domingo, octubre 03, 2021

Uruguay y el TLC con China a pedido de la oligarquía


El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou recibió carta de China y anunció con bombos y platillos, que está negociando un Tratado de Libre Comercio (TLC) con el gigante asiático. El Mercosur desplazado, tarde o temprano la (poca) industria nacional existente será absorbida por el país asiático. La relación es más que desequilibrada entre ambos países y Lacalle busca congraciarse con los suyos. 
 Es necesario precisar que todo este proceso llevará mucho tiempo. Incluso se prevé que no llegue a concretarse dicho TLC en la administración Lacalle, pero fue anunciado como si ya estuviera vigente el tratado. 
 China se ha convertido en el primer destino de las exportaciones uruguayas desde el año 2013.. En lo que va del año (enero-agosto) las exportaciones uruguayas al tigre de Asia, totalizaron 1.568 millones de dólares, un aumento del 63% frente al mismo período de 2020. 
 En los últimos años, los principales productos exportados por Uruguay a este destino son la carne bovina, soja y celulosa. Sin embargo, pese a la importancia de China como socio comercial, también significa el mercado al que se le paga más aranceles. Del total de las exportaciones a este destino, el 79% enfrenta restricciones arancelarias. Según datos oficiales, en 2019 las exportaciones a China pagaron 184 millones de dólares por aranceles, lo que significó el 55% del total por las ventas realizadas al exterior. 
 Previo a la conferencia, el mandatario se reunió en su despacho con los líderes de todos los partidos políticos con representación parlamentaria. En el encuentro asistieron: Pablo Iturralde (Partido Nacional), Julio María Sanguinetti (Partido Colorado), Pablo Mieres (Partido Independiente), Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto), María José Rodríguez (Frente Amplio), Daniel Peña (Partido de la Gente) y César Vega (Partido Ecologista Radical Intransigente). 
 Lacalle fue consultado en cuanto a si en el caso de alcanzar el TLC con China se necesitaría un aval de los parlamentos de Argentina, Brasil y Paraguay, a lo que respondió con un rotundo: “No”. “Uruguay tiene apuro, porque cada día que pasa es un día perdido”, dijo remarcando que todos los pasos se realizarán con especial cuidado y profesionalismo.
 La posición argentina se afirma en que todos los acuerdos comerciales deben ser suscriptos por los cuatro países socios plenos, amparándose en la cláusula 32 del estatuto del bloque. Uruguay pidió flexibilizar esa norma, pero Argentina se ha negado. 
 El exsubsecretario de Economía y Finanzas durante el último gobierno del Frente Amplio, Pablo Ferreri, destacó que si bien “por un lado se dejará de pagar aranceles para el ingreso a China, también se va a dejar de cobrarlos”, por lo que, opinó que “hay que estudiar a qué sectores afecta y cuánto los afecta, a cuáles beneficia y cuánto”, así como su impacto en las relaciones comerciales con el Mercosur. 
 “Para nosotros un tratado de libre comercio no es un sinónimo mecánico de trabajo, de calidad ni de desarrollo, porque cuando dos países tienen estructuras productivas tan disímiles, muchas veces los TLC lo que hacen es exacerbar esas diferencias”, dijo Ferreri. 
 Lo que puede ser muy bueno para los agronegocios o para la exportación de commodities y productos intensos en recursos naturales puede ser letal para sectores con más valor agregado, para la industria manufacturera o para campos de desarrollo que requieren otras políticas”, puntualizó al diario oficialista El País. 
 Así como lo hicieron los trabajadores, las empresas y los dirigentes políticos del oficialismo y la oposición, dirigentes del centroizquierdista Frente Amplio realizaron importantes advertencias. El expresidente José Mujica y los exvicepresidentes Danilo Astori y Rodolfo Nin Novoa recordaron que ya se había avanzado en el gobierno anterior y se había frustrado el acuerdo con China, algo que “podría” volver a pasar.
