gobiernos de Hungría, Serbia, Croacia, Eslovenia y Macedonia.
La Unión Europea (UE) también ha avanzado en un pacto con Turquía, por el cual se le pagaría un canon y se rediscutiría su ingreso a la UE a cambio de que el gobierno turco reciba a los refugiados en su país –en el que son enviados a “campos de concentración”. Este acuerdo, sin embargo, está agarrado con alfileres, en primer lugar por la propia crisis del gobierno turco.
Este escenario es una muestra de las tendencias a la desintegración de la UE. La situación de los refugiados coloca al viejo continente y el Medio Oriente en un mismo radio geográfico de crisis. Y aparece como una consecuencia atroz de la guerra imperialista y de la crisis capitalista.
Fuera el imperialismo de Asia, Africa y de todas las naciones ocupadas. Asilo incondicional y sin cupo para todos los refugiados. Abajo las deportaciones y los "centros de traslado" y de todas las leyes antiinmigrantes. Por la construcción de redes de solidaridad por todo Europa con los refugiados para que se vinculen con las organizaciones populares y con los trabajadores de Europa. Abajo la guerra imperialista y los regímenes que la promueven. Por los Estados Unidos Socialista de Europa y Medio Oriente.
Camila - Prensa Obrera
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