martes, septiembre 23, 2025

El salvavidas Bessent


Al final, sobre el filo del default, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, anunció un rescate financiero de Argentina por la red X, que tanto el Financial Times como el WSJ calificaron de “salvavidas”. Es también un operativo de urgencia, como se advierte en la ausencia completa de precisiones acerca del indefinido rescate. El gobierno de Trump usará para el caso el Fondo de Estabilización Cambiaria, que reúne en la actualidad activos por 211.000 millones de dólares, en distintos tipos de instrumentos, como los SDR que asigna el FMI a los Estados miembros en proporción a sus tenencias de capital. En dólares puros y seguros, el activo de este Fondo sólo alcanza los 22.000 millones. 

 Negociado para las cerealeras 

El anuncio de Bessent fue combinado con el que reduce a cero, hasta el 31 de octubre, las retenciones a la agroexportación. Los medios de información aseguran que la medida permitiría ingresar una suma improbable de 7.000 millones de dólares a las arcas del Banco Central. Como quiera que el organismo tiene el compromiso de absorber los 11 billones de pesos equivalentes a esa adquisición, el elevado porcentaje de las tasas de interés que deberá pagar atenuará muchísimo los beneficios esperados. Como la ventaja no distingue entre exportaciones ya previstas y las que aprovecharán la oportunidad del momento, el Tesoro argentino sufrirá una mengua de la recaudación fiscal. Esos 7.000 millones de dólares obligarían a emitir y a absorber 10 billones de pesos, que luego de una gira por el mercado volverán al mercado de cambios. Pero sacar de la manga exportaciones por esa suma, de un momento a otro, es algo que sólo podrían hacer las cerealeras que tienen stockeados los granos, o algunas grandes firmas del agro. La baja de las retenciones no es una operación de mercado, sino una operación concertada entre el cartel de exportadores y la camarilla de la Rosada. 

 Improbable salvavidas electoral 

Los “salvavidas” se encuentran disponibles para la emergencia de un naufragio, pero sólo se recurre a ellos cuando el naufragio es un hecho. Tal como venía la mano, el hundimiento del peso y la declaración de un default de la deuda en pesos y dólares amenazaba anticiparse a la jornada electoral del 26, y señalaría la defunción del Gobierno. El “salvavidas” es, en primer lugar, político: llegar a las elecciones. Para que el resultado de las elecciones, sin embargo, no se lleve puesto al Gobierno, sería necesario un rescate de dimensiones políticas y financieras mayores que los 3.000 a 5.000 millones que dejaron trascender. La función del salvavidas sería permitir que Caputo pueda despilfarrar los dólares ‘líquidos’ que le asignó el FMI hasta ahora (12.000 millones de dólares). El dinero que otorgaría el FEC o ESF, debería servir de “backstop” (se mira, pero no se toca) para avalar la venta de dólares del Central. Gerardo Werthein, el canciller de Milei, advirtió a Radio Mitre que “las negociaciones no han comenzado”, y que para ello “deben tomarse ciertos parámetros”. Si se toman en cuenta las ‘negociaciones’ que viene entablando Trump en su guerra económica con el resto del mundo, detrás de cualquier ‘acuerdo’ hay ventajas financieras e incluso territoriales para Estados Unidos. La euforia que ha desatado el tuit de Bessent es, por lo tanto, infundada y tampoco tan decisiva. El ‘riesgo-país’ había bajado, en el mediodía del lunes, a 1.350 puntos, y la cotización del dólar volvía al techo de la banda que ya había cruzado. 

 Tesoro EE. UU.: acreedor prioritario 

Bessent insinuó que el ESF podría comprar bonos soberanos de la deuda de Argentina, para que Milei pueda pagar el vencimiento de deuda de enero de 4.000 millones de dólares, el de 4,5 mil millones de junio y la deuda con importadores en el segundo semestre de 2026 (Bopreales). En ese caso, el ESF se convertiría en un acreedor “senior”, o sea, en el primero en la fila de cobro en caso de un default. Transformar al resto de la deuda en “subordinada’, incluso con rendimientos variados, fragmentaría el sistema internacional de la deuda pública financiera. También dejó trascender que podría comprar pesos, una posibilidad que enseguida suscitó rechazos en la prensa norteamericana. Otra variante es un contrato de canje de divisas, conocido como ‘swap’, que obliga a recomprar los pesos entregados a cambio de dólares, a su cotización original. Estos instrumentos son de baja calidad, podrían ser objetados por los auditores del Fondo de Estabilización Cambiaria. Al final del cuento, el Tesoro norteamericano acabaría imponiendo a Milei un plan devaluatorio que no consiguió el FMI, más otras concesiones, especialmente referidas a la propiedad intelectual de medicamentos y semillas, distanciamientos del Mercosur y bases militares. Esto para después de las elecciones. Porque los liberticidas no tienen un problema de falta de liquidez (efectivo en la caja chica), sino de solvencia. La devaluación descarga la crisis sobre el valor de la fuerza de trabajo y los activos internos. Es un medio de acrecentar la tasa de ganancia industrial con el pretexto de obtener equilibrios macroeconómicos (mayores exportaciones, menores importaciones). 

 Respiro electoral (dudoso), ahogo poselectoral 

Pero las elecciones propinarán reveses políticos a los liberticidas que pondrán en jaque al Ejecutivo, que no está dispuesto a gobernar en coalición, y que ya ha quemado los papeles para esa posibilidad. Bessent y Trump se asegurarán en las ‘negociaciones’ que varias tiendas ‘opositoras’ hagan de ‘backstop’ (respaldo potencial) de los acuerdos. Todo este recorrido de maniobras, gestiones y contubernios, nacionales e internacionales, marcan la trayectoria de una crisis política de fondo.
 Argentina -y no sólo Argentina- no puede resolver sus problemas económicos bajo la tutela de una deuda pública que no es solamente impagable, un concepto que ya se ha convertido en una falacia. La deuda pública debe ser sustentada en su valor, en todo tiempo y lugar, por medidas que aseguren su reproducción. Es la reproducción de la esclavitud financiera lo que está en juego. La solvencia de esta reproducción exige una dominación política. No puede ser abordada separadamente de la transformación revolucionaria de la sociedad a nivel nacional e internacional. 
 El “plan Bessent’ es el último recurso político y económico para alargar la continuidad del gobierno de Milei, pero no para dar una salida a la crisis política de conjunto.

 Jorge Altamira 
 22/09/2025

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