 Astori consideró que “hay que incluir al Mercosur” en las negociaciones y dijo “que China cuida más, sin duda, los mercados de Brasil y Argentina que el de Uruguay y recordó que en 2017 fue el presidente de China quien frenó las negociaciones para cuidar las relaciones con los otros países de la región, incluso a pesar de haber anunciado el acuerdo con Uruguay. 
 Mujica dijo que por ahora sólo hay “titulares y no mucho más. Hay que tener en cuenta que la experiencia internacional indica que eventualmente un tratado de esta naturaleza lleva cinco, seis o siete años como mínimo, (…) “Esa es la experiencia que tuvo Chile, al que le llevó seis años con 70 técnicos de un lado y del otro discutiendo rubro por rubro. No es coser y cantar, no está a la vuelta de la esquina”, recordó.
 En cuanto a los grupos que podrían ser beneficiados y los perjudicados por este acuerdo, Mujica advirtió que hay que tener en cuenta que las negociaciones no son impulsadas por “carmelitas descalzas” sino por “grupos de intereses”: “Seguramente hay sectores como ciertas agroindustrias que se pueden ver favorecidas en Uruguay, pero hay otros que se pueden sentir muy perjudicados”, detalló.
 En relación a las posibles consecuencias que el acuerdo pueda tener con los países del Mercosur, Mujica dijo que “está el conjunto de intereses que se mueven en la región, y esto es muy importante. Nosotros tenemos actividades como turismo que son muy dependientes de la buena o mala voluntad que puede tener la República Argentina, y tenemos experiencia en esto”, opinó.
 El propio Lacalle, cuando se encontraba en la oposición, y debatiendo sobre un posible TLC con China en 2017, había manifestado su preocupación por la pérdida de 35.000 puestos de trabajo y que se debía negociar con el aval del Mercosur o “atenerse a las consecuencias». 
 Cuestión en la que se encuentro del lado contrario en el presente, recordemos el episodio que generó crispación entre el primer mandatario uruguayo y su par de Argentina Alberto Fernandez; cuando calificó al Mercosur como “lastre”. 
 “Lo que el campo reclamaba: firmar un TLC con China”, tituló el diario El País en la sección “Rurales”. Es que este tratado beneficiará a los grandes exportadores, pero barrerá con la industria nacional. Existen casos de TLCs con diferencias abismales entre economías, como los casos del TLCAN, luego T-MEC, entre Estados Unidos, México y Canadá. 
 Gonzalo Valdés Requena, presidente de la Asociación Rural del Uruguay, comentó que desde el primer día apoyaron la búsqueda de la flexibilización del Mercosur, lo que no solo es interesante para la cadena cárnica, sino que para el sector agropecuario en su conjunto significa “un tratado muy interesante”. A modo de ejemplo, comentó que la carne está pagando 200 millones de dólares en aranceles por año, y más de la mitad se los lleva China (unos 110 millones).
 Desde el punto de vista de los empresarios agropecuarios es favorable. Pero sabemos que ni siquiera existe el famoso “derrame” que tanto se pregona. El salario real ha caído, los precios y servicios públicos aumentan semana a semana. Las jubilaciones han perdido contra la inflación. Eso sí, las exportaciones han arañado los mil millones de dólares y han aumentado un 40% en el interanual agosto 2020-2021, pero el desempleo aumenta. Y se han fugado más de 3.500 millones de dólares al exterior.
 No contentos con este panorama favorable, para ellos, las cámaras empresariales piden pagar el 70% del laudo salarial. Es decir, pagar por debajo de lo que la ley estipula. En su lenguaje de patrón, impulsan “modernización” laboral como “real incentivo” al empleo. En buen criollo es o trabajas por un sueldo miserable o no trabajas. 
 Las gremiales de Industria y de Comercio y Servicios entregaron una propuesta de proyecto de ley pidiendo reducciones impositivas y habilitar contratos de trabajo “de emergencia” con salarios por debajo de los mínimos actuales, a lo que el presidente Lacalle Pou se mostró “empático” con cámaras empresariales, señaló el semanario derechista Búsqueda. 

 Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

